CONOCER A LA PERSONA PERFECTA…PERO PARA OTRO MOMENTO
Conocer a la persona adecuada en el momento
inadecuado. ¿Qué hay de cierto en esta idea? ¿Es cierto
que hay momentos en nuestra vida en que, por diversas circunstancias, debemos
dejar ir a esa supuesta “alma gemela”?
Bien, lo primero que debemos decir es que son muchos los
que se han visto en esta tesitura emocional. Podemos conocer a alguien que
cambie todos nuestros esquemas, justo cuando tenemos ya una familia formada.
También, cuando acabamos de terminar una relación traumática y aún no estamos
listos par embarcarnos en una nueva aventura, por prometedora que sea esta.
Es común también que, justo cuando iniciamos una vida nueva
en otro país por razones laborales, surja esa presencia inesperada. Un hombre o
una mujer cuyas aristas encajan en cada uno de nuestros espacios emocionales,
alguien que, al mismo tiempo que siembra paz, ilusiona. Sin embargo, y debido a
esos profesionales, la relación (supuestamente) no es viable.
En efecto, es posible que este tipo de situaciones te
resulten familiares. Esas en las que nos acabamos diciendo eso de “era la
persona perfecta, pero para otro momento”. ¿Es esto realmente cierto o hay
detrás, quizá, una buena dosis de miedo? Lo analizamos.
Decía el escritor André Gide que el ser humano no puede
descubrir nevos océanos a menos que tenga el valor de perder de vista la
orilla. Con el amor sucede lo mismo. Nunca tendremos una relación plena,
satisfactoria y feliz si no nos atrevemos, si no le añadimos a la comida una
pizca de osadía. Y esto implica, a menudo, tener que asumir riesgos y
formar renuncias.
De hecho, en ocasiones, incluso habiendo iniciado una
relación de manera sencilla, mágica y espontánea con alguien, llega in instante
en el que, para mantener dicho compromiso, hay que dejar algo atrás. Todos
debemos adaptarnos a múltiples circunstancias para mantener a flote esa
relación en la que mantener a flote esa relación en la que creemos, ese
amor que vale la pena, las ganas y la alegría.
Por lo tanto, ¿qué hay de cierto en la clásica idea de
que, a veces, podemos conocer a la persona adecuada en el momento inadecuado? Lo
primero que podemos decir es que una parte de la población da veracidad a esta idea. Creen en ella porque
la han padecido y dicha vivencia, la de dejar escapar a esa presencia tan
especial, se convierte después en una herida. En arrepentimiento por lo
perdido, en un anhelo por lo que pudo ser y nunca fue……
LAS PERSONAS
ADECUADAS SON ATEMPORALES
La mayor
parte de las veces (por no decir todas), el amor de nuestras vidas surge en el
instante menos esperado. Y lo
sabemos. En ocasiones, llega cuando estamos comprometidos en una relación. Puede que surja
cuando más proyectos tenemos en mente: un trabajo nuevo, metas muy altas…Es
más, esa persona deslumbrante puede aparecer justo cuando estamos en medio de
un duelo.
La vida tiene un orden
que para nosotros es caos; aunque comprendamos algunos de los mecanismos que
producen variaciones, se nos escapa la comprensión total que nos permitiría
tener premoniciones exactas de todo futuro. Es nuestra responsabilidad saber
actuar ante cada evento que irrumpe ante nosotros.
Por tanto, si de
verdad llega la persona adecuada, ningún momento será el equivocado, porque
ambos haremos que ese amor sea posible. Los amores de verdad son
atemporales. No importa qué los envuelva, cómo lleguen, no importa la
circunstancia; al final; la pareja afrontará cada dificultad para hacer posible
lo que, para otros, era imposible.
SI DAS MAYOR
VALOR AL MOMENTO INADECUADO, ES QUE NO ERA LA PERSONA ADECUADA
Si alguien
nos dice que hemos llegado a su vida en el momento inadecuado, desconfiemos. Si nos cierra la puerta justificando que su
existencia ya está atada, que sus metas ya estaban previstas y que no tenemos
espacio en su complicado presente, desconfiemos también. Pasemos página porque
sus prioridades son otras.
Porque para la persona
adecuada, el tiempo no existe y nuestra sola entrada a su realidad, lo cambia
todo. Nadie deja ir lo que de verdad se quiere y cuando el efecto es
profundo, no hay momentos inadecuados. Las antiguas prioridades se
desdibujan y se crean otras nuevas en las que nosotros estamos en primer lugar.
Lo demás, se acomoda, se organiza y se deja atrás.
NO DEJES QUE
EL ARREPENTIMIENO TE CARCOMA ANTE LO QUE PUDO SER Y NO FUE
Lo cierto que qué para
muchos, a veces, sí surge la persona adecuada en el momento inadecuado. No
podemos negar que hay épocas en que no nos sentimos emocional o mentalmente
preparados para abordar ciertos hechos. Tal vez somos muy jóvenes y no
sabemos, por ejemplo, cómo encarar a esos padres que se oponen a nuestras
relaciones con determinadas personas.
También puede darse
el caso de que acabemos de salir de una relación tormentosa. De las que
dejan secuelas, astillas profundas en el corazón. Si en medio de ese proceso de
sanación surge alguien especial, es posible que no estemos preparados. El miedo
y la indecisión nos ponen sus grilletes. Así, lo que sí sabemos que sucederá
después es que aparecerá una nueva fractura psicológica: el arrepentimiento.
La Universidad Massey,
en Nueva Zelanda, explica en un estudio que el arrepentimiento por inacción
es el más común de todos. Es el malestar emocional que nos atenaza cuando
no actuamos, cuando no respondemos ante una circunstancia que exige una
respuesta valiente. Por tanto, es cierto que en ocasiones no siempre estaremos
preparados para ser resolutivos, decididos y hasta osados.
Sin embargo, tengamos en cuenta. El amor a menudo requiere coraje y esfuerzo. Nadie puede saber al 100% si esa relación saldrá bien. Pero mejor es haberlo intentado y haber amado, que dar un paso atrás y lamentar para siempre lo no vivido.
Valeria Sabater
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