viernes, 5 de julio de 2024

COMO RECONOCER A UNA PERSONA DESAGRADECIDA




COMO RECONOCER A UNA PERSONA DESAGRADECIDA

 Es cierto  que no necesitas que te den las gracias a cada instante. Pero lo que sí esperas de alguien a quien ayudas, apoyas o demuestras efecto, es respeto y algo de reciprocidad. Tal vez por ello sea necesario saber reconocer a una persona desagradecida, a esa figura que conjuga el egoísmo con la falta de empatía. De ese modo, evitarías más de una incómoda decepción.

 Por lo general, la ingratitud conductual esconde detrás la incapacidad de reconocer el valor de las cosas. Son corazones yermos de aprecio y muy hábiles a hora de aprovecharse de la amabilidad ajena. Les encanta pedir favores que nunca devuelven y que aún menos aprecian.

 

Una persona desagradecida es alguien sin aptitudes en inteligencia emocional e incapaz de conectar de manera profunda con los demás. Porque el agradecimiento se nutre de aprecio. Si esta última esfera no está presente, rara vez te devolverán lo que ofreces o reconocerán cada esfuerzo efectuado.

1. No reconocen ni aprecian tus esfuerzos ni sacrificios

¿Saliste de casa a toda prisa porque esa persona necesitaba tu ayuda? ¿Sacrificaste tiempo con los tuyos para atender una de sus urgencias? ¿Dedicas horas, esfuerzos y hasta tu salud mental a quien no aprecia todo lo realizado?

 

La personalidad desagradecida presenta una gran ceguera ante la inversión emocional ajena.

No solo no te dan las gracias, sino que asumen que tu papel es ese: estar ahí para lo que necesiten. Son figuras que desconocen qué es el aprecio ajeno y que jamás ejercitan esa palabra llamada «reciprocidad».

2. Siempre te piden favores

A la hora de reconocer a una persona desagradecida, presta atención a sus demandas. Hay quienes son adictos a pedir favores de forma cotidiana. Normalizan y dan por sentado que son tu prioridad y tendrás deferencias con ellos. Carecen de filtros y de medida, no importa la hora ni el momento. Siempre hay algo que necesitan con urgencia y que solo tú puedes resolver.

3. Al principio son muy amables

Hay perfiles con grandes dotes para la mentira y la manipulación De hecho, es frecuente que los desagradecidos te engañen primero con su falsa amabilidad. Esas conductas, dominadas al principio por dicha deferencia, no son más que un señuelo. Se trata de un intento de ganarse tu confianza para que cedas ante sus demandas.

 

Al cabo del tiempo, se retirarán la máscara y actuarán de acuerdo con sus esencias: con egoísmo e ingratitud. Pero antes te harán creer que son personas de fiar y este cambio súbito, cómo no, se vive de manera dolorosa. Darte cuenta de que caíste en dicha trampa es algo frustrante.

4. Baja inteligencia emocional. A la hora de reconocer a una persona desagradecida hay que fijarse en sus aptitudes en materia emocional. Es más, una investigación divulgada en Journal of Health Psychology señala que la gratitud media en la propia inteligencia emocional; de manera que es frecuente observar en ellos lo siguiente:

·      Baja empatía.

·      Regulan mal sus emociones.

·      No saben resolver conflictos.

·      Su comunicación es poco hábil.

·      Se enfadan con mayor facilidad.

·      Suelen actuar de forma impulsiva.

·      No se dan cuenta de tus necesidades.

5. No toleran que les digan «no»

A la hora reconocer a una persona desagradecida, mira sus reacciones. Por lo general, son hombres y mujeres a los que educaron sin valores y sin ponerles límites. Además, están habituados a tener lo que desean y se frustran al instante cuando alguien les da una negativa. Esto hará que, si en algún momento te niegas a hacerles un favor, te digan con furia que eres egoísta.

6. Tienen un profundo sentido del derecho

¿Conoces a una persona que asume que está por encima del resto y puede tener lo que desee? En efecto, hay quien siente que sus derechos son más importantes y urgentes. Esto les da carta blanca para pedir lo que quieran y no agradecer nada. Dan por sentado que el resto hará lo que sea por ellos y que es lo habitual por ser quienes son. A menudo, detrás de este patrón de conducta está el narcisismo.

7. Carecen de responsabilidad personal

Las personas ingratas son incapaces de actuar de manera ética y madura porque no saben ejercitar la responsabilidad personal. No son conscientes de que sus acciones tienen consecuencias. En su lugar, cuando algo les sale mal o alguien se opone a sus demandas, reaccionan con ira y malestar porque el mundo no es cómo quieren y desean.

