Sin gases ni pesadez. Si después de comer te notas hinchada o con molestias
abdominales, pon atención en lo que comes y.... ¡Cómo lo comes!
Las digestiones lentas están detrás de un gran número de consultas médicas.
La mayoría de las veces se trata de un síntoma, y no de una enfermedad. Ocurre
que los alimentos se quedan retenidos en el sistema digestivo, lo que provoca
incomodidad, hinchazón abdominal, gases, aumento del perímetro de la barriga,
eructos, regurgitaciones.... Esto sucede entre media hora y dos horas después
de haber comido.
En la parte media. En general, las indigestiones de este tipo
suelen tener lugar más allá del estómago pero antes de la parte final del
sistema digestivo. Intervienen en ellas sobre todo el hígado o la bilis,
el páncreas y los jugos intestinales. La bilis, de la cual podemos segregar
hasta dos litros al día, debe secretarse al intestino delgado. Tener un problema
biliar no significa necesariamente padecer del hígado.
Ayudas. Un primer paso para mejorar las digestiones es seguir los siguientes
consejos dietéticos.
LO QUE PUEDES HACER.
Come despacio y cena pronto. Son dos recomendaciones importantes.
Masticar bien los alimentos es el primer paso de la digestión, y después de la
cena, es primordial dejar pasar un buen rato antes de irse a dormir para no
hacer la "ingestión" en la cama.
Ensaliva los alimentos. La saliva es el primer jugo digestivo
imprescindible para una digestión correcta: desdobla las cadenas más largas de
hidratos de carbono en unidades más simples, como glucosa o sacarosa.
Evitar el malhumor en la mesa. La tensión altera los jugos gástricos y
empeora la digestión. ¡Calma!
Observa tus reacciones. ¿Qué alimentos suelen causarte digestiones
pasadas? A menudo son los ricos en grasas o proteínas, pero en algunas personas
también las legumbres, la lechuga, los cítricos y otros alimentos.
Restringe ciertos alimentos. Evita la pastelería en general, sobre todo
la industrial y los chocolates. También el café, las conservas y los fritos
rebozados. Las personas que consumen proteína animal o alcohol deberían reducir
las cantidades.
Rehúye los conservantes. El consumo de alimentos preparados o
de larga conservación hace que nos alimentemos también de sus conservantes. Lo
mejor es evitarlos: resultan antibióticos y nos alteran la flora.
Consume crudos. Con su piel o su cáscara, si es posible. Los alimentos
crudos conservan para de la microflora que pueden ayudarte a repoblar el
intestino.
Recupera tu flora. Los microbios intestinales llevan a cabo
alrededor del 70% de la digestión de los alimentos, por lo que tenerlos en
número y calidad adecuada es básico. Una vez al mes es recomendable
suplementarse con probióticos (lactobacilos, bifidobacterias, saccharomyces...)
Ayudará en esa parte de la digestión que no depende tanto de nosotros como de
nuestros inquilinos.
Dr. Josep Lluis Berdonces.
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