Por regla general, a todas las personas nos gusta la
sensación de tenerlo todo bajo control. Esta sensación nos hace sentir bien y
nos motiva a la hora de realizar nuestras tareas diarias. Sin embargo, existe
una diferencia entre esto y que dicha sensación se convierta en una necesidad
obsesiva.
Algo
parecido es lo que ocurre con la personalidad anancástica. A lo
largo de este articulo hablaremos sobre este tipo de personalidad obsesiva, así como sus principales rasgos,
qué factores pueden causarla y la posibilidad de un tratamiento mediante
psicoterapia.
¿Qué
es la personalidad anancástica?
Entendemos por personalidad anancástica aquel tipo de
personalidad que se caracteriza por una preocupación patológica por el orden y
el perfeccionismo. De la misma manera estas
personas se distinguen por la necesidad de control tanto propio como del
entorno y una falta de flexibilidad y apertura mental, aunque todo esto
interfiera en su día a día o es su eficacia laboral y social.
Para estas personas, la toma de decisiones puede
convertirse en un proceso lento, incluso doloroso. El motivo radica en que
poseen tal dificultad para decidir la prioridad de sus tareas o cómo es la
mejor manera de organizarse que pueden llegar a no iniciar la tarea en
absoluto, debido a la necesidad de realizarla de manera perfecta.
El comportamiento dentro de la personalidad anancástica
también se caracteriza por los arranques
súbitos de ira o enfado en aquellas circunstancias en las que persona
siente que no posee el control de su entorno físico o interpersonal. No obstante,
esta ira no suele manifestarse se manera agresiva, sino mediante cambios de
humor o rumiaciones negativas constantes.
En cuanto a las relaciones interpersonales, los
individuos con personalidad anancástica expresan sus afectos de una manera
altamente controlada y forzada, y pueden sentirse muy incómodos en presencia de
otras personas emocionalmente expresivas. Sus relaciones cotidianas se
caracterizan por ser formales y serias, lo que puede dar lugar a situaciones
incómodas para las otras personas que los perciben como rígidos y excesivamente
hoscos.
Este tipo de personalidad puede llegar a considerarse como un trastorno, ya que se trata de
un patrón perdurable de experiencia interna y conducta que se aparta de las
normas culturales de la persona. Dicho patrón es perdurable e inflexible así
como constante a través de las situaciones personales y sociales.
La principal consecuencia de este tipo de personalidad
está relacionada con un deterioro significativo de la persona tanto a nivel
social como laboral o de otras áreas de funcionamiento, lo cual puede conllevar
fuertes sentimientos de angustia y frustración.
Principales
rasgos o síntomas de esta personalidad.
Tal y como se menciona en el punto anterior, la
personalidad anancástica se caracteriza principalmente por una preocupación
excesiva por el orden y el perfeccionista. Sin embargo existe toda una variedad
de rasgos que definen a estas personas. Para poder determinar que existe un
patrón de personalidad anancástica deben darse, al menos, cuatro de los
siguientes rasgos:
-Preocupación
excesiva por los detalles, las reglas, las listas, el orden, la
organización y/o los horarios hasta el punto de afectar a la actividad o tarea
principal.
-Perfeccionismo
que llega a interferir con la finalización de la tarea.
Dedicación excesiva al trabajo y a la productividad,
excluyendo las actividades de ocio y las amistades.
-Son
excesivamente concienzudos, escrupulosos e inflexibles en cuestiones de
moralidad, ética o valores.
Les resulta imposible deshacerse de objetos desgastados o
sin valor ni práctico ni sentimental.
Se muestran reacios a trabajar con otras personas y a
delegar tareas a menos que el resto haga las cosas tal cual ellos lo desean.
Perciben el dinero como un bien que debe ser acumulado,
no gastado; por lo que tienden a resultar avaros o tacaños a la vista de los
demás.
-Muestran
una terquedad y rigidez significativas.
Tradicionalmente, la personalidad anancástica suele
diagnosticarse una vez la persona ya es adulta, manifestándose los síntomas más
graves entre los 40 y los 50 años de edad.
-En
muy pocos casos se perciben en la infancia o adolescencia debido
a los constantes cambios en el desarrollo y la personalidad propios de la
maduración. No obstante, en aquellos casos en los que se perciban síntomas
parecidos a los anteriores estos deben de perdurar, al menos, durante un año
para que pueda considerarse un trastorno como tal.
¿Cómo
se desarrolla?
Por el momento, los estudios no han conseguido aclarar
con exactitud cuál es la causa o cómo se desarrolla la personalidad
anancástica. Sin embargo, existen un gran número de hipótesis y teorías que
intentan dar respuesta a esta pregunta.
La gran mayoría de teóricos coinciden en la influencia de
factores biopsicosociales de causalidad. Esto significa que entre las causas de
favorecer el desarrollo de este tipo de personalidad se encuentran tanto factores
biológicos y genéticos, factores
sociales, o como el tipo de interacción con otras personas y familiares, y
factores psicológicos como la personalidad, el temperamento y las habilidades de afrontamiento y manejo
del estrés.
Esto significa que no existe un único factor responsable
de la personalidad anancástica, sino que una
compleja combinación de factores tanto personales como del entorno puede ser, probablemente,
la base para el desarrollo de este trastorno.
¿Se
puede tratar?
Antes que nada, hemos de tener en cuenta que esta
personalidad no siempre afecta al día a día de la persona y que solamente requerirán
asistencia o tratamiento aquellos pacientes en los que sí supone un problema,
desgaste o interferencia para el desarrollo social, familiar o laboral.
En el caso de que el paciente, o alguien cercano, soliciten
ayuda profesional, el tratamiento para
la personalidad anancástica se basa en la intervención mediante psicoterapia. Es
necesario que esta terapia sea llevada a cabo por un profesional experto en
trastornos de la personalidad, más concretamente en trastornos obsesivos-compulsivos. (TOC).
En los casos más
graves se puede incluso llegar a administrar medicación para ayudar a
disminuir los síntomas más problemáticos y debilitantes, así como para paliar
los síntomas de ansiedad que, en algunos casos, pueden aparecer con este
trastorno.
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