No trates de detener a tu mente. Es una parte natural de
ti; enloquecerás si intentas detenerla. Sería como un árbol tratando de impedir
que le crecieran las hojas; las hojas son naturales para él.
Por eso, el primer consejo es: no trates de detener tu
pensamiento; está perfectamente bien.
El segundo consejo es: el simple hecho de no detenerla no
es suficiente; hay que disfrutarla. ¡Juega con ella!. Jugando con ella, disfrutándola,
dándole la bienvenida, comenzaremos a estar más alerta, más al tanto de ella.
Esta toma de conciencia llegara de una manera muy indirecta; no será un
esfuerzo tomar conciencia.
Cuando tratas de tomar conciencia, la mente te distrae,
sientes que está parloteando constantemente. Tú quieres estar en silencio y no
te lo permite, así que comienzas a percibirla como un enemigo. Esto no es
positivo; supone dividirte en dos y surgen el conflicto y las fricciones. Y
toda fricción supone una pérdida de energía innecesaria.
No tenemos tanta
energía como para desperdiciarla en pelear contra nosotros mismos.
Por eso comienza a disfrutar el proceso del pensamiento.
Simplemente observa los matices de los pensamientos, los giros que toman, cómo
una cosa lleva a otra, cómo se enganchan unos con otros. ¡Es contemplar un
verdadero milagro!. Un pequeño pensamiento
puede llevarte al lugar más alejado, y si observas no verás ninguna
relación entre uno y otro.
Disfrútalo, deja que se convierta en un juego; juega
deliberadamente y te sorprenderás: a veces solo disfrutándolo encontraras
pausas hermosas. De repente hallaras que un perro está ladrando y no surge nada
en tu mente, no origina ninguna cadena de pensamientos. El perro sigue
ladrando y tú continúas escuchando y no
surge ningún pensamiento.
Aparecerán pequeñas discontinuidades…..pero no
tendrán futuro.
Llegan por sí solas y cuando lo hacen son hermosas. Y
justo en esos pequeños huecos empezaras a observar al observador, pero eso será
natural. Nuevamente empezaran los pensamientos y los disfrutaras. Hazlo con
tranquilidad, tómatelo con calma.
La conciencia llegara a ti, pero lo hará
indirectamente.
Observar, disfrutar, dejar que actúen los pensamientos es
tan hermoso como ver el mar con sus millones de olas. La mente también es un
mar y los pensamientos son olas. Disfruta de las olas del océano de tu mente y
disfrutaras de las olas de tu conciencia.
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