La personalidad tóxica según Robert Stemberg está cada
vez más presente en nuestra sociedad. Un modo de reducir su impacto y
protegernos de ella es trabajando nuestra inteligencia emocional, nuestros
valores y nuestra sabiduría.
El
resentimiento: es la cárcel que nos impide avanzar.
Las
personas con necesidad de arreglar a los demás.
Pedir
disculpas, reparar daños: algo que nunca hará un narcisista.
Robert Stemberg, todo un referente en psicología en
materia de personalidad e inteligencia, realizo un artículo hace muy poco sobre
la personalidad tóxica. Definió este perfil como altamente dañino, poco ético y
muy hábil en cuanto a explotación emocional, egoísmo y arrogancia. Así, según
este profesor de Yale, estamos ante un tipo de personas que contaminan cada vez
más nuestra sociedad.
Llama la atención que alguien como Stemberg se acerque
también hasta ese concepto, el de la “toxicidad”. No falta quien discrepa,
quien ve en este término cierta falta de rigurosidad y sí mucho de esa psicología
popular que a menudo empapa nuestras conversaciones. Sin embargo, esta palabra
parece simbolizar muy bien un tipo de comportamiento que la mayoría identificamos
con facilidad.
Stemberg empieza reflexionando en su artículo sobre los
avances y retroceso de nuestro mundo. Señaló, por ejemplo, el importante
aumento de nuestro coeficiente intelectual (dos desviaciones estándar respecto
al siglo pasado). Ahora bien, algo que por sí mismo sería sin duda más que
alentador, se viene abajo por un detalle poco optimista.
Según este experto en personalidad e inteligencia parece
que, en general, no utilizamos nuestra inteligencia a favor del progreso de la
propia humanidad. Muchos de nuestros líderes políticos demuestran, por ejemplo,
una personalidad tóxica tan dañina tan dañina como peligrosa para todos
nosotros. Es más, si hay algo que necesitamos, es educar a nuestros jóvenes en
el propio reverso de lo que simboliza la toxicidad: la sabiduría.
Veamos a continuación más datos en los que reflexionar que
nos propone Robert Stemberg:
“La educación y la sensibilidad son las claves para crecer
como seres humanos”
-Robert Sternberg-
La personalidad tóxica seduce y contamina
El artículo de Stemberg se titula, “Sabiduría, insensatez
y toxicidad en el desarrollo humano”. Como educador y figura destacada en este campo
de la psicología, el célebre profesor de Yale se pregunta por qué las personas
más sabias, humildes y bienintencionadas no tienen tanta transcendencia en
nuestra sociedad o en nuestros escenarios empresariales.
En este trabajo se nos advierte de que cada vez estamos más
“contaminados” por este tipo de presencias, por esta personalidad tóxica que limita en mucho nuestro auténtico potencial humano. Así, en un intento de comprender
un poco más este perfil, Robert Stemberg nos desgrana punto por punto las características
que suelen identificar.
La toxicidad y la triada oscura
La personalidad tóxica está relacionada en algunos casos
(no en todos) con lo que se conoce como la triada oscura. Este tipo de perfil
está conformado por tres rasgos muy concretos:
Narcisismo:
comportamiento tendente a la grandiosidad, el egoísmo y la vanidad.
Maquiavelismo: se
relaciona con una personalidad fría y calculadora.
Psicopatía:
impulsividad, falta de conciencia y empatía, búsqueda de emociones y tendencia
a las conductas delictivas.
La toxicidad y la triada oscura se vinculan en puntos
confluentes como son, por ejemplo, la explotación, el trato injusto, la arrogancia
y dominancia, así como la falta absoluta de conexión emocional con aquellos que
les rodean.
La toxicidad necia
y la persona tóxica con alta inteligencia.
Robert Stemberg
advierte que hay dos tipos de personalidad tóxica:
En primer lugar encontramos al tóxico necio. Es
aquel que sin tener una inteligencia destacable, se vale de seguidores para proyectar
el dominio y el acoso sobre los demás.
Asimismo, también está el tóxico inteligente, aquel
que con un CI por encima de la media usa su ingenio para fines egoístas y
hasta peligrosos.
La personalidad tóxica es lo opuesto a la sabiduría
Inteligencia no es lo mismo que sabiduría. Este último
concepto se entiende como ese eslabón más elevado y noble del desarrollo humano
y por tanto, es lo opuesto a la propia toxicidad.
La persona sabia es ética, es atenta, sensible a las
necesidades ajenas y capaz de distinguir entre lo que es bueno y malo, lo
que es útil y lo que no.
Asimismo, sabiduría es también disponer de capacidad analítica,
de creatividad y habilidad para resolver problemas.
Las mentes sabias saben hacer justicia mediante la
honestidad y la franqueza. No entienden de egoísmos, no buscan el poder y
se guían siempre por los más elevados valores.
Cultivarnos como personas no caer en la toxicidad
Robert Sternberg señala que por curioso que
parezca, la personalidad tóxica siempre es más atractiva socialmente que
la persona sabia. Tiene más recursos en cuanto a seducción, sabe escalar
posiciones y termina ocupando espacios retirando a quienes serían más válidos
(y valiosos) para nuestro avance como sociedad.
Así, algo que nos sugiere el profesor de Yale es que
trabajemos en nosotros mismos. Es necesario que invirtamos en sabiduría
para frenar la toxicidad, para no contaminarnos, protegernos de ella y
evitar caer en estas mismas dinámicas. Estas serían por tanto unas sencillas
estrategias para lograrlo:
Debemos entrenar y dar forma a un tipo pensamiento más
flexible y menos dogmático.
Es
necesario que potenciemos la inteligencia emocional.
Hay que reflexionar sobre los propios pensamientos,
sentimientos y creencias.
Debemos invertir en el estudio de los valores éticos
en la filosofía, en el razonamiento…
Hay que valorar nuestra experiencia, sacar aprendizajes
de lo aprendido en la vida.
Debemos enseñar a los niños que todo lo que se aprende
puede usarse para bien o para mal.
Es necesario tomar conciencia de que el respeto y el bien
generan impacto en todos nosotros.
Reflexionemos por tanto en estos puntos y escampemos este
tipo de presencias adversas de nuestra cotidianidad para lograr una existencia
más plena, más libre y digna para todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario