El aumento de
la actividad solar y estelar nos traslada de adentro hacia afuera. El cuerpo
humano comienza a renovarse y cambiar en una forma granulad y pixelada. Las magnitudes del tiempo y el espacio
están comenzando a “bambolearse” erráticamente. Algunas personas están
perdiendo la noción del tiempo, y los pensamientos se van volando como un
petirrojo. El tiempo tiene poca contención, ya que el día simplemente tiende a
desaparecer.
Muchos tienen
dificultad para dormir, sueños extraños que no parecen pertenecerles flotan
hacia la superficie durante el sueño. Algunas nauseas, dolores corporales y
mareos. Algunos están sintiendo una sensación de aflicción abrumadora sin
ninguna razón lógica. Muchos tienen conflictos visuales, problemas del oído
interno, zumbidos internos y externos.
Las tormentas geomagnéticas y las
erupciones solares en realidad nos ayudan a recibir “descargas” energéticas. Nos ofrecen “actualizaciones” y nos
ayudan a transmutar y cambiar nuestro ADN. Las tormentas geomagnéticas son
altamente transformadoras. Sin embargo, el cuerpo humano lo está pasando mal
con la influencia de estas energías.
Durante una EMC (eyección de masa
coronal), una tormenta solar o cualquier actividad interplanetaria o interestelar
inusual, podéis esperar cualquiera de los siguientes síntomas: dolores de cabeza o migrañas,
problemas respiratorios, problemas para dormir, hormigueos en la cabeza
(activación del chakra de la corona), carácter irritable, pérdida de objetos u
objetos que regresan de alguna manera misteriosa, fallos del tiempo, ser
conscientes de otras dimensiones, actividad paranormal aumentada, percepciones
y revelaciones repentinas, letargo, agotamiento, taquicardia o palpitaciones,
hipertensión, confusión u ofuscación. Todo esto es normal y sucede a medida que
aprendemos a pasar de una dimensión a otra.
La
energía Crística. El Código del Mesías.
Las capas de la Ascensión y la luz se
superponen entre sí, necesitan ser entrelazadas y combinadas en un lugar de
recepción estable. “Cristo” es una
palabra de origen griego, que significa “ungido”, “enviado” o “elegido”. Mesías es la palabra hebrea
para “ungido”.
En tiempos bíblicos, ungir a alguien
con óleo era una señal de que Dios estaba consagrado o reservando a esa persona
para un rol en particular. Por lo tanto, un “ungido” era alguien con un propósito
especial, ordenado por Dios. En el Antiguo Testamento, las personas eran ungidas
para ocupar la posición de profeta, sacerdote y rey. La unción era un acto de
consagración, un símbolo de derramar el Espíritu de Dios sobre alguien. Cuando
el Nuevo Testamento se tradujo al griego, la palabra hebrea “mesías” se tradujo como Christós
(griego romanizado). La palabra “Cristo”
fue aceptada mucho más rápido que “mesías”.
Los antiguos Seres que sostenían la
Luz brillante y la Forma sagrada pasaban fácilmente por alto el conocimiento
terrenal e ignoraban las leyes incluso de la física actual. Tal vez estos
Grandes Seres venían del futuro, tal vez de otra línea de tiempo, dimensión o
sistema estelar. Los verdaderos Maestros
de Luz vivientes caminaron por la Tierra y aún mantenemos una alianza con cada
uno a través de nuestra sangre.
Desde esa línea de tiempo en la antigüedad,
las instrucciones infinitesimales se han arraigado completamente en el ADN del
Tiempo. Todo en la Tierra siempre está recibiendo instrucciones de los átomos y
las partículas que provienen del espacio sideral. Nuestro Sol, los meteoros,
las emanaciones solares y las eyecciones de masa coronal, todos contribuyen a
esa sopa cósmica. A la Tierra se le da todo para ayudarla a lograr la sanación
y la aceleración hacia una luz mayor, incluso durante los momentos de agitación.
La frecuencia del Código del Mesías,
le pide a uno “ungirse a sí mismo” con el conocimiento cósmico, el código de
luz divina en su interior; a la memoria de la célula humana afloran registros
de luz atemporales que albergan instrucciones divinas sensibles al tiempo. Todos los aspectos del Creador tienen “una
inteligencia celular central”, un lugar para recopilar, descargar y actualizar,
superando viejas bases de datos.
Todos los tiempos pasados y futuros se
ven en el holograma panorámico de las obras registradas. Los seres humanos han
forjado algo de la nada, desde el principio de los tiempos. La humanidad está
diseñada para ser creativa y avanzar siempre como el Creador mismo. Lo que es humano por naturaleza siempre está
buscando una solución expandida para un problema contraído, y así comienza
nuevamente el ciclo.
El Código del Mesías es atemporal en
su construcción, sin límites, sin formas, sin restricciones de ningún tipo. Al
igual que la unción que representa, es fluido
por naturaleza, dejando atrás las leyes del tiempo, del hombre, de la física y
del espacio. A medida que el Código del Mesías se activa en 2019, los diez
mandamientos del ser piden ser restablecidos una vez más, ya que se les
solicita a todos que reescriban y corrijan lo que no sea válido en sus vidas,
en sus corazones y en el mundo en general.
Los diez mandamientos del YO son
personales y puros por naturaleza, de naturaleza singular para la evolución de
cada alma. Cuando se active el Código
del Mesías, ¿cómo reescribiréis vuestros códigos de luz, vuestros códigos de
honor, de valor?, ¿Qué os daréis a sí mismos como mandamientos y declaraciones
santas?,
Aceptar
vuestra santidad y unción divinas; llenad el cáliz de vuestra alma con una
nueva luz transparente, un amor más brillante y una verdad refinada.
J.A. Marcos Fonfria
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