Los adultos somos responsables, o al menos deberíamos serlo, de nuestros actos. Cuando nos hacemos y sentimos responsables, el sentimiento de culpa está de más. el sentimientos de culpa a nivel social se ha utilizado para controlar y manipular, bien por las fuerzas sociales o por los grupos religiosos. Cuando nos sentimos culpables y "pecadores" somos facilmente manipulables.
Según los psicoanalistas la culpa es una reacción a los impulsos que se consideran socialmente inaceptables. No debemos olvidar que en consecuencia, un hecho que hace sentirse culpables a los miembros de una sociedad o cultura, es aceptado como normal en otra sociedad con otra cultura diferente.
Muy diferente de este sentimiento de culpa es el que puede sentir una persona que sabe que no ha obrado bien, según su propia ética o conciencia, no por la moral social o cultural que nos impone normas que muchas veces persiguen el beneficio de los que mantienen ese control sobre los demás. En este caso el sentimiento de culpa me permite aprender una conducta ética, más allá de los patrones familiares y sociales "incorporados" o aceptados en nuestra vida.
Según Jorge Bucay en el fondo de una persona culpable hay una persona exigente. La persona que es exigente consigo misma proyecta esa exigencia en los demás. Cree que los demás son exigentes con ella. Se identifica con los comentarios reales o imaginarios que le llegan de los demás, y los interpreta como exigencias hacia ella. Les parece justa esa exigencia verdadera o supuesta y creen que el otro tiene razón al decirles eso. Se acusa y se penaliza autoagrediendose por no agredir al otro, haciéndose daño a sí misma porque esa es la manera de pagar la culpa.
Según ese mismo autor, si en la persona que se siente culpable se reorienta la agresividad dejará de sentirse culpable. Debemos darnos cuenta de que la culpa es una mala salida de la rabia o agresividad no expresada. Además, con el sentimiento de culpa la persona que se siente culpable puede también manipular a los demás.
La culpa puede ir acompañada de otra emoción: la vergüenza. Sentimos vergüenza por lo que hemos hecho o hemos dejado de hacer, por lo que hemos dicho o hemos dejado de decir.
Es frecuente la tendencia a echar fácilmente la culpa a los demás cuando tenemos conflictos de relación: de esa manera no nos sentimos responsables ni sentimos culpa.
Grinberg habla de dos tipo de culpa: una persecutoria, en la que la culpa se proyecta fuera del sujeto, como mecanismo de defensa, para así esconder aún más la culpa real ante sí mismo; otra depresiva, en la que la culpa se vive una y otra vez en movimiento constante de reversión sobre sí mismo. A veces culpamos a los demás y otras veces nos culpamos a nosotros mismos.
A veces cuando una persona manifiesta sus sentimientos de culpa, intenta atraer la atención, el cariño y la compasión de los demás. Otras veces los sentimientos de culpa nos llevan al autosacrificio, al "servicio de los demás", y de esa manera hacemos penitencia para lavar nuestros pecados y la sensación de no ser buena persona.
Dejemos de lado nuestros sentimientos de culpa y aceptemos la responsabilidad de nuestras acciones libremente elegidas según las circunstancias que vivimos.
Dice Osho: "El miedo aceptado se convierte en libertad; el miedo negado, rechazado, condenado, se convierte en culpabilidad...Es el miedo a la muerte. Todos los temores son el temor a la muerte. Y el miedo a la muerte es el miedo a la aniquilación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario