Diciembre, es el mes adecuado para ordenar nuestra
vida, hacer balance de lo conseguido y completar o al menos intentar lo que
habíamos decidido realizar en el año y que no hemos podido terminar.
Para muchos, desde ahora van a aparecer en su
vida nuevos contactos estableciendo así nuevas relaciones y oportunidades que
les abran inesperados caminos. Es el momento de comenzar a romper viejas
cadenas, y sacar a la luz todo lo que llevábamos en nuestro interior y que no
habíamos expresado, todos los bloqueos a nuestras iniciativas y anhelos de
establecer una diferencia en nuestra vida, serán empujados para ser liberados,
y esto podemos sentirlo como irrupciones de adrenalina.
Estas Navidades pueden ser ”algo movidas” para
algunos. Parece que la Nueva Energía
quiere ayudarnos a realizar una limpieza de los patrones patriarcales.
Casi con seguridad vamos a observar nuevos aires en
lo concerniente a movimientos de protesta personal y social por el impacto de
lo ético y lo político en la vida y la psicología de cada día, de cada persona
individual y es posible que saquemos a la calle toda la rabia y el dolor
acumulado por siglos. Las formas de expresión de la indignación masiva son
múltiples, y no se detendrán, los nuevos vientos desafían la autoridad y mueven
la alfombra debajo de los que detentan un poder que sólo pudieron adquirir en
base a la inconsciencia del colectivo.
En el 2014, ya no habrá espacio para seguir negando
la verdad. Esto pondrá
al ego en conflicto consigo mismo, ante la evidencia de que es urgente
un cambio de creencias. Habrá en el colectivo mucha disonancia cognitiva,
resultado de lo que se ha estado negando, en confrontación con lo que sale a la
luz, en la imprescindible purificación de lo político.
Hemos cruzado un portal. Diciembre es un
umbral que va a presentar desafíos de los que ya no podemos distraernos. Ahora
toca saber de qué manera nos movemos en esta nueva des-velada matrix.
Urge encontrar la propia verdad,
más allá de todo dogma o manipulación de masas.
La estructura del viejo paradigma cae con estrépito.
Enfocarse en su caída es peligroso, porque arrastraría con ella a nuestra
consciencia, generando resultados negativos en nuestra propia vida.
La
visión más alta ha de ponerse por encima de las luchas y los juicios.
Podemos y debemos evaluar, pero hemos de
evitar a toda costa el juzgar.
Desde la visión más alta, los eventos sociales y
políticos, pueden ser interpretados como el reflejo del inconsciente colectivo
de un pueblo.
Examinar cómo lo que está en nuestra sociedad sin
resolver produce corrupción. Comprender que adherir a la queja o a la defensa
de las fuerzas en pugna, nos deja enganchados en su dinámica de destrucción.
Un camino liberador sería buscar qué parte de
nuestro inconsciente individual y colectivo refleja, por ejemplo, el saqueo y
la violencia masiva.
Dónde está dentro
de nosotros, o de nuestra historia ancestral, algo no resuelto con el
saqueador, el represor, el manipulador, y ponerlo a la luz para reconocerlo,
sanarlo y entregarlo a nuestro Ser Superior, con los métodos de que disponemos.
También conviene evaluar momento a momento, dónde
está en nosotros la identidad de víctima de todo esto. Dónde permitimos, sin
decir palabra, que otros sean violentos, nos maltraten o saqueen nuestro
espacio, nuestros bienes o energía.
Cómo con la queja de cada día reforzamos la creación
de estar en “un país donde no se puede vivir”. Este es el país que hemos
creado, nuestro holograma nacional.
La vía espiritual a la resolución
de la violencia, es disolver en la frecuencia del Amor todo germen de violencia
dentro cada uno de nosotros. Esto puede lograrse, reflejando
al detalle, en cada palabra, pensamiento y acción, los valores humanos y éticos
que están faltando, tanto en las conductas masivas, manipuladas por la guerra
de frecuencias que buscan llevar al ser humano a sus condiciones más bajas de
vida, como en la de los gobernantes, atrapados en la visión materialista del
poder.
Todo el Universo que vemos está cuánticamente
pulsando en el corazón humano. Como fractal, late en cada célula. Vibra en
nuestras células tanto la distancia más fría, como la más infinita ternura. Somos Todo.
Sed Felices.
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