ANTOJOS SABOTEADORES
Efectos en el cerebro. Puede que te gusten las manzanas, los plátanos o los espárragos, pero no te refugias en ellos en momentos de estrés. Nunca has salido disparado a comprar una coliflor porque se te antojaba. Has recurrido al azúcar, al chocolate o al queso porque tienen efectos químicos en el cerebro.
Centro de recompensa. En tu cerebro existe una red de células responsable del placer de la comida. Su objetivo es mantenernos vivos y conservar la especie; si comer no te diera placer, ¿puede que te olvidaras de hacerlo por completo!. Cuando comes, tu cerebro te recompensa te suministra un poco de dopamina, que provoca ligeros cambios neurológicos y te animan a repetir lo que acabas de hacer.
Respuesta exagerada. Los alimentos nocivos provocan una importante liberación de dopamina, así que no solo te gustan, sino que quieres seguir consumiéndolos. Tu centro del placer reorganiza tus prioridades para favorecer aquello con lo que lo has estimulado.
No es falta de voluntad. Lo primero que debes entender respecto a los anteojos es que la causa no es glotonería, sino que vienen desencadenados por las propiedades biológicas de los alimentos. Hay cuatro tipos de alimentos que desencadenan efectos biológicos parecidos a las drogas adictivas.
TE CONVIENE EVITARLOS
Azúcar opiáceo. Se ha comprobado que el sabor dulce en contacto con la lengua desencadena la liberación de opiáceos en el cerebro que , a su vez, provocan la liberación de dopamina, la llave del centro del placer. Además, el azúcar alivia el dolor y el malestar. por lo que no es de extrañar que cuando estamos estresados recurramos a alimentos azucarados. Puedes sustituir el azúcar blanco por sirope de arce, azúcar moreno o estivia. Pero la mejor opción son, sin duda las frutas frescas.
Chocolate. Contiene cafeína, teobromina y feníletilamina, sustancias estimulantes. lamentablemente, también suele incluir una gran carga de azúcar y grasa. Si tienes antojo, sustitúyelo por cacao en polvo, sin azucares ni edulcorantes añadidos.
Queso. La proteína láctea o caseína, libera aminoácidos con una suave acción narcótica. Cuando te asalten las ganas de comerlo, prueba a tomar copos de levadura nutricional, que tiene un sabor parecido. También puedes sustituir el requeson de tus recetas por tofu fresco, chafado y mezclado con un poco de zumo de limón.
Carne. Al parece, parte del deseo de comerla radica en los efectos opiaceos que produce en el interior del cerebro. Puedes reemplazarla por salchichas, hamburguesas y embutidos vegetales. El seitán, el tofu, el tempeh y la proteína de soja texturizada son buenos sustitutos para las recetas de carne. Y, por extraño que pueda parecer, el deseo de comer carne desaparece rápidamente cuando esta es eliminada de la dieta.
LIBÉRATE DE TU ADICCIÓN.
Evita el autoengaño. Si tu cuerpo se resiente por tus hábitos alimentarios, ha llegado el momento de revisar tu dieta. La mejor forma de afrontar los alimentos nocivos es apartarlos por completo. No los tengas en tu casa y busca opciones más saludables.
Fija tus hábitos. Los siguientes pasos te ayudarán a prescindir de los alimentos inconvenientes y a seguir una dieta sana.
-Desayuna sano y no te saltes las comidas.
-Haz ejercicio regularmente para dormir bien. Con buen descanso se tienen menos antojos.
-Evita las situaciones en que te vienen las ganas de picar.
Salteado con agua. También te conviene revisar el modo en que cocinas. Freír al vapor es una excelente forma de evitar las grasas. Pon una sartén antihaderente o un wok a fuego medio. Añade verduras troceadas y una o dos cucharadas troceadas y una o dos cucharadas de líquido (agua, caldo vegetas bajo en sodio ...) para que no se peguen. No llenes mucho la sartén o los ingredientes se estofaran. Sube el fuego y deja cocer hasta que el líquido empiece a evaporarse y las verduras estén al punto que más te guste.
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