Vivimos en una era de profunda transición. La conciencia humana se expande y se contrae en un vaivén violento, mientras el caos se manifiesta como una constante en nuestro mundo. Sin embargo, en lo más profundo de nuestro ser, dentro de la agitación y el frenesí, subyace un orden invisible, un ritmo secreto que da forma a la inteligencia del cosmos. Existe orden en el caos, aunque permanezca oculto en los sutiles misterios de la naturaleza.
La tecnología nos bombardea con información a una velocidad vertiginosa. Nos llega en exceso, sin pausa, aturdiendo nuestras mentes y desviándonos de la verdadera visión universal. Nos han programado para ver en la tecnología a nuestro "Gran Libertador", sin darnos cuenta de que nos estamos convirtiendo en sus esclavos. Ordenadores, móviles, redes... todo forma parte de una matriz tecnológica que nos atrapa y nos aleja de nuestra esencia.
Sin embargo, algo está cambiando. Muchos estamos recuperando nuestra sabiduría estelar, reconectándonos con la inteligencia galáctica y con el Akasha desde nuestro centro más profundo. Al igual que Gaia, cuya conciencia se expande desde su núcleo de fuego y atraviesa todas las capas de su ser, nosotros también debemos regresar a nuestro centro, la sede del alma. Solo desde ahí podremos recuperar nuestro verdadero poder.
La gran transformación ha comenzado. Estamos dejando atrás una vieja piel y renaciendo en la quinta raza de la Tierra: los hombres y mujeres de Acuario. El efecto anestesia está desapareciendo y la humanidad está siendo forzada a sentir nuevamente. Durante demasiado tiempo nos hemos insensibilizado ante la brutalidad, la destrucción y la oscuridad. El Poder lo sabe y ha intensificado su dominio, aumentando el miedo mediante escenarios de guerra, terrorismo e inseguridad. Nos bombardean con imágenes de devastación para mantenernos atrapados en la desesperanza, porque sin nuestro dolor, ellos pierden su poder.
El estado del mundo parece desalentador. Los alimentos están contaminados, los bosques desaparecen, los océanos mueren. Nos sentimos atrapados en una trama sin salida. Pero es precisamente en este momento cuando debemos recordar que el caos precede al orden.
Muchos seguimos atados a nuestros miedos, culpas e impotencias, esperando la caída. Pero cada vez somos más los que experimentamos la transmutación. Como la madre que se sacude en el dolor del parto, la Tierra se estremece en la oscuridad de la noche antes de renacer en la luz y ascender en su espiral evolutiva.
¡Despierta! El momento es ahora. Regresa a tu centro, recupera tu esencia y sé parte del renacer de la humanidad.
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