sábado, 14 de noviembre de 2015

DESACTIVANDO BARRERAS.



 

“Miro la vida con tranquilidad, desactivando miedos, egoísmos e ideas negativas que pongan alambres a mis pasos. Mi mente está abierta a cualquier ventana. No espero nada y lo espero todo, porque al final, todo llega”

Es posible que más de uno piense que eso de “no esperar nada” puede encerrar alguna actitud derrotista, de quién se deja lleva por los hilos de otros y por las fuerza de las circunstancias.

Nada más lejos de la realidad. No esperar nada y permitir que las cosas lleguen, es actuar con equilibrio, apertura y permisividad interior.

En el día a día, solemos acumular muchas actitudes y pensamientos limitantes. Lo hacemos casi sin darnos cuenta.

A veces somos nosotros mismos los artífices de esos muros que impiden que las cosas lleguen. Debemos estar abiertos, abiertos de mente y corazón: Te enseñamos como conseguirlo.


Desactivando actitudes limitantes.


Empezaremos con una pequeña reflexión: si no somos conscientes de nuestras propias actitudes limitantes, nunca podremos derribar esos muros que nos impiden que las cosas lleguen.

Para darnos cuenta de muchas de esas cosas que tenemos “alojadas” en nuestro interior, y que nos cortan las alas del crecimiento y parte de nuestra felicidad, debemos entender de dónde vienen las actitudes limitantes:

Nuestra educación

Una buena parte de lo que somos ahora, hunde sus raíces en esas etapas tempranas en las que construimos el vínculo con nuestros padres, nuestras madres, abuelos, abuelas y hermanos.

Si no nos ofrecieron seguridad, si criticaron nuestros pensamientos e ideas, si nos sobreprotegieron o no nos demostraron cariño, todo ello ha dejado huella en nosotros.

Es posible que a medida que maduraras, intentaras cambiar en ti muchas de esas actitudes limitantes. Que te atrevieras a hacer lo que decían que nunca harías, que hayas avanzado con pasos seguros volviendo el rostro a heridas del pasado. Los ecos de una infancia traumática, suelen limitarnos en muchos aspectos. No lo permitas, nunca dejes de confiar en los demás, y aún menos que todo llega. Que las cosas buenas pueden ocurrir.

Experiencias negativas no gestionadas de forma adecuada.

La vida no siempre es fácil, y dependiendo de la actitud y las estrategias personales con las que afrontemos las cosas, obtendremos un aprendizaje u otro. Esas actitudes limitantes parten de nuestra propia personalidad, de indecisiones, de miedos, de cerrarnos puertas casi sin darnos cuenta porque preferimos seguir habitando en nuestro “circulo de seguridad”

La vida siempre está un paso más allá de tu zona de confort.

Es ahí donde las cosas pasan y donde todo llega.
 

Permitirnos no esperar nada.

 
No se trata de no esperar nada, sino de reestructurar un poco nuestra actitud hacia la vida, hacia nosotros mismos, permitiéndonos que las cosas pasen.

Te explicamos como:

Evita la “visión de  túnel”. Todos lo hemos vivido  alguna vez, son esos momentos en que nos enfocamos en algo concreto, perdiendo a su vez  la capacidad de ver lo que sucede a nuestro alrededor.

Puede que tengas esos días en que pienses que nada tiene solución, que las cosas “son como son” y que no hay otro remedio más que lo inevitable.

Desactiva esos pensamientos. Tampoco hace falta ensalzar un “positivo ciego” que nos cree falsas esperanzas. Coge aire y déjate llevar, no esperes nada pero mantén la mente abierta mirando todo lo que te envuelve, déjate llevar con esperanza y tranquilidad.


Deja a un lado lo que sientes y piensa en lo que necesitas. En ocasiones, los sentimientos nos ciegan o nos aferran. Hay momentos en que el amor, por ejemplo, aun causándonos infelicidad, nos encadena a esa relación de la que no queremos “despegarnos”.

En lugar de sentir, pregúntate que necesitas. Permítete ser feliz de nuevo. Al final todo llega.


Nuestra actitud hacia la vida siempre debe ser abierta, tranquila y segura. Mientras sepas siempre cuáles son tus prioridades en el día, las cosas irán sucediéndose tal y como deben. A tu ritmo.

 

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