El centro de nuestro universo es un agujero negro súper masivo, y los agujeros negros son portales de salida hacía otras realidades.
Es difícil comprender lo que es un agujero negro, ya que primero tendríamos que entender lo que es la gravedad, sabemos que todas las masas emiten campos de fuerza gravitatoria que hacen que otras masas caigan hacía ellos y viceversa, pero detrás de este campo existe uno más fundamental, conocido como “potencial gravitacional”. Cada altura sobre la superficie de la tierra, tiene un diferente potencial gravitatorio, lo que causa la caída de objetos cuando los soltamos.
La teoría de Einstein de la relatividad nos habla de que el potencial gravitatorio también establece la tasa del tiempo y la escala del espacio. Un agujero negro es tan compacto y masivo, que su potencial gravitatorio ralentizaría el tiempo hasta detenerse, y encogería una dimensión del espacio a cero. Todo a su alcance aparecería a nuestros ojos como congelado en el tiempo, sin embargo el objeto que entrara en ese bucle estaría siendo impulsado instantáneamente hacía la eternidad, y expulsado de nuestro universo físico o destruido en el proceso. A esa distancia se la conoce como el “horizonte de sucesos”, o el “radio de Schwarzschild“.
La Relatividad General muestra cómo el potencial gravitatorio determina la dilatación del tiempo, y cuando más negativo es, mayor es el tiempo dilatado, hasta llegar a cero. Ese valor potencial puede llamarse: “condición del portal”.
Si cruzamos el umbral del portal, romperíamos la velocidad de la luz sin movernos un centímetro, la fuerza nos expulsaría de un espacio-tiempo “real” hacía un espacio-tiempo imaginario, lo que nos haría salir de este bucle para entrar en el hiperespacio, a partir de ese momento se abrirían otros bucles para su exploración.
Aquí es donde la Relatividad deja paso a la física quántica, porque cuando el tiempo se reduce a cero, ya no hay diferencia entre la causa y el efecto, existiendo estos como un solo estado de principio a fin, simultaneo y superpuesto. En estos puntos cuánticos de elección,, el tiempo se ramifica en cualquier posibilidad alternativa, siendo sucesos no-determinalistas donde la conciencia, sólo elige a partir de un conjunto múltiple de oportunidades su siguiente fase cuántica particular, un solo ángulo de alineamiento o posición a lo largo de la función de onda cuántica.
A diferencia de las partículas, que existen como cosas tangibles en un único universo, una función de onda es la colección de posibles estados de esta partícula existiendo simultáneamente en todos sus universos paralelos. Cuando la conciencia observa una función de onda, automáticamente selecciona de la onda una sola fase de bloqueo y la convierte en una posibilidad tangible a la experiencia.
Después de entrar en el hiperespacio, la conciencia puede automáticamente bloquear la fase a la línea de tiempo lineal de elección y emerger dentro de ella perforando de vuelta a través del umbral del portal hacia el espacio-tiempo real.
Todos nosotros estamos actualmente compartiendo el mismo planeta, la misma línea de tiempo, por lo tanto, todos estamos enganchados a la misma fase cuántica fundamental, y a la misma realidad primaria.
Nuestros casos individuales de realidad están unidos porque estamos colectivamente pegados en el fondo del mismo pozo gravitatorio, como canicas amontonadas en el fondo de una depresión en una lamina de goma. Si las canicas fuesen elevadas más allá del borde de la depresión, podrían escapar, y si experimentásemos un gran impulso en nuestro potencial gravitatorio, nuestra realidad colectiva se disolvería, y eso es lo que pasara si pasamos por una región del espacio-tiempo suficientemente alterada, o si una onda de potencial gravitacional pasará a través de nosotros. Entonces cualquier cosa puede suceder, el futuro y el pasado se fundirían en un solo instante de la eternidad lanzando nuestra conciencia hacía el hiperespacio, para después pasar a formar parte de la realidad que le corresponda.
En definitiva, esto significa que, dónde (y cuándo) terminemos depende de donde tenemos que terminar, en la culminación de nuestras opciones espirituales de vida y en lo que resuene más a las naturalezas de nuestras almas, porque son éstas las que determinan a cual realidad accedamos después de entrar en el hiperespacio.
Carmen.
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