Los pueblos de la antigüedad reconocieron y veneraron el poder de la divinidad femenina es sus múltiples formas, como en el caso de los chamanes con la Madre Divina. Durante milenios, antes del advenimiento del alfabeto, hubo culturas en todo el mundo, desde el valle del Indo hasta Europa central, que reverenciaron a la diosa. En la India lleva mucho tiempo venerándose a Kali como la Gran Madre y la realidad esencial.
En Grecia, Hera represento una divinidad maternal mucho más antigua, tal vez relacionada con la diosa sumeria Inanna, mientras que la diosa Deméter, adorada en los Misterios Eleusinos, fue la Gran Madre de la agricultura y las cosechas. En Europa central, las primeras representaciones de la Gran Madre son piezas de piedra y hueso a las que colectivamente se llama estatuillas de Venus.
La más conocida es la Venus de Willendorf, un símbolo de fertilidad de grandes pechos y caderas que recibe el nombre de una aldea de la zona central de Austria, en cuyas cercanías se encontró. Esta estatuilla fue tallada hace unos veinticinco mil años en piedra caliza y teñida de un color rojo ocre que no pertenece a la zona, lo que sugiere que tal vez fuera una valiosa posesión traída de otro lugar por un peregrino.
Por toda la zona se han descubierto estatuillas parecidas, en tal cantidad que algunos antropologos están convencidos de que señalan una época en la que la forma femenina era la única representación de lo divino.
Marija Gimbutas, arqueóloga conocida por su investigación de las culturas neolíticas europeas, ofrece una evidencia muy convincente acerca de que el núcleo central de Europa, situado en lo que en la actualidad es Ucrania y el sur de Rusia, fue antaño invadido por pueblos indoeuropeos. Estos fieros guerreros montaban a caballo, un animal recién domesticado, y por ello vencieron con facilidad a los agricultores neolíticos adoradores de la diosa.
A los invasores se les conoció como los miembros de la cultura del "hacha de guerra", porqué en las tumbas de sus guerreros depositaban un hacha de piedra, que en aquella época era fútil como arma pero que poseía un valor simbólico.
Cuando llegaron los pueblos del "hacha de guerra" a Europa, alrededor del 3000 a. de C., la mitología de la Gran Madre fue sustituida por la de una divinidad masculina, y la representación de lo divino pasó a ser el falo o el árbol de la vida. La principal divinidad del panteón indoeuropeo es Dieus, dios del Cielo o Padre Luminoso. El nombre Dieus es la raíz de la palabra latina para la divinidad, deus. En Grecia, Dieus se convertiría en Zeus, y en Roma, en Júpiter.
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