8. Más independientes, pero menos satisfechos

Este dato te parecerá llamativo y curioso. Según estudios una mayor autonomía se relaciona con una conducta menos agradecida. Se puede decir, por tanto, que esas figuras con una menor capacidad para demostrarte reciprocidad o gratitud tienden más hacia la independencia relacional.

 

Ahora bien, hay otro matiz característico y es el hecho de que son individuos que nunca se sienten satisfechos. Por lo general, lo verás a través de las siguientes conductas:

·      Se victimizan de forma persistente.

·      Son personas que tienden a la queja constante.

·      Intentar complacerlos es algo frustrante y agotador.

·      Por mucho que te esfuerces, nunca los verás felices.

·      Te hacen creer que los descuidas o no les prestas atención.

·      Siempre encuentran defectos ante lo que realizas por ellos/as.

9. Tienen frecuentes altibajos emocionales

A la hora de reconocer a una persona desagradecida, fíjate en sus cambios. Como bien mencionamos, carecen de inteligencia emocional. Esto provoca que no sepan regular sus emociones de valencia negativa y que se dejen llevar por ellas. Habrá días en que te demuestren alegría y positividad y, al poco, se muestren hostiles.

 

Esa dinámica tan cambiante en su forma de ser hará que te digas lo siguiente: «como hoy está bajo de ánimo, no puede agradecerme lo que hice ayer por él/ella». Sin embargo, poco a poco, descubrirás que esa característica es una constante. Saltan de un estado emocional a otro y tú siempre eres la víctima que carga con sus efectos.

10. Falta de empatía y egoísmo

Si hay personas que mereces en tu vida son aquellas hábiles en reciprocidad, aprecio interpersonal y empatía. Es más, esta última dimensión es clave para promover el comportamiento pro-social; justo lo opuesto de lo que practica el perfil ingrato.

Por ello, una característica distintiva de la persona desagradecida es la falta de empatía sumada al egoísmo persistente. Solo importan sus necesidades, las tuyas ni existen ni las tendrán en cuenta en caso de que las expreses.

11. Son presencias manipulativas

Llegados a este punto es probable que ya intuyas la presencia de la manipulación. Así es, el perfil desagradecido no duda en aprovecharse de tu buena voluntad y de utilizarla en su propio beneficio, sin mostrar ningún respeto. Puede que al principio no te des cuenta de sus intenciones, pero poco a poco se manifestarán y descubrirás su egoísmo.

12. La hostilidad como respuesta

Es posible que, a lo largo de tu vida, te encontraras con figuras que responden a este mismo patrón conductual. Lo más llamativo sucede cuando le reprochas a dicha persona su actitud. Por lo general, si el desagradecido se ve descubierto y se le pide un cambio, responde casi siempre de manera hostil y amenazante.

No dudará en decirte que el egoísta eres tú. También que no eres «consciente de las cosas que hace por ti». En sus mentes, son víctimas de un mundo que no les atiende y aprecia como merecen.

Estrategias para manejar a las personas desagradecidas

Lidiar con personas desagradecidas es algo desafiante porque no sabes qué herramientas utilizar y cuándo. De algún modo, mantienes siempre la esperanza de que cambien y respondan con empatía y reciprocidad. Pero si esto no sucede, las siguientes pautas ayudan:

·      Cambia tus expectativas hacia ellos.

·      Pon límites y deja claro qué no puedes tolerar.

·      Anímales a demostrar reciprocidad y un mayor aprecio.

·      No sigas haciéndoles favores si ves que no te respetan.

·      Expresa tus sentimientos y necesidades con asertividad.

·      Enfócate en las personas que sí valen la pena en tu entorno.

·      Si ves que dichos avances no aparecen, acepta que no cambiarán.

·      Evita lo antes posible a quien te haga sentir infravalorado o utilizado.

La ingratitud, una distorsión para la convivencia

Reconocer a una persona desagradecida también tiene mucho que ver con cómo alguien te hace sentir. Este es un aspecto que no puedes dejar de lado. Porque quien no reconoce tus esfuerzos, deferencias, afectos y buenas intenciones, no te merece en su vida. La ingratitud es una distorsión, un agujero negro que volatiliza la propia convivencia y las relaciones humanas.

 

Es importante que en tu día a día te rodees de personas hábiles en inteligencia emocional, reciprocidad y en una comunicación efectiva. Si la educación y la propia sociedad contribuyeran a crear entornos más comprensivos y empáticos, apenas existirían esas presencias que solo piensan en sus propios intereses. Ojalá el futuro traiga alguna vez este tipo de realidad.

 


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