Todos los seres
humanos estamos de acuerdo en una cosa: Ninguno quiere sufrir, todos deseamos
evitar los sufrimientos y, recordemos; el dolor es inevitable, pero el
sufrimiento es opcional y en ninguno de los casos nos sirve de nada.
Decía Seneca: “SUFRIR ANTES DE TIEMPO, ES SUFRIR DOS
VECES” y es cierto, la mayoría de veces, como demuestran varios estudios
hechos al respecto, el ser humano sufre por cosas que no le van a suceder
nunca.
Nos aferramos a las
cosas, a las personas, a la casa, al coche, a aquella chaqueta que nos queda
tan bien hoy…. Y a tantas y tantas cosas.
Nos han enseñado a
retener, a mantener una estructura fija en la que existan los menos cambios
posibles. A conservar rutinas, a estar aburridos con lo que nos da seguridad,
pero seguro no hay nada solo es una ilusión. Todos sabemos que la vida nos
cambia en un segundo. Todos los seres humanos estamos cambiando desde que
nacemos. Todo se mueve siempre en un reajuste perpetuo en el cual pretender que
las cosas sigan igual no tiene sentido.
Tenemos la percepción
de que si las cosas cambian va a ser todo peor. Nos parece que estamos en un
punto que sin estar genial, no estamos mal. Y retenemos y sujetamos. Si
lográsemos distanciarnos de las situaciones podríamos observarlas, y
estableceríamos un espacio entre lo que observo y yo mismo. Una dimensión en la
que puedo abrirme y mirar de nuevo con otros ojos y a poder decidir. La mayoría
de las veces nos falta distancia y nos
falta fijar la atención en lo importante, en el fondo de las cosas no en la
forma.
Si nuestra atención
está todo el tiempo sobre algo concreto le damos vida, le colocamos en un lugar
preferente que nos ocupara por completo. Si desviamos nuestra atención hacia
otro lado, lo que nos preocupa, lo que nos inquieta o lo que nos entristece
dejará de estar en nuestro punto de mira y no lo estaremos retroalimentando
constantemente, nuestra energía se centrara en la solución del problema
resolviéndolo.
Debemos ejercitar el
arte de soltar, de pasar página, de cerrar etapas, si no lo hacemos así, nos
estaremos obligando a llevar una mochila demasiado pesada a nuestra espalda,
llena de cosas que ya no nos son de utilidad, y nos impiden avanzar y caminar
correctamente.
Posiblemente, una
clave sea, elegir bien dónde colocamos nuestra mente, nuestra atención. Nuestra
mente tiene que estar en lo movible, en lo que cambia, en la vida real que es
el presente, ya que el pasado es eso pasado y el futuro no es más que un
presente continuo.
Si algo te molesta,
te obsesiona o te preocupa….dale espacio, déjalo fuera de tu perspectiva,
coloca la atención en otro lado y observa los resultados.
Puede que otra de las
claves sea:
“NO DEJARNOS POSEER, POR LO QUE POSEEMOS”.
Y ENFRENTAR LOS PROBLEMAS CUANDO LLEGAN. NO ANTES DE QUE SUCEDAN.
Esteban Perez
No hay comentarios:
Publicar un comentario