LEO: 21 DE JULIO AL 22 DE AGOSTO
ZONA DEL CUERPO: CORAZÓN Y PARTE SUPERIOR DE LA
ESPALDA
El signo anterior, Cáncer, nos lleva al tronco del
cuerpo, viaje que Leo continua entrando en lo profundo del corazón, un corazón
que representa el valor, la adhesión, la generosidad y, más aún, el cariño, el
amor. Y es amor, principalmente en la forma de amor propio, lo que Leo viene a
dar, recibir y hacer brillar. Su constelación posee una de las estrellas más
brillantes del cielo nocturno. Régulus (también llamada Alfa Leonis, o
simplemente Alfa Leo), estrella que refleja exactamente lo que ha venido a hacer
Leo: hacer brillar la luz de su corazón sobre todo su entorno y todos los que
le rodean.
El corazón y la parte superior de la espalda son las
zonas corporales relacionadas con el León. En lo que a anatomía y fisiología se
refiere, el corazón es un órgano esencial que bombea sangre por los vasos
sanguíneos. Esta sangre lleva oxígeno y nutrientes a todas las células del
cuerpo, al mismo tiempo que elimina los desechos (por ejemplo, el dióxido de
carbono). Sin esta circulación el cerebro moriría en cuatro o seis minutos, los
huesos, la piel y los tendones resistirían más tiempo, pero sólo hasta doce
horas.
Tomado todo esto en cuenta, es un trabajo enorme para
un músculo que sólo pesa unos trescientos gramos.
La parte superior de la espalda puede estar más
curvada de lo debido a consecuencia de malas posturas, además de a una
predisposición genética. La curvatura excesiva de la columna dorsal se
llama cifosis y se manifiesta en hombros encorvados y esa
parte de la espalda redondeada. En esta posición la espalda superior está
desalineada y el centro cardíaco queda oculto. La cifosis aparta de su
centro al corazón y lo mueve hacia atrás, este apartamiento, o la
excesiva curvatura de la columna dorsal, es una postura cuya causa es el miedo;
es un mecanismo evolutivo destinado a proteger los órganos vitales ante una
amenaza o peligro.
Para muchas personas esconder el corazón es una
costumbre tan arraigada con el tiempo que asusta desprenderse de ella,
aun cuando al hacerlo sencillamente devuelva el tórax a su alineación y
estabilidad naturales. Esta posición podría resultar más expansiva que aquella
a la que estamos acostumbrados, nos deja más expuestos. Y esto significa que la
persona podría sentirse vulnerable al llevar el corazón abierto, vulnerable a que
los demás la juzguen.
Pero nadie tiene el poder de hacernos sentir de cierta
manera a no ser que se lo permitamos. Así pues, si la persona se siente
herida, enfadada o simplemente acusada por los comentarios de otra, podría
deberse a que el comentario le ha tocado una parte que no ha aceptado
totalmente, la parte oscura de su interior, la que también juzga, aunque sin
darse cuenta. Esta parte oscura podría ser el motivo de que nuestro Leo no
desee mirar su interior. Podría considerar más fácil esconder su corazón o
cubrirlo con una capa de falso orgullo y seguridad. Y así, paradójicamente,
es posible que hinche el pecho para parecer más grande y compensar el
sentimiento de ser pequeño.
La luminosidad del Sol regente de Leo hace que
este brille. Por cierto, recordemos que la relación sol/león es antiquísima,
como vemos en las tradiciones persa, semita y del antiguo Egipto. La energía de
Leo representa el brillo que posee el sol, presente y resplandeciente en el
interior de todos nosotros. Brillar significa emanar, emitir luz, Leo hace esto
con su postura erguida, confiado en quién es y en su deseo de exhibir su gloria
ante el mundo, sabe quién es y para qué es bueno, y se siente tan a gusto en su
piel que desea lucirse ante quienes lo rodean.
Cuando Leo brilla no solo se ilumina él sino que
también ilumina a los demás. Esta naturaleza radiante los halaga, los
alienta y los ayuda a cultivar su brillo también, siempre que, como el sol en
la antigüedad, nuestro Leo interior reciba reverencia a cambio.
Si nuestro sol interior no recibe lo que considera que
se le debe, ¡ojo con las llamaradas solares! Así como de repente el Sol emite
rayos de alta intensidad, así puede estallar el León si no obtiene lo que
desea. No es que los desee, sino que se considera con derecho a recibir los
elogios, los adornos y la adulación que van con el centro del escenario. Así
puede ser el desmedido orgullo del Leo que está tan cegado por su luz que no ve
su lado oscuro.
Nuestra luz interior sirve a la misma finalidad que el
Sol, nos permite ver. Si, nuestra luz interior es maravillosa, pero también es
la causa de nuestras sombras más oscuras y profundas. Sombra es el lugar donde
no llega la luz debido a un obstáculo. Cuando vamos caminando por la calle
por la tarde, el obstáculo somos nosotros mismos, impedimos que la luz del sol
llegue al pavimento, y por eso proyectamos una sombra. En el interior, la
sombra es esa parte que llamamos lado oscuro, la parte que es menos que pura
luz, los baches personales en el camino que representan rasgos que no hemos
aceptado, nos negamos a ver o no nos gustan, aun cuando no sepamos qué son ni
cómo llegaron ahí.
Pero una de las tareas de Leo es usar su luz para
reconocer su lado oscuro; de lo contrario, nuestra naturaleza Leo se puede
descarrilar. Y es adecuado que fuera el psicoterapeuta Leo Carl Jung quien
arrojara luz sobre este tema, con su teoría de la sombra. "La
sombra--escribe--es esa personalidad escondida, reprimida, en su mayor parte
inferior y cargada de culpa cuyas ramificaciones esenciales se remontan al
reino de nuestros antepasados animales y por lo tanto comprenden todos los
aspectos históricos del inconsciente".
Forma parte de nuestro yo primordial, una oscuridad
que está tan atrincherada en nosotros como la luz. Negar nuestro lado oscuro o
en sombra es negar un aspecto de nosotros mismos. Lo creamos o no, esas partes
que no nos gustan, que consideramos oscuras, han servido a su
finalidad ayudándonos a llegar a donde estamos o a lo que somos hoy.
Resumiendo, podemos decir; que el corazón y la parte
superior de la espalda son las zonas relacionadas con Leo, Representan el
valor, el amor y la dedicación a lo que somos y tenemos.
Leo es el quinto signo del ciclo zodiacal. A su
energía le atañe nuestra luz interior y la capacidad de hacerla brillar desde
el corazón (a pesar de las sombras que produce).
Si nuestra naturaleza Leo se vuelve muy egocéntrica o
se retira por temor a los focos, el corazón y la parte superior de la
espalda podrían experimentar diferentes síntomas (por ejemplo tensión, rigidez
o debilidad muscular).
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