La esclavitud es la identificación del que solo ve con los instrumentos de
la visión.
Si podemos ver como
flotan y evolucionan las nubes del cielo, se debe a que no somos las nubes,
sino el Testigo que las contempla. Si somos capaces de darnos cuenta de las
sensaciones de nuestro cuerpo, se debe a que no somos dichas sensaciones, sino
el Testigo que las percibe y contempla. Si somos capaces de observar los
sentimientos y pensamientos que aparecen en nuestra mente se debe a que no
somos tales sentimientos, sino el Testigo que los contempla. Entonces ¿Quiénes
SOMOS?
El ojo no se ve a sí mismo y todo aquello que uno pueda “ver”, no será
sujeto, sino objeto. El que ve no es lo visto, sin embargo, puede decirse que
en la vida cotidiana vivimos identificados con nuestro cuerpo y nuestra mente.
El problema que al
parecer nos sucede a los seres humanos es que la propia identidad sujeto por
excelencia es, de pronto, confundida con el objeto visto, aunque éste sea tan
sutil como son los sentimientos más íntimos.
Sabemos que cuando
somos parte de una querella perdemos la ecuanimidad. De la misma forma sabemos
que cuando confundimos al YO con la mente pensante se termina por sufrir los
mismos vaivenes que los de los propios pensamientos.
La mirada, el
pensamiento y todo lo que seamos capaces de ver, no somos nosotros, sino lo que
tenemos, por ejemplo, decimos “mi mano”, pero no somos en realidad la mano,
sino que tenemos una mano. Y así todo lo que nos rodea son objetos del YO, no
son el YO.
Al liberarnos de la
identificación con los objetos de nuestra visión, experimentaremos libertad y
desapego. Al darnos cuenta de que no somos nuestros deseos, ni nuestra cólera,
ni nuestras inquietudes… porque todo esto puede “verse”, sentiremos una
libertad de sabor neutral.
¿Pero qué significa
ser neutral?, ¿acaso significa no tener especiales intereses personales en el
objeto que se dirime?, ¿acaso no es sentir des-implicación?, ¿Cuál es el porqué
de esa des-implicación?, ¿es porque, acaso al estar des-identificado, no se está
afectado?
El objetivo, de todos
los buscadores de la libertad esencial consiste, primero en diferenciar y,
posteriormente en integrar. Tras comenzar diferenciando se finaliza la búsqueda
en el momento en que lo de dentro y lo de fuera dejan de ser dos. Cuando sujeto
y objeto son no-dos, cuando el observador y lo observado se tornan un SOLO
SABOR, sucede que entonces se ha trascendido la mente racional y dualista del
YO-TU y se existe tan sólo como contemplación supraconsciente.
Entonces, simplemente todo es. Cada mañana al despertar antes de pisar el
suelo del mundo, observa como comienzas a tener las primeras sensaciones, los
primeros sentimientos y pensamientos…es decir, objetos en tu consciencia.
En ese preciso instante, es cuando resulta muy fácil preguntarse, ¿quién
soy? Y seguidamente no “pillarse” con lo visto, sino más bien permanecer
lúcidamente instalado en el espectador.