Estos mensajeros se dedican a comunicar y transmitir el amor de
muy diversas formas: mediante el arte, la canción, la literatura, el teatro
etc. Hay muchas de estas almas hoy en día en el planeta, los podéis hallar en
cualquier ámbito o profesión, como escritores, poetas, periodistas, músicos,
etc. Se distinguen de los demás, entre otras cosas, por el hecho de no estar
atadas al mundo físico. Esto no significa que no se sientan atraídas por los
bienes materiales; ahora bien, la mayoría tienen un solo objetivo: comunicar,
hacer que el mensaje sea accesible de la forma que sea, a través del canto, el baile
la escritura, en resumen, todo lo que sirva para comunicar.
Estas almas no destacan por estar enraizadas, por eso pueden
introducirse con facilidad en el mundo de las drogas. Para ellas el mundo físico
no tiene ninguna importancia, comparándolo con el arte de la comunicación y la
expresión artística, su ligereza hace que les cueste encarnarse.
En el seno de esta familia, hay muchos artistas que, en el
periplo de la encarnación y la personalidad, olvidan que, por encima de todo,
son comunicadores, capaces de transformar un estado de ánimo, una pena en alegría,
moldear con su fantasía las energías haciéndolas
más sutiles, menos densas.
Son comunicadores y no necesariamente de la forma que impone la
sociedad.
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