“El miedo o temor es una emoción
caracterizada por un intenso sentimiento, habitualmente desagradable, provocado
por la percepción de un peligro, que puede ser real o supuesto.”
Así podemos definir el miedo, algo que se ha convertido en una enfermedad
social. Esta enfermedad se manifiesta con enfado, odio, tristeza, envidia hipocresía etc. Y el resultado de vivir esta
emoción es el sufrimiento.
Cuando el miedo es muy intenso, la
mente racional comienza a fallar y no es capaz de soportar las heridas que
produce, entonces la persona pasa a ser un enfermo mental, al cual se le
diagnostica según el criterio médico, administrando a la persona los fármacos
necesarios para anular el sentimiento. Lo pueden llamar esquizofrenia,
paranoia, psicosis etc, pero lo cierto es que estas enfermedades aparecen
cuando la persona está tan asustada y las heridas sin resolver le duelen tanto,
que prefiere romper el contacto con lo que llamamos mundo exterior.
Cuando un ser humano vive con miedo
continuo a ser herido, crea una situación de conflicto en cualquier sitio que
vaya, ya que las relaciones con los demás le provoca tanto daño emocional que
el sistema de protección que desarrolla es el enfado, la introversión
apartándose de las situaciones y manteniéndose en un constante “alerta”, lo que
le produce mucho más estrés y agrava su situación. En ese estado incluso decir
“te amo” puede resultarle aterrador.
Entonces, debido al miedo, nuestra
mente crea algo tan sofisticado como es “la negación”. Y comenzamos a mentir, mentimos a los demás
aparentado lo que no somos, y lo peor es que nos mentimos a nosotros mismos,
llegando a creernos nuestras mentiras. No nos damos cuenta de que estamos
mintiendo, y en ocasiones, aun sabiendo que mentimos, justificamos la mentira y
la excusamos protegiéndonos del dolor de nuestras heridas. Este sistema es como
un muro delante de nuestros ojos que nos impide ver la verdad, nos escondemos
detrás de una máscara porque nos resulta demasiado doloroso vernos a nosotros
mismos o permitir que los demás nos vean tal y como somos en realidad. Nos
desdoblamos, aparentando que somos lo que los demás creen que somos, y seguimos
levantando barreras para protegernos y mantener alejada a la gente, quedando
encerrados y sin libertad.
Cuando alguien reacciona con
agresividad ante una palabra tuya, ten presente que le has tocado alguna herida
mental y que si reacciona es porque le duele. Si tomas conciencia de que todos
tenemos heridas mentales, entenderemos muchas cosas de nuestras relaciones con los demás, sabiendo que todos
los seres humanos estamos viviendo en lo que los toltecas denominan el “sueño
del infierno”, ya que desde su perspectiva todo lo que creemos de nosotros y
todo lo que sabemos de nuestro mundo, solo es un sueño.
Carmen.
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