jueves, 19 de septiembre de 2019

VIVIR TU IKIGAL





Tener plena conciencia de las razones para vivir apasionadamente es el secreto de la felicidad y de la longevidad de los habitantes de la isla de Okinawa en Japón. Lo llaman IKIGAI, un arcano escondido en nuestro interior.

Una de las cosas que te sorprenden cuando llevas un tiempo viviendo en Japón es lo activa que sigue la gente incluso después de jubilarse. Un gran número de japoneses siguen trabajando en lo que les gusta mientras su salid se lo permite. De hecho, no hay una palabra en japonés que signifique jubilarse con el significado  de “retirarse para siempre” como en Occidente.

Algunos estudios sobre la longevidad sugieren que la vida en comunidad y tener un Ikigai (una razón de ser o sentido de la vida) son tan o más importantes que la saludable dieta japonesa. Este concepto está especialmente arraigado en Okinawa, una isla de las llamadas “zonas azules”, los lugares en el mundo donde las personas son más longevas. 
En esta isla hay más personas mayores de cien años por cien mil habitantes que en cualquier otra región del planeta.

Además de vivir más años que el resto de la población mundial, padecen menos enfermedades crónicas (cáncer o dolencias cardíacas) y meno afecciones inflamatorias. Y su sangre presenta un nivel más bajo de radicales libres (responsables del envejecimiento celular) debido a la cultura del té y a la costumbre de comer sin saciar del todo el estómago. Los casos de demencia tienen también un índice notablemente más bajo que la media y la menopausia en las mujeres es mucho más suave.

Los investigadores resaltan que una parte importante de la salud y longevidad de los nativos de Okinawa se debe a su actitud Ikigai ante la vida.

Claves para vivir tu Ikigai.

Mantente siempre activo, nunca te retires. Quien abandona las cosas que ama y sabe hacer, pierde el sentido de su vida. Por eso, incluso después de haber terminado la vida laboral “oficial” es importante seguir haciendo cosas con valor, continuar avanzando, aportando belleza y utilidad a los demás, ayudando y dando forma a nuestro pequeño mundo.

Tómatelo con calma. Las prisas son inversamente proporcionales a la calidad de vida. Como dice un viejo proverbio: “Caminando despacio se llega lejos”. Cuando dejamos atrás las urgencias, el tiempo y la vida adquieren un nuevo significado.

No comas hasta llenarte. También en la alimentación para una vida larga “menos es más”. Según la ley del 80%, para preservar la salud mucho tiempo, en lugar de atiborrarse hay que comer un poco menos del hambre que tenemos.

Rodéate de buenos amigos. Son sin duda, el mejor elixir para disolver preocupaciones con una buena charla, contar y escuchar anécdotas que aligeren la existencia, pedir consejo, divertirnos juntos, compartir, soñar…en suma vivir.

Ponte en forma. El agua que se mueve, fluye fresca y no se estanca. Del mismo modo, tu vehículo para la vida, el cuerpo, necesita un poco de mantenimiento diario para que pueda durar muchos años. Además el ejercicio físico hace segregar las hormonas de la felicidad.

Sonríe. Una actitud afable hace amigos y relaja a la propia persona. Está bien darse cuenta de las cosas que están mal, pero no hay que olvidar el privilegio de estar aquí y ahora en este mundo lleno de posibilidades.

Reconecta con la naturaleza. Aunque la mayoría de los seres humanos vivan en ciudades, estamos hechos para fundirnos con la naturaleza. Necesitamos regularmente volver a ella para cargar las pilas del alma.

Da las gracias. A tus antepasados, a la naturaleza que te provee de aire y de alimento, a tus compañeros de vida, a todo lo que ilumina tu día a día y te hace sentirte dichoso de estar vivo aquí y ahora, Dedica un momento cada día a dar las gracias  aumentaras de esta manera tu caudal de felicidad.

Sigue tu Ikigai. Dentro de ti hay una pasión, un talento único que da sentido a tus días y te empuja a dar lo mejor de ti mismo hasta el fin. Si no lo has encontrado todavía, como decía el neurólogo y psiquiatra austriaco Viktor Franki, tu próxima misión será encontrarlo. Dedícate a ello.

Vive el momento. Deja de lamentarte por el pasado y deja de temer lo que pueda pasar en el futuro. Todo lo que tienes es el día de hoy y a quienes te rodean. Dale el mejor uso posible para que sea un tiempo que merezca ser recordado, por ti y por los demás.

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