A lo largo de nuestra existencia, nos encontraremos con
distintos tipos de personalidades y algunas de ellas son difíciles u
problemáticas- Con algunas lidiaremos mejor que con otras peor. Es posible,
incluso, que en ciertos casos no tengamos otra opción que establecer distancia
y romper más de un vínculo, más de una relación que traían excesivos tormentos
y sinsabores.
Ahora
bien, ¿Qué hacer en esos casos en que no nos es posible alejarnos de esas
figuras adversas? Se trata de uno de los mayores desafíos que nos podemos
encontrar, ya sea hombre, mujer, nuestro jefe o incluso nuestra madre, hablamos
de presencias que no es fácil alejar.
Esto nos obliga en muchos casos a habilitarnos en nuevas
estrategias de afrontamiento y manejo de la hostilidad ajena. Porque
si hay un aspecto que debemos entender es que estos perfiles no suelen cambiar
su actitud y comportamiento. Somos nosotros quienes deberemos variar nuestro
trato con ellos para salvaguardar la salud mental.
Te
explicamos a continuación un recurso muy básico que puede servirte de botiquín de
primeros auxilios.
¿En qué consiste la metáfora de la piedra
gris?
Todos
tenemos conductas narcisistas, pero solo unas pocas evidencian un trastorno de
la personalidad recogido en el DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales). Es decir, en ocasiones, podemos caer en el abuso de esta
etiqueta. No todo aquel que nos mine el ánimo con su egoísmo evidenciará una
condición clínica significativa. Sin embargo, las personas con un trastorno de la personalidad narcisista existen y
están dentro de un espectro.
Es
decir, habrá perfiles más problemáticos que otros. Esto puede hacer que nos
encontremos personas complejas, pero no amenazantes. También con narcisistas
con mucho éxito en sus carreras, pero que en el plano personal evidencian conductas
tan dañinas como disfuncionales.
Estamos
ante un abanico de perfiles que pueden materializarse en un compañero de
trabajo, en nuestra hermana, nuestro
jefe o en esa profesora que lleva nuestra tesis, etc.
Pueden llegar de improvisto a nuestra vida,
desbaratarla, ponerla en jaque y tener que desarrollar, si o si, alguna
estrategía de salvación cotidiana. Esa con la que mantenernos a
flote en esos contextos en que la interacción es obligada. La metáfora de la
piedra gris es una gran herramienta.
1-La piedra gris o la fuerza de la neutralidad
La
metáfora de la piedra gris tiene como
objetivo mantenernos fuertes en la indiferencia, sin reforzar en ningún momento
las necesidades narcisistas. Para hacernos una idea rápida, pensemos en lo
que nos viene a la mente cuando imaginamos un simple guijarro gris en un camino
o en el fondo de un río. Es un elemento que pasa desapercibido.
Los narcisistas necesitan “suministros” del entorno que les
rodea. Es decir, quieren nuestra atención, crear drama, conflictos y ser el
centro de toda circunstancia. Nosotros lo
que haremos es ser esa superficie neutra y resistente en la que no podrán
reflejarse; así, tampoco podrán servirse de nosotros,
ya que actuaremos como validadores.
2- “Golpear”
el sentido del derecho narcisista
Una característica que define q todo narcisista es el sentido
del derecho, es decir, pensar que todo el mundo les “debe algo”.
Esa percepción es un sesgo originado en su infancia, bien por
una crianza llena de atenciones excesivas o quizá por todo lo opuesto, por grandes
carencias. Es común que crezcan con la idea de que la función de los demás es
atenderles, darles privilegios en cualquier aspecto.
Una investigación de la Universidad de Wollongong, Australia,
destaca lo que supone vivir con alguien que necesita que los demás refuercen
ese anhelo de “grandiosidad”. La metáfora de la piedra gris nos propone actuar
(golpear) su sentido del derecho de formas muy sutiles, pero efectivas.
Los trataremos como a los demás, negándoles
toda concesión o demanda que suponga ponerles por encima del resto.
Les diremos con respeto que
lamentamos decepcionarlos al no cumplir sus demandas, pero que esa será siempre nuestra posición.
Marcaremos con firmeza nuestros
límites, pero debemos tener presente que un
narcisista siempre intentará sortearlos. Para ello, mantengámonos indiferentes
a sus críticas, sus burlas y sus manipulaciones para sostener esas barreras de
contención.
Demostrar que su presencia y sus palabras
no significan nada para nosotros, es un modo de golpear su sentido del derecho.
3- Frialdad y no reacción, la roca que se
mantiene firme
Una estrategia que debemos
recordar en todo momento es no antagonizar con el narcisista. Porque
hacerlo también les confiere poder. Al fin y al cabo, este tipo de figuras
adversas se alimentan tanto de la admiración ajena como de la confrontación.
En el momento en que nos encaramos y reaccionamos con ira, les demostramos que tienen influencia sobre nosotros. La
metáfora de la piedra gris nos transmite la imagen de una superficie fría,
firme y sólida.
Lo más adecuