La idea de la Inteligencia Intuitiva
proviene del sociólogo canadiense Malcolm Gladwell, quien partió del concepto
de “thin-slicing”. Este sociólogo sostiene que somos capaces de conferirle un
sentido a las situaciones en base a experiencias realmente efímeras. Por tanto,
también tenemos la capacidad para determinar lo que es más importante en
poquísimo tiempo, incluso en un abrir y cerrar de ojos. A esta capacidad
Malcolm Gladwell la denominó “Inteligencia Intuitiva”.
La Inteligencia Intutiva enaltece
nuestra capacidad para decidir y resolver problemas en muy poco tiempo. Es un
concepto que va contracorriente ya que siempre hemos pensado que para tomar
buenas decisiones, es necesario pensar detenidamente, no apresurarse y analizar
los pros y los contras de la situación.
Sin embargo, lo cierto es que en una
sociedad como la actual, donde hay un exceso de información, a veces menos es
más, y tener más datos no siempre juega a nuestro favor sino que a veces puede
confundirnos o conducirnos a la inercia. De hecho, ya sabemos que cuando
tenemos muchas opciones entre las cuales elegir, nuestro cerebro sufre una especie
de bloqueo, al ser incapaz de manejar tantos datos, simplemente no puede
decidir.
Al respecto, en un estudio muy
interesante realizado en Chicago les pidieron a los médicos que cambiaran la
forma en que diagnosticaban los ataques al corazón. La idea era que recogiesen
menos información sobre los pacientes para poder intervenir con mayor rapidez y
aprovechar unos minutos de tiempo preciosos. Así, solo debían tomar la presión
arterial y realizar un electrocardiograma, omitiendo todos los datos de la
historia clínica.
Como resultado de este experimento, hoy
el Condado de Cook es uno de los mejores lugares en Estados Unidos en el
diagnóstico de dolores torácicos.
Por supuesto, convencer a los médicos no
fue una tarea fácil ya que aquel procedimiento iba contra las normas
preestablecidas. De la misma manera, no nos resultará sencillo dejarnos llevar
por lo que siempre hemos considerado como “corazonadas” o presentimientos,
sobre todo si debemos tomar decisiones importantes que pueden marcar nuestro
destino.
Por tanto, la Inteligencia Intuitiva no
sería nada más que dejar aflorar a la conciencia todo aquello que ya sabemos,
en aras de resolver un problema y tomar decisiones con extraordinaria rapidez.
No se trata de razonar sino de saber escuchar a nuestro inconsciente y a
nuestras emociones.
De hecho, mientras que la inteligencia
tradicional implica cierto grado de reflexión y procesamiento, la inteligencia
intuitiva se basa en el conocimiento que hemos atesorado a lo largo de los años
y que está bien guardado en el inconsciente.
¿Es fiable la Inteligencia Intuitiva?
La Inteligencia Intuitiva sienta sus
bases en el cerebro emocional. Se trata de la zona más antigua del cerebro,
encargada de procesar los principales estímulos provenientes del medio. De
hecho, cuando nos encontramos ante situaciones que debemos resolver
inmediatamente, se activan una serie de imágenes relacionadas con el hecho en
cuestión. A su vez, esas imágenes activan recuerdos emocionales, ya sean
dolorosos o positivos, que influyen en la decisión que tomaremos.
Por ejemplo, cuando debemos decidir si
le vamos a dar una segunda oportunidad a nuestra pareja, inevitablemente, en
nuestra mente se activan los recuerdos de relaciones pasadas. Esos recuerdos
pasan por delante de nuestros ojos, como si de una película se tratase, e
inclinarán la balanza en una u otra dirección. Si las experiencias han sido
positivas, es probable que decidamos darle una segunda oportunidad, si han sido
negativas, es probable que no se la demos.
Este proceso transcurre de forma
consciente, por eso generalmente somos capaces de explicar las razones de
nuestra decisión. Sin embargo, en algunos casos el proceso transcurre de forma
inconsciente. Por debajo del umbral de nuestra conciencia tiene lugar un
mecanismo de preselección que se encarga de examinar las diferentes opciones y
decidir cuáles serán las que lleguen a la conciencia. De hecho, este es el
primer mecanismo de decantación de alternativas, y se encarga de que afloren
solo las opciones más convenientes. Así nuestro cerebro racional no se ve
ofuscado con demasiadas alternativas, con un número excesivo de opciones que no
puede manejar.
Sin embargo, este mecanismo no solo se encarga de que el
cerebro racional funcione mejor y no se bloquee sino que también nos protege.
En nuestro cerebro emocional están grabadas con fuego las experiencias
negativas. Por eso, ese cerebro se encarga de descartar todas aquellas opciones
que podrían causarnos daño o reactivar, de alguna manera, ese dolor.
Sin embargo, ¿es realmente eficaz este mecanismo?
La Inteligencia Intuitiva sería como un
mecanismo de decantación de alternativas, donde nuestras experiencias
emocionales anteriores son esenciales. En los años ’80 y ’90, se realizaron
estudios con enfermeras, médicos y empresarios que tenían muchos años de
experiencia y se pudo apreciar que su primera intuición casi nunca fallaba.
Por supuesto, la Inteligencia Intuitiva
no es, ni mucho menos, una herramienta infalible. Aún así, puede ser una
estrategia particularmente útil cuando debemos tomar decisiones en las que la
información es particularmente caótica o no tenemos forma de valorar con
objetividad los pros y los contras de las diferentes opciones.
¿Cómo aplicar la inteligencia intuitiva
a la vida cotidiana?
En todo caso, siempre es conveniente
aprender a escuchar las emociones. En un mundo donde hemos priorizado la razón
e intentamos que la mente funcione como un algoritmo matemático, a veces es
conveniente dejar hablar nuestros deseos más recónditos.
Para lograrlo, puedes poner en práctica
estos principios:
1. Piensa de manera holística, analiza la situación
en 360 grados y no te cierres a ninguna posibilidad, por disparatada que pueda
parecerte en un primer momento. Más adelante, cuando llegue el momento de
decidir, ya tendrás tiempo para eliminar alternativas pero antes, es importante
que mantengas la mente abierta.
2. Aprende a leer entre líneas, lo cual significa
que no solo debes pensar en términos de conveniencia sino que también debes
escuchar a tu cuerpo, a las sensaciones que despierta la perspectiva de
determinadas decisiones. Si nunca lo has hecho, al principio te resultará
difícil pero cuando te acostumbres, notarás los pequeños cambios en tu cuerpo
que generan algunas decisiones. Hazles caso porque el resultado vale la pena.
Fuentes: Gladwell, M. (2005) Inteligencia Intuitiva. Barcelona:
Editorial Taurus.
Fuente: Rincón de la
Psicología
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