En ocasiones, nos podemos ver sumergidos en una
relación que nos resulta frustrante, dolorosa y triste. Notas que estas
estancada, te preguntas ¿Qué ocurre?, porque no funcionan las cosas, ¿acaso no
ve la otra persona lo maravilloso de nuestra relación?.
Analizando las cosas comencé a pensar porque podría ser
así, que ocurría para que estando unidos, tuviésemos esa desunión. Y sentí; que
nuestra relación podía estar existiendo en distintas dimensiones. Cada uno de
nosotros sentía vibraciones distintas, la conexión que yo sentía, no era
sentida por la otra persona, por lo que yo estaba sosteniendo un espacio energético,
que ella no estaba dispuesta a compartir conmigo.
La dimensión, vibración y frecuencia que cada uno
elige, son parte de las experiencias que ha venido a experimentar, por lo que
podemos entrar en relaciones que tengan frecuencias distintas, y aunque les
aportemos la nuestra, ellos no tienen por qué seguirnos, al contrario, en
nuestro afán por igualarnos puede que se sientan coaccionados e incluso que nos
rehúyan.
Esto puede ocurrirnos en todas las áreas de nuestra
vida, no solo en las relaciones de pareja, aunque es más frecuente que ocurra
cuando estamos atados emocionalmente con alguien. A veces sostenemos nuestro
espacio energético para que los demás nos acompañen allí, pero es inútil, porque al no compartir nuestra
visión podemos estar juntos cierto tiempo, pero después cada uno tiene que
seguir su camino, y en el intento podemos perder mucha energía.
Estos desequilibrios podemos considerarlos fruto de
nuestra evolución, de nuestro crecimiento espiritual, y conforme nos acercamos
a dimensiones superiores, nos daremos cuenta de que cada cual camina a su
ritmo, y no todos recordamos que relación tuvimos con la otra persona en vidas
pasadas. Y en el caso de que una de las
dos personas se diera cuenta de la relación que tuvieron, no pueden compartirlo
pues no lo entenderían, ya que es muy difícil evolucionar todos al mismo
tiempo, aunque todos vayamos al mismo
lugar.
Cuando nos damos cuenta podemos sentirnos rechazados,
no entender porque ocurren las cosas, y nos preguntamos ¿Qué podemos hacer?.
Pues nada, liberarnos y liberarlos, seguir nuestro camino y relacionarnos con
personas que estén alineadas con la dimensión, frecuencia y vibración en la que
cada uno se encuentre. Esto nos puede ocurrir también con nuestra familia
biológica, y al estar con ella por contratos álmicos la separación puede ser
más dolorosa, ya que sentimos que estamos rompiendo un compromiso, y que deberíamos
prestarles ayuda. Pero no es así, y muchas veces no les hacemos, ni nos hacemos
ningún bien al intentarlo, el camino tiene que andarlo cada uno por su propio
pie.
La vida es una escuela de aprendizaje muy valiosa,
aceptar que cada cual se expresa desde su nivel energético nos proporcionara
paz y equilibrio, pudiendo desconectar de aquellos contratos álmicos que nos
tienen atrapados y recuperando nuestra energía. Cada uno de nosotros tiene que
estar en su centro, y todos los estados son buenos, simplemente son distintos,
respiremos con alegría nuestro paso hacia nuestras respectivas dimensiones y
seremos más felices.
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