Cuando simplemente miras sin elaborar pensamientos, tu conciencia se da cuenta de todo cuanto ve, y lo comprende plenamente al instante y sin esfuerzo alguno. Conciencia es el termino más elevado que es posible expresar. No hay nada más elevado ni más profundo que la conciencia. La conciencia es pura capacidad se darse cuenta.
Pero ¿Qué es darse cuenta?
Supongamos que estás en una habitación mirando a un grupo de gente y a un piano. Ahora imagina que el piano deja de existir en tu mundo. ¿Te ocasionaría mucho problema la pérdida del piano? Podrías decir: "No, creo que no. No estoy muy apegado a los pianos". Bien, entonces imagina que la gente de la habitación deja también de existir. ¿Sigues sintiéndote bien? ¿Puedes soportarlo? Tú respondes: "Claro que si, me gusta estar solo".
De acuerdo. Ahora imagina que cesa completamente tu capacidad de darte cuenta. Simplemente desconéctala. ¿Qué te sucede ahora? La respuesta es muy simple: en realidad tú no estarías allí. No habría un sentido de "mí". Allí no habría nadie que pudiera decir: "Vaya, yo solía estar aquí pero ya no estoy". No habría tal posibilidad, porque no habría ninguna conciencia de ser. Y sin conciencia de ser, sin capacidad de darse cuenta, no hay nada.
¿Hay objetos? ¿Quién podría decirlo? Si nadie es consciente de los objetos, su existencia o inexistencia resulta totalmente irrelevante. Por muchas cosas que pueda haber delante de ti, si desconectas tu conciencia no hay nada. Por el contrario, si eres consciente, aunque no haya nada delante de ti te darás plena cuenta de que no hay nada. En realidad esto no es muy complicado, pero es muy revelador.
De modo que si ahora te pregunto: "¿Quién eres tú?", puede que en esta ocasión me respondas:
Yo soy el que ve. Desde algún lugar aquí dentro miro hacia fuera y soy consciente de los eventos, pensamientos y emociones que pasan ante mí.
Si vas profundamente dentro de ti, es ahí donde vives: vives en el interior de la conciencia. Un verdadero ser espiritual vive ahí sin esfuerzo y sin intención. De la misma manera en que ahora miras hacia fuera y ves sin esfuerzo todo lo que hay ante ti, un día llegarás a sentarte tan firmemente dentro de ti mismo que verás ante ti todos tus pensamientos y emociones con la misma claridad con la que ahora ves las formas externas.
Todos estos objetos están frente a ti, ya sean formas externas, pensamientos o emociones. las formas están más lejos, las emociones están un poco más cerca y los pensamientos están más ceca todavía. Un poco atrás de todo ello, contemplándolo todo ante ti, estas tú. Un día llegarás tan profundamente dentro de ti que te darás cuenta de que es allí donde siempre has estado en realidad. En cada etapa de tu vida has visto pasar diferentes objetos, emociones y pensamientos ante ti, pero tú siempre has d¡sido el mismo y el único perceptor consciente de todo ello.
Ahora mismo ya estás en el centro de tu conciencia. Estás un paso atrás de todo, simplemente observando. Este es tu verdadero hogar. Aunque desaparezca todo lo demás, tú seguirás estando allí, consciente de que todo se ha ido. Pero si retiras el centro de la conciencia es el asiento del Ser. Desde ese asiento eres consciente de que hay pensamientos, hay emociones y hay además todo un mundo externo que penetra en ti a través de tus sentidos.
Pero ahora te das cuenta de que te das cuenta. Este es el asiento del Si Mismo budista, del Atman hindú o del alma judeo-cristiana.
El gran misterio comienza precisamente cuando te instalas en ese asiento en lo más profundo de ti.
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