“El sueño es la pequeña puerta oculta en el santuario más
profundo e íntimo del alma, la puerta que se abre a esa noche cósmica
primigenia que era el alma entes de que existiera un yo consciente, y que
seguirá siéndolo mucho más allá de lo que un yo consciente podrá alcanzar
jamás”
Carl Jung
En “la estructura y la dinámica de la psique”, Jung define
el inconsciente como: “Todo lo que sé, pero en lo cual no pienso en este
momento; todo aquello de lo que una vez fui consciente, pero que ahora he
olvidado; todo lo que he percibido por mis sentidos, pero que mi mente
consciente no ha registrado; todo lo que, involuntariamente y sin prestar
atención, siento, pienso, recuerdo, deseo y hago; todas las cosas futuras que
están formándose en mí y que alguna vez haré conscientes; todo esto es el
contenido del inconsciente”.
La parte inconsciente de nuestra personalidad, o
“sombra”, contiene muchos de los rasgos y características que conscientemente
rechazamos y, en consecuencia, reprimimos. Por temor a los recuerdos oscuros
que podríamos desenterrar y los estragos que nos podrían causar, tenemos muchas
veces miedo de nuestro inconsciente.
Así podemos considerar que nuestro inconsciente puede
ser nuestro mejor amigo, un almacén de información que deseamos hacer
consciente. Lo difícil es cómo acceder a esa información, porque nuestro
inconsciente no tiene una vía de comunicación directa con nuestra mente
consciente. Además, mientras que nuestra mente consciente nos proporciona una
información más literal, el lenguaje del inconsciente es en su mayor parte simbólico.
Analizar los sueños puede ser una experiencia
iluminadora que nos ofrece un profundo nivel de comprensión, siempre y cuando
sepamos interpretar los símbolos que nos brinda nuestro inconsciente. También
es importante relacionar la simbología onírica con los símbolos astrológicos,
ya que el hacerlo nos aporta una gran cantidad de datos importantes. Para tener
una idea podemos estudiar algunas estructuras simbólicas:
Si soñamos con una casa, algo que es bastante
corriente, recordaremos la estancia o estancias en las que nos encontramos: el
sótano representa lo interno, lo desconocido- nuestro inconsciente-; el primer
piso puede ser nuestro yo o nuestra personalidad, el desván nuestro lado
espiritual etc. También tenemos la oportunidad de situar el sueño en un
contexto temporal: las casas viejas suelen simbolizar recuerdos del pasado, o
bien soñamos que vivimos en nuestra casa y en el sueño nos dicen que no es
nuestra. Analizar todas estas cuestiones aunque nos parezca un poco lioso, todo
es cuestión de práctica y voluntad de conocernos. La siguiente lista te ayudara
a encontrar correspondencia entre las partes de una casa y los signos del
zodiaco:
Aries: la entrada, el recibidor, una antesala.
Tauro: el jardín, los muebles.
Géminis: el pasillo, el teléfono, el garaje.
Cáncer: la cocina, la sala de estar, los grifos.
Leo: la habitación de los niños, el cuarto de juegos,
el cuarto de la televisión.
Virgo: el cuarto de baño, la ducha, la lavadora.
Libra: los objetos artísticos o decorativos, el salón.
Escorpio: el sistema séptico de la casa, el inodoro.
Sagitario: el balcón, la terraza, la biblioteca, el
desván.
Capricornio: el comedor, el tejado, el despacho.
Acuario: la instalación y los aparatos eléctricos,
ordenadores.
Piscis: todo el sistema de desagües de la casa.
Al relacionar estos símbolos, podemos aplicar las
cualidades de cada signo a la estructura del sueño, y de esta forma comprender
que es lo que nos está indicando. Por las noches antes de dormir pide a tus
guías que te ayuden a recordar los sueños. Siente que estas preparada para
conocer qué recuerdos están almacenados en tu inconsciente, y afirma que no
tienes miedo de conocerlos.
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