El origen de todas las tensiones es el “llegar a ser”.
Siempre estas intentando ser alguien; no te sientes a gusto siendo como eres.
No aceptas tu ser, lo niegas y adoptas algo como ideal de perfección. De manera
que la tensión fundamental aparece, siempre entre lo que eres y aquello en que anhelas
convertirte. Entonces nace la tensión, entre estos dos parámetros.
Cuando hay una distancia entre lo que eres y lo que
quieres ser, se produce una tensión, ansiedad, estrés, que hace que no te
sientas bien, ni contigo ni con tu entorno porque vives más en el futuro que en
el presente. Esta separación puede ser de muchas clases; si es un anhelo físico
(ser más alto, más guapo, más elegante etc) la tensión se produce en el cuerpo
físico.
Si anhelas tener poderes psíquicos, entonces la tensión
empieza a nivel psíquico y desde allí se va extendiendo. Se difunde como cuando
tiras una piedra en un lago; cae en un lugar determinado, pero las vibraciones
que crea se extienden hasta el infinito.
Si tienes un
tipo particular de mente y quieres
cambiarla, transformarla, si quieres ser más inteligente, más listo etc.
Entonces generaras tensión. Esta surge siempre de las posibilidades
hipotéticas, de mirar hacia el futuro, olvidando el presente.
Puedes imaginarte a ti mismo diferente de lo que eres,
recrearte en el personaje que te gustaría ser, este potencial imaginado te
creara tensión, volviendo tu imaginación destructiva. Por el contrario si tu
capacidad de imaginación se enfoca en el presente se volverá creativa. Sera libre
para crear dentro del propio presente. Solo necesitas el enfoque correcto.
Esta expresión del presente a través de la imaginación, es
la experiencia del vivir; cómo vives el presente, cómo se expresa en ti. No es
una experiencia vivida; sino el proceso vivo de experimentar. No eres un
creador. Eres creatividad, energía viviente. No eres un poeta; eres poesía. La
experiencia ni es futura, ni es pasada, ni procede del futuro ni del pasado. El
presente mismo se ha convertido en eternidad y todo surge de él.
Tu cuerpo solo puede dejar de estar tenso cuando vives el
momento-a-momento. Si comes y el presente se ha convertido en eternidad,
entonces no hay pasado ni futuro. El proceso mismo de comer es todo lo que hay.
No estás haciendo nada; te has convertido en el “hacer”.
Si corres y el correr se convierte en la totalidad de tu
existencia; si eres las sensaciones que te están llegando y no algo aparte de
ellas; si en ese correr no hay ningún futuro ni meta; si el correr es la meta,
entonces descubrirás un bienestar positivo y tu cuerpo estará relajado, no
tenso. Y en ese instante te sentirás
pleno, en paz y feliz.
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