LA AUTOESTIMA EN LOS ADOLESCENTES
La autoestima en los adolescentes es clave para su
bienestar psicológico. Debemos trabajar en ellos la autoaceptación, el
autoconcepto, la responsabilidad y la tolerancia a la frustración
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La autoestima en los adolescentes determinará su calidad
de vida en la edad adulta. Este músculo psicológico erige una raíz
primordial en el carácter del joven en esa etapa de cambios, de desafíos y
dificultades donde necesitará sin duda, no solo de todo nuestro apoyo. Sino de
un apoyo inteligente, sensible y validador donde servir de ayuda y no actuar
como un muro que veta.
La adolescencia es un período de complejo, lo sabemos. Una
etapa del desarrollo evolutivo donde asentar identidades, valores,
autoconceptos… De ahí la necesidad de experimentar, conocer y posicionarse en
diversos roles. Por eso, es especialmente importante que la autoestima en los
adolescentes sea alta, fuerte y saludable. De lo contrario, pueden emprender un
camino desacertado.
Durante la adolescencia adquiere fuerza la necesidad de
reflexionar profundamente sobre uno mismo. A su vez, el cerebro va
madurando y se adquieren nuevas habilidades. Todo ello influye en el proceso de
adquisición de una nueva identidad. De ahí que solo cuando hemos
desarrollado un autoconcepto coherente de nosotros mismos, podremos construir
nuestra autoestima.
“La adolescencia es un nuevo nacimiento, ya que con ella
nacen rasgos humanos más completos y más altos”
-G. Stanley Hall-
La autoestima es la valoración del autoconcepto
El autoconcepto es la representación mental global que
tenemos de nosotros mismos. Se nutre del autoconocimiento. Por ejemplo “soy muy
impulsivo cuando tomo decisiones”, “me divierte pasear con mi perro por el
parque”, “soy muy competitivo cuando juego al fútbol” o “hablo de manera muy
formal con mi tío”.
Durante los primeros años de vida, el autoconcepto es más
moldeable. Y, por tanto, más susceptible de incorporar los valores,
evaluaciones y expectativas provenientes de las figuras de apego. Ahora
bien, durante la adolescencia es mucho menos coherente, más arbitrario y
cambiante.
Así, estudios como el llevado a cabo en la Universidad
de Tennessee nos señalan que los adolescentes con baja autoestima
presentan una tendencia mayor a la violencia, consumo de drogas y tendencia a
conductas sexuales de riesgo.
Al darnos cuenta de lo que somos y cómo somos, el
autoconcepto también nos da información de cuánto valemos. Por tanto, el
autoconcepto contiene la autoestima, la cual dependerá de la valoración que
hacemos de nosotros mismos en relación a determinados aspectos.
¿Cuándo
se forma la autoestima?
La autoestima se va forjando desde el nacimiento, al
igual que el autoconcepto. Es a su vez, fruto de la interacción de
distintos factores:
Por un lado, genéticos (temperamento)
Por otro, los ambientales (personales, sociales y
culturales).
Todos ellos se van asimilando e interiorizando a medida
que vamos creciendo. Esta valoración de uno mismo puede ir variando con la
edad.
¿Cómo
se valora un adolescente a sí mismo?
Cuando le pides a un adolescente que se describa a sí
mismo, normalmente lo hará atendiendo a atributos externos relacionados con
su aspecto físico (atractivo,
rasgos, figura…) y actividades realizadas (capacidades intelectuales y formas
de relacionarse con los demás).
Su visión gira en torno a los conceptos de valía y
competencia. Por ello, está muy relacionada con el éxito escolar, la
competencia social y el equilibrio emocional.
La autoestima en los adolescentes experimenta diferencias
en cuanto al género:
Las chicas suelen tenerlo menor y más vulnerable. Les
preocupa enormemente su apariencia física, el éxito social y su rendimiento
académico.
La autoestima de los chicos se rige más por la dificultad
de cumplir el estereotipo de hombre como tipo seguro de sí mismo, duro e
intrépido.
Conductas que indican el grado de autoestima en los
adolescentes
Dependiendo del nivel de autoestima que el adolescente
tenga, así se verán influidos el resto de aspectos de su vida: escolar,
familiar, afectivo, intrapersonal… Además, esta valoración influirá
decisivamente en su personalidad posterior y en su felicidad.
Adolescentes con alta autoestima
Se sienten queridos y aceptados por su entorno.
Además, se encuentran motivados para aprender, probar cosas nuevas y están
dispuestos a conocer mundo.
Suelen mostrarse optimistas respecto a su futuro y
saben abordar sus problemas desde diversos puntos de vista.
Se establecen objetivos y metas a corto y medio plazo y
son capaces de responsabilizarse de sus propios comportamientos y
decisiones.
Conocen sus fortalezas y debilidades. Al igual que
saben aceptar las críticas, son autocriticos y se enfrentan a
los problemas.
Tienen estabilidad emocional y dan muestras de
empatía.
Son sensibles ante las necesidades ajenas, se comunican
fácilmente con las personas de su alrededor y mantienen una red saludable de
contactos en su entorno.
Adolescentes con
baja autoestima
No obstante, las conductas que dan indicios de baja
autoestima en los adolescentes están encabezadas por una falta de
confianza en sí mismos y en sus capacidades.
Se consideran inferiores a los demás, no respetados y no
valorados. Esto hace que rechacen realizar actividades grupales en las que han
de cooperar con los demás.
Sienten inseguridad y un paralizante miedo al fracaso.
A menudo, dan muestras de falta de disciplina, de
compromiso y de asunción de su responsabilidad.
En su intento por sobresalir y dada su necesidad
constante de llamar la atención engañan y mienten.
Echan la culpa a los demás y a menudo adoptan una
actitud agresiva, violenta, regresiva,
desafiante y antisocial.
¿Para qué sirve la autoestima?
Erik Erikson, conocido
psicoanalista experto en el desarrollo psicosocial, determina que la
adolescencia es un proceso de búsqueda de identidad y de sentido personal.
Por tanto, aunque se
establezca usualmente en términos de crisis y de caos hormonal es saludable y
contribuye al fortalecimiento del ego del adulto. La conquista de la identidad
tiene que ver con la función que se desea desempeñar en el futuro y con las fuerzas
educativas a seguir. La búsqueda de la identidad es una tarea vital.
Por tanto, la autoestima
contribuye a que nos aceptemos a nosotros mismos y que valoremos nuestras
cualidades. Al igual que sabemos cuáles son nuestros
defectos, debemos ser
conscientes de las fortalezas que
tenemos y sacarlas a relucir.
No es ser ególatra, es
ser realista y alimentar nuestra autovaloración. La autoestima es una
muestra de respeto hacia ti mismo y hacia los demás. Solo el que se
respeta se hace respetar. Al igual que únicamente el que se valora, se pone en
valor ante el resto de personas
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