Deja
simplemente que la vibración de las palabras resuene en tú interior y observa
el movimiento de tu alma mientras lees esto. No te identifiques con la
profesión que has escogido o con la actividad emprendida hasta ahora, sino con
aquello que mueve y conmueve al alma. Formamos parte de una única familia y no
de varias. Según la posición que ocupemos en su seno nos puede parecer que
participamos en todas. No juzgues esta sensación, solo pertenecemos a una
aunque todas las familias se conocen y se comunican entre sí en el más allá y
también en el más acá a pesar de las personalidades de cada uno.
FAMILIA DE LOS MAESTROS.
Actualmente en el planeta Tierra existe una familia que llamamos
“la de los Maestros”. En su seno residen entre otros, los Maestros Ascendidos.
El objetivo de la existencia de estas almas es iniciar el movimiento. Cuando se
encarnan y su personalidad asegura la transparencia, se convierten en
dirigentes, en iniciadores de algún movimiento, ya sea de luz o de las
tinieblas.
El juicio no existe en el más allá, nuestra alma es libre en
todo momento, y a través del filtro terrestre se puede optar por el amor y la
luz, pero igualmente podemos unirnos a la destrucción y al desamor. En ambos
casos, en nosotros seguirá existiendo la llama divina, ya que la chispa
primigenia, es incondicional, y nos acompañara hasta que transmutemos.
La vibración que llevan consigo las almas que eligen encarnarse
en el seno de esta familia es la de iniciar el movimiento. Ahora bien, en la
densidad de nuestro planeta, tal vez el alma no deje de pedir: “por favor,
permitirme iniciar el movimiento” pero se vea oprimida por la resistencia de la
personalidad, hasta que pasados los años, decida responder a la visión interior
iniciando un movimiento; la forma en que lo inicie no tiene ninguna
importancia. Todo está exento de juicio.
Una de las pruebas para estas almas en su encarnación, es el
ego, y las distorsiones posibles de su condición de maestros son: la atracción
por el poder, y la manipulación de los demás. Porque el maestro es aquel que
dirige, el que transmite, el que muestra el camino, el que debe iniciar el
movimiento a partir del amor y sobre todo de la humanidad.
El Maestro no necesita ningún título, porque sabe que lo es, y no
es Maestro solo respecto a su vida, sino respecto a todo lo que toca, lo cual
es una gran responsabilidad.
Algunos pueden vivirlo como un peso, otros pueden rechazarlo,
pueden no respetar esa energía y distorsionarla con sus actos. Pero a estas
almas, la encarnación les exige comprometerse. El alma sabe a qué familia
pertenece, conoce su naturaleza y su identidad, y si la personalidad decide
errar, el alma obligara al compromiso.
La fuerza del Maestro se expresa tanto en el hacer, como en el
no hacer. Si se mantiene en su centro, si conserva la serenidad, su impacto es
mucho mayor, ya que la fuerza vibratoria que hay en su alma es tal que bastaría
con que pronunciara una sola palabra en toda su vida, en el momento adecuado,
para cumplir su misión. Así es el Maestro, el que inicia el camino.
Como son varias las familias que componen las energías universales,
las iré subiendo a la ning por si os
interesan. Este articulo esta recopilado del libro: Las familias de Almas de
MARIE LISE LABONTÉ.
Publicado por Carmen.
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