domingo, 11 de mayo de 2014

PERSONALIDAD



 
Nuestra personalidad es la lente a través de la que vemos nuestra vida. A través de ella reaccionamos ante el mundo y experimentamos y enjuiciamos acerca de él, abarca nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras sensaciones, motivaciones y sueños, además lleva el sello de nuestra historia familiar.

A nivel inconsciente, nuestra personalidad nos conecta con nuestro sistema de creencias, aprendidas de nuestros padres; nos pone en contacto con nuestros niño interno; con nuestros recuerdos, buenos y malos, con nuestros sueños, con nuestro miedos y traumas.

Pero ocurre, que en ese nivel profundo, existen también recuerdos de experiencias de vidas pasadas, con información importante de quienes y qué hemos sido. Toda esta información, se transforma en fuente de motivación de nuestros impulsos, de nuestros miedos a afrontar el presente y de nuestras relaciones.

Todas las relaciones importantes nos facilitan información acerca de nuestros puntos ciegos. Jung pensaba que cuanto más profundamente reprimimos los pensamientos y sentimientos respecto de nosotros mismos, más intensamente los creamos fuera de nosotros como conflictos y caos. Atraemos a otras personas para que nos enseñe precisamente lo que conscientemente no queremos saber de nosotros mismos. Una vez que comprendamos esto, seremos capaces de transformar aquellos comportamientos que necesitan un cambio.

A menudo, las experiencias de nuestra vida suelen influir en la dirección de la personalidad, haciendo que nos desviemos del camino evolutivo que teníamos trazado. Nuestro desafío, como adultos espirituales que somos, es encontrar la ruta adecuada en la que nuestra personalidad, alineada con nuestro espíritu pueda avanzar. Solo entonces nos sentiremos plenos y equilibrados, recordando por fin el camino a Casa.

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