Hemos aprendido a asociar
la oscuridad con el medo a lo desconocido, y aprendimos que es mejor no hablar
con nuestros pensamientos y emociones oscuras.
Encender la luz sobre
nuestra sombra emocional es mucho más difícil que accionar un interruptor de luz
física. Así que lo evitamos. La superficialidad es más fácil. Pero esta
oscuridad de nuestra alma tiene una vida propia que se nutre, ya sea si la
reconocemos o no. Está ahí y es poderosa.
El miedo de nuestra
complejidad emocional creció a medida que nosotros crecimos, y con el tiempo se
convirtió en nuestra sombra. Es una parte oculta en nosotros que influye en
nuestras decisiones con más frecuencia de lo que somos conscientes.
Es mucho el esfuerzo que
hacemos en reprimir y ocultar la sombra de nosotros mismos y de otros. Nos da
miedo a mostrar aquello de lo que nos avergonzamos. Pero a través de la
negación, no somos capaces de ver que en la oscuridad de las tinieblas también yacían
nuestros puntos fuertes.
Al ocultar esta parte de nosotros,
estamos diciendo que no merecemos mostrar nuestro ser completo, y con ello nos
traicionamos a nosotros mismos. A cambio hemos obtenido el secreto, la
manipulación, fingiendo y ocultando grandes partes de nuestra vida por temor a
ser “expuestos” y ser rechazados
Cuanto más reprimimos estos rincones oscuros de nuestro
ser, más enfrentamos desorden en nuestra personalidad.
Esto puede manifestarse como:
adicción-ansiedad-relaciones o trabajos intencionalmente fallidos, u otros
comportamientos que causan nuestra destrucción y la de los que nos rodean.
Tomar conciencia de
nuestra sombra es arrojar luz sobre nuestras primeras heridas y darnos una
oportunidad para la sanación y transformación. Pero si elegimos cerrar los ojos
a esto, las heridas continuarán descomponiéndose mientras emiten veneno en
nuestras vidas.
Cualquier trabajo
espiritual debe implicar la exposición y comprensión de nuestra sombra.
Solo centrándonos en la búsqueda
de nuestra luz podemos alejarnos de la vergüenza, la culpa, los celos, la
codicia, la competencia, la lujuria y la agresión. Son estas emociones las que
tenemos que trabajar antes de acercarnos a nuestros lados más claros. Incluso
practicar la meditación puede llegar a ser difícil cuando tratamos de ignorar
nuestra sombra. Su represión aparece cuando cerramos nuestros ojos, y nos
quedamos con sólo nuestros pensamientos.
Si no reconocemos
nuestra sombra y la abrazamos, la profundidad de nuestro crecimiento espiritual
y personal es limitada. Negarse a mirar la oscuridad es rechazarse a uno mismo.
Nuestros roles y personalidad hacen todo lo posible para ayudarnos a sentirnos
dignos y adorables. Para algunos, es siendo inteligentes, con éxito y poderosos,
mientras que para otros es lo contrario, de cualquier forma que nuestra
personalidad intente controlar nuestra
vida, sigue siendo solo otro intento de ser amados por algo que no somos.
Mientras esta visión
parcial de nosotros mismos se mantiene intacta, creamos separación.
El mensaje es:
“Yo no quiero mirar y
sentir ciertas partes dentro de mí, prefiero juzgar a otros por mostrar y vivir
lo que yo quiero rechazar”. Es una dolorosa jaula de continuo aislamiento.
El camino hacia nuestra
luz es a través de la oscuridad.
Lo queramos o no, el lado oscuro es muy activo a pesar de
que está oculto y no es evidente para el exterior. Pero sabemos que está ahí,
pidiendo continuamente reconocimiento.
La sombra debe de ser
enfrentada en un ambiente seguro y amoroso, hay demasiado miedo y nos hemos
mantenido tan limitados que, el reconocimiento de nuestra sombra es un paso inmenso hacia la curación y el
amor propio.
Al principio, cuando nos
embarcamos en este apasionante y necesario camino, no podemos estar seguros de
lo que realmente somos. Pero esto es sólo porque estamos tan acostumbrados a
las máscaras, que expresar nuestro verdadero yo es como conocer a un familiar
extraño.
Pronto aparecerán nuevas
posibilidades, opciones y percepciones.
De repente podemos
enfrentar todas las interrogantes de nuestra vida desde un lugar de fuerza y
autenticidad. Fortalecemos nuestra capacidad de estar en este mundo más plena y
completamente.
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