Halloween (contracción de All Hallows´ Eve,”víspera de
todos los Santos), también conocido como Noche de Brujas, es una fiesta moderna
resultado del sincretismo originado por la cristianización de las fiestas del
fin del verano de origen celta.
Según la teoría tradicional tiene su origen en una
festividad céltica conocida como Samhain, que deriva del irlandés antiguo y
significa fin del verano. En el Samhain se celebraba el fin de la temporada de
cosechas, y era considerada como el “Año Nuevo Celta”, que comenzaba con la
estación oscura.
Los antiguos celtas creían que la línea que une este mundo
con el “otro mundo” se estrechaba con la llegada del Samhain, permitiendo a los
espíritus (tanto benévolos como malévolos) pasar a través. Los ancestros
familiares eran invitados y homenajeados mientras que los espíritus dañinos
eran alejados. Se cree que el uso de los trajes y máscaras se debe a la
necesidad de ahuyentar a los espíritus malignos.
Institucionalización del Halloween por la iglesia católica.
En una época en la que predominaban las festividades “paganas”,
los papas Gregorio III (731-741) y Gregorio IV (827-844) intentaron suplantarla
por una festividad católica (Día de Todos los Santos) que fue trasladada del 13
de Mayo al 1 de noviembre.
Expansión a Norteamérica
En
el año 1840 esta festividad llega a Estados Unidos y Canadá donde queda
fuertemente arraigada. Los inmigrantes irlandeses transmitieron versiones de la
tradición durante la Gran hambruna irlandesa. Fueron ellos los que difundieron
la costumbre de tallar los Jack-o`-lantern (calabaza gigante hueca con una vela
dentro), inspirada en la leyenda de “Jack el Tacaño”.
Sin
embargo, la fiesta no comenzó a celebrarse masivamente hasta 1921. Este año se
celebró el primer desfile de Halloween en Minnesota y luego le siguieron otros
estados. La fiesta adquirió una progresiva popularidad en las siguientes
décadas. Algunos países latinoamericanos, conociendo esta festividad tienen sin
embargo sus propias tradiciones y celebraciones ese mismo día, aunque coinciden
en cuanto a su significado: la unión o extrema cercanía del mundo de los vivos
y el reino de los muertos.
Leyenda
de Jack-o’-Lantern.
Existe
una leyenda irlandesa que cuenta la historia de un pillo llamado Jack, el
Tacaño. Al diablo le llego el rumor de un alma tan negra y acudió a comprobar
si efectivamente era así. Disfrazado de un hombre normal acudió al pueblo de
éste y se puso a beber con él durante largas horas, revelando su identidad tras
ver que en efecto Jack era un auténtico malvado. Cuando Lucifer le dijo que venía a llevárselo
para hacerle pagar por sus pecados, Jack le pidió que bebieran juntos una ronda
más, como última voluntad. El diablo se lo concedió, pero al ir a pagar ninguno
de los dos tenía dinero, así que Jack retó a Lucifer a convertirse en una
moneda para demostrar sus poderes. Satanás lo hizo, pero en lugar de pagar con la
moneda, Jack la metió en su bolsillo, donde llevaba un crucifijo de plata.
Incapaz de salir de allí el diablo ordenó al granjero que le dejara libre, pero
Jack respondió que no lo haría a menos
que prometiera volver al infierno para no molestarle durante un año.
Transcurrido
ese tiempo, el diablo apareció de nuevo en casa de Jack para llevárselo al
inframundo, pero de nuevo Jack pidió un último deseo, en este caso, que el amo
de las tinieblas cogiera una manzana situada en lo alto de un árbol para así
tener una última comida antes de su tormento eterno. Lucifer accedió, pero
cuando se hallaba trepado en el árbol, Jack talló una cruz en el tronco para
que no pudiera escapar. En esta ocasión pidió no ser molestado en diez años,
además de otra condición: que nunca pudiera el diablo reclamar su alma para el
inframundo. Satanás accedió y Jack se vio libre de su amenaza.
Su
destino no fue mejor: tras morir (mucho antes de transcurridos esos diez años
pactados), Jack se aprestó a ir al cielo, pero fue detenido en las puertas de
San Pedro, impidiéndosele el paso pues no podían aceptarle por su mala vida
pasada, siendo enviado al infierno. Para su desgracia allí tampoco podían
aceptarlo debido al trato que había realizado con el diablo, quien de paso le expulsó
de su reino y, despechado, le arrojo a Jack una ascuas ardientes, las cuales el
granjero atrapó con un nabo hueco, mientras burlonamente agradecía la
improvisada linterna. Así quedo condenado a deambular por los caminos sin más luz
que dicha linterna en un eterno vagar
entre los reinos del bien y del mal.
Con
el paso del tiempo Jack el Tacaño fue conocido como Jack el de la Linterna o “Jack
of the Lantern”, nombre que se abrevió
al definitivo “Jack O’Lantern”. Esta es la razón de usar nabos (y más tarde
calabazas), al imitar con su color el resplandor de las ascuas infernales) para
alumbrar el camino a los difuntos en Halloween, y también el motivo de decorar
las casas con estas figuras horrendas para evitar que Jack llamara a la puerta
de las casas.
En
España, debido a su origen celta hay un número considerable de tradiciones
relacionadas con los espíritus, siendo probablemente las más famosas las meigas
y la Santa Compaña de Galicia. En Asturias, en el siglo XVIII, los niños
llevaban lámparas y pedían comida a las puertas de las casas durante esa noche.
Por ejemplo en la actual comunidad de Madrid, se tienen registros de numerosos
municipios en los que se decoraban las casas con calabazas, a las que les
hacían agujeros en su interior para simular una cara con ojos, nariz y boca y
se introducía una vela o lun dentro con el objetivo de invocar espíritus
protectores y asustar a la gente generando una atmosfera de terror.
También
era costumbre tocar una campanilla durante toda la noche hasta la madrugada y
en muchas ocasiones la gente vestía de negro. Se llevaban luces a los
cementerios para “guiar” a los muertos y se limpiaban las tumbas. En Soria, Castilla
y León, se celebra una procesión muy famosa llamada “Ritual de las Ánimas”, en
la que las personas cantan por la noche mientras llevan en las manos velas
protegidas por botes, calabazas o cacharros de barro agujereados para
finalmente hacer una gran hoguera. Esta tradición fue inmortalizada por Gustavo Adolfo Bécquer en su cuento de
terror “El monte de las ánimas”. (1862)
Muchas
de estas tradiciones paganas convivían con otras religiosas, principalmente
cristianas como el Día de Todos los Santos, sin embargo en épocas en las que
hubo gobiernos fuertemente religiosos, se buscó que la Iglesia tuviera el
monopolio de las celebraciones festivas.
Feliz
Halloween 2018
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