Siento
que necesito algo diferente. ¿Por dónde empiezo?
“Siento que necesito algo diferente en mi vida, que he
llegado a un punto de estancamiento del que no sé cómo salir”. Quien más y
quien menos se han visto en algún momento en esta encrucijada. Es una situación
ambivalente porque, por un lado, anhelamos algo que no sabemos muy bien cómo
definir y, por otra, está la incertidumbre de no saber por dónde empezar.
Decía el escritor George Herbert que toda la vida es
cambio y no hay por qué temer algo que por sí mismo es natural. Lo cierto es que hay veces en que más que
se reticentes a las variaciones del destino, las deseamos.
Y las queremos porque hay algo en nuestra cotidianidad
que nos oxida, que nos hace sentirnos cautivos de una realidad que desmotiva y
oscurece la esperanza.
Cuando esta sensación repiquetea una y otra vez en
nuestra mente, no hay más opción que obedecer. No obstante, cuidado, porque los
cambios radicales e impulsivos pueden hacernos perder el equilibrio y situarnos
en escenarios equivocados. Lo mejor es
realizar primero un pequeño acto de reflexión para clarificar qué queremos
exactamente.
Profundicemos en ese proceso que puede llevarnos a una
mejor etapa.
Vivimos una realidad en la que los cambios parecen
acelerarse más que nunca. No solo los
escenarios sociales se están transformando. También la naturaleza vive sus
propias alteraciones. Todo se mueve, varía, oscila y nos arrastra hacia una
seria de altibajos ante los que es inevitable experimentar perplejidad y hasta
inquietud.
Tan variable es todo lo que nos rodea que el sociólogo
Zygmunt Bauman calificó el presente de “modernidad líquida”. Ahora bien, un
hecho que estamos viendo a nivel psicológico es que en un contexto marcado por
la evolución, también hay personas que anhelan cambios. Sentir que necesitamos algo diferente en un momento dado es una
experiencia recurrente.
Aristóteles
habló
sobre esa necesidad de cambio en su obra De
ánima, Motu animalium o De generatione animalium. Explico que toda
variación está orientada a un propósito, a una “causa final”. Ejemplo de ello
son las variaciones en el cosmos, orientadas a lograr el grado máximo de
perfección.
Lo mismo sucede con el ser humano cuando se propone
embarcarse en un nuevo estilo de vida.
Necesitamos llevar a cabo tareas y propósitos diferentes
porque anhelamos la realización personal. ¿Por dónde empezar entonces? Lo
analizamos.
Clarifica
con objetividad qué necesitas para saber hacia dónde redirigir el cambio.
No es bueno lanzarse al vació y dejarlo todo a ciegas
solo por dar rienda suelta a esa necesidad de cambio. Es mejor meditar cada
paso para no errar. Hay quien ante el
deseo de hacer algo diferente, se embarca en los más dispares proyectos. Son
personas impulsivas que se limitan a llenar el vació con cualquier actividad y
experiencia, pero sin encontrar una autentica satisfacción.
Intentemos no derivar en esta actitud. Clarifiquemos
primero qué es lo que anhelamos y por qué. Si necesitas dedicarte a otra labor
profesional, reflexiona en la razón. Si quieres cambiar de ciudad, círculo
social o iniciar nuevas aficiones, detalla qué razones te han llevado hacia ese
deseo. Solo cuando somos conscientes de
lo que necesitamos y por qué, estamos preparados para buscar lo que merecemos.
Convierte
tus pensamientos en intenciones
El primer paso es
vislumbrar qué queremos exactamente. El
segundo es entrenar a nuestra mente para
que movilice toda idea, propósito y pensamiento hacia esos objetivos.
Una investigación de la Universidad de Shanghái indica
algo destacable; proponernos metas favorece nuestra calidad de vida. Por tanto,
no importa que ahora estemos viviendo un
momento aciago, y que nos percibamos atascados. En el momento en que el cerebro se aferra a unos propósitos claros,
florece la esperanza.
Haz
pequeñas cosas diferentes cada día y llegará lo que buscas
Antes de arriesgarnos y realizar un cambio drástico del
que podamos arrepentirnos después, es mejor ir poco a poco. Procura hacer cosas nuevas cada día, romper
hábitos, variar rutinas, conocer personas diferentes… Esas pequeñas
variaciones en tu vida pueden traerte, en un momento dado, la revolución
personal que estabas esperando.
No
estás perdido, el proceso de cambio es un viaje
Es cierto, te sientes perdido. Tienes claro que necesitas
algo diferente, pero no sabes por dónde empezar. Sin embargo, recuerda, lo que
experimentas es completamente normal. Por ello, es bueno que entiendas también este proceso como un viaje. Es un
trayecto lleno de altibajos, dudas e incertidumbre.
Investigadoras, como las doctoras Szu-Chi Huang y
Jennifer Aaker de Stanford, nos hablan en un estudio de la importancia de usar
la metáfora del viaje en este contexto. Todo proceso de cambio es como realizar
una travesía llena de complejidades. Hay
caídas, se pierde el rumbo en algún momento y a veces hasta el mapa.
Sin
embargo, siempre llevamos nuestra brújula a mano. Es
decir, ese corazón que sabe bien lo que quiere y que nos impulsa a seguir para
hallar lo que necesitamos.
Valeria Sabater
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