Los
tres errores emocionales que limitan tu felicidad.
El bienestar, así como el equilibrio interior, no es algo
que varié por sí mismo al igual, por ejemplo, que lo hace el tiempo. Las
emociones condicionan nuestra calidad de vida, siendo ellas también las que
median en la calidad de las propias decisiones y elecciones. Así, y teniendo
esto en cuenta, es importante conocer esa serie de errores emocionales que limitan nuestra felicidad y que debemos
empezar a trabajar desde hoy mismo.
Ya lo dijo el propio Daniel Goleman en su libro Cómo ser
un líder: Al menos un 80% del éxito que
alcancemos en nuestra vida depende de nuestra habilidad para gestionar las
emociones. Ahora bien, con éxito no se refería en exclusiva a alcanzar un
puesto de relevancia en nuestras esferas laborales. No se trata tampoco de la
habilidad para convertirnos en personas de referencia o en ser unos gurús
indiscutibles en determinadas competencias.
Hablamos, en esencia, de algo más simple: de ser felices. Porque la felicidad,
y esto lo acabamos descubriendo tarde o temprano, no se encuentra ni aparece un
día a la puerta de casa en compañía del correo. La felicidad es un estado
interior que debe trabajarse a diario como un delicado jardín. Hay que eliminar
las malas hierbas, hay que sembrar determinadas semillas, hay que podar con
acierto unas ramas y no otras, y hay que saber aportar a esa tierra adecuados
nutrientes.
Saberlo, ser competentes en materia de inteligencia
emocional nos puede allanar innumerables caminos. Ahora bien, en ocasiones,
lejos de actuar con esa templanza de quien ha adquirido buenas herramientas en
este saber, nos dejamos llevar. Nos limitamos a ir a tientas, actuando por
instinto y llevados casi siempre por una educación ineficiente en lo que a
emociones y sentimientos se refiere.
Tres
errores emocionales que limitan tu felicidad:
La
negación.
Veo que no lo has conseguido, ¿cómo te sientes, seguro que
estás bien? / ¿De verdad que no estás enfadado? / ¿Estás seguro de que no te
pasa nada? / ¿Me aseguras que lo que ha ocurrido no te importa? / ¿Te parece
bien entonces que dejemos pasar lo sucedido?
Estos son solo unos pocos ejemplos de toda esa amplia batería
de cuestiones a las que nos solemos enfrentar en el día a día y las que a
menudo, respondemos del mismo modo: no
me pasa nada, todo está bien. Ocultar
o negar nuestros sentimientos es una reacción casi normativa en muchos de
nosotros. Y este, es sin duda uno de los peores errores emocionales que limitan
nuestra capacidad para ser felices.
Queda claro, no obstante, que no siempre podemos ser
transparentes. Sin embargo, pocos principios de higiene personal son tan
relevantes como practicar la asertividad emocional. Porque suprimir o disimular
lo que duele no nos hará más fuertes ni más competentes. Al contrario, nos irá
rompiendo poco a poco. Recordemos que somos personas, no somos como el mar y
sus olas, que se rompen cada día sin quejarse, nosotros tenemos el derecho y el
deber de evidenciar lo que duele, de quejarnos, de sincerarnos.
Huir de los
sentimientos incómodos.
Hay emociones que no gustan. Sentimientos que incomodan,
que dejamos a un lado porque no los toleramos en nuestra vida. La rabia, la
frustración, la decepción, la angustia….Qué desagradables pueden llegar a ser
¿no es así? Desde luego, y por ello optamos por arrinconarlas, porque además de
no agradarnos, no sabemos qué hacer con ellas.
Se nos olvida algo que Antonio Damasio, el célebre
neurólogo, nos señala muy a menudo. Somos seres emocionales que un día
aprendimos a pensar. No somos maquinas que un día nos dimos cuenta de que podíamos
sentir. Por tanto, el acto de dar su espacio a las emociones, de dejar que
estas fluyan y hallen su lugar es un modo de aceptarnos a nosotros mismos. De
validarnos, de invertir en salud mental.
¡Tengo que ser
feliz!
El tercero de nuestros errores emocionales es esa
necesidad tan de moda a día de hoy: la
obsesión por ser felices. Perseguimos la felicidad como quien se embarca en
un viaje sin destino. Como quien va a la compra y no sabe qué comprar, como
quien siente un vacío inmenso y no sabe con qué llenarlo. Y esa angustia, la de
intuir que falta algo, nos aboca a menudo a nutrirnos de un sucedáneo de
felicidad que ni llena ni complace. Todo lo contrario, en ocasiones lo que nos
trae es más frustración y mayor infelicidad.
Detengámonos un instante. Solo un momento para tomar aire
y reflexionar. Porque lo que hacemos muy a menudo es contentarnos con simples
gratificaciones sin invertir en un proyecto sólido. Y ese proyecto no es otro
que nosotros mismos. Pocos errores emocionales son tan graves como buscar fuera
lo que debe estar en nuestro interior. Saberlo, entenderlo, nos evitará grandes
sufrimientos.
Trabajemos a diario en esa delicada orfebrería donde se
engarza la autoestima, el amor propio, un proyecto vital, la asertividad y la
pasión. Porque toda vida con significado nos acerca a la felicidad, porque
todos esos errores emocionales pueden ser enmendados y corregidos hoy mismo si
ponemos voluntad.
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