ARIES, primer signo del Zodiaco, y directamente relacionado con los primeros impulsos del hombre en su relación con su hábitat, la naturaleza; dentro de ella y a menudo con no pocas falsas intenciones, exculpado de ambiguas intenciones, el hombre ha superado sus miedos y se ha adentrado en extensas áreas desconocidas, ha viajado y poblado nuevos territorios, pero en ese ansia se olvidó del polo complementario al de la conquista, que es el respeto por lo conquistado y, en su defecto, ha ejercido la dominación.
El desarrollo de los primeros pueblos enmarcados en un ámbito socio
cultural hace unos 8.000 años conforma este mundo de Aries de conquistadores y guerreros,
pioneros en abarcar nuevas tierras que necesitaron de mucho coraje y valentía para
sobrevivir en ellas y marcar una línea de partida de lo que daríamos en llamar
unos milenios después: la civilización.
Así, una vez dominado (Aries), el ser humano ha necesitado
poseerlo (Tauro) y que todos supieran que era suyo, distribuyendo propiedades,
asignando las tierras. Más allá, una vez se ha sentido seguro con su
pertenencia, se ocupó de conocerlo (Géminis), de saber los porqués de sus
límites, del contenido de sus tierras, de la altitud exacta de sus montañas y
hasta el caudal de sus ríos.
Una vez dominado, poseído y conocido, necesitó sentirse
seguro (Cáncer), generarlo a imagen y semejanza propia, pues no se contentó con
tenerlo sino se preocupó en no perderlo jamás y para ello buscó incesantemente
el poder imitarlo y posteriormente identificarlo como suyo, igualarlo,
cocrearlo (Leo), deseando ser copartícipe de la creación, transformando el
entorno a su medida y acorde a sus necesidades. Y entonces, alguien decidió que
podía saltarse las reglas de la naturaleza (Virgo).
Conseguido todo ello, ese algo o alguien se consideró con derecho a juzgar lo que en ese nuevo entorno conoció como bueno o malo (Libra), desechando mediante la crítica lo que no le gustó. Para ello, utilizó su poder de transformación (Escorpio), ocultando el fruto de su lucha contra natura y destruyendo todo a su paso, sin pararse en pensar en las consecuencias de su comportamiento, derrochando (Sagitario) los recursos y malgastando lo que le era dado por nada.
No contento, deseó controlar (Capricornio) y poner límite a natura, levantando
diques y construyendo presas, llegando a creerse la ilusión de poder mejorar
(Acuario) las leyes de natura. Y por fin, cuando un día se sentó a recapacitar
sobre el ciclo de su vida, optó por emplear el poder de olvidar (Piscis) el
daño que había causado.
Joshua S. Santos
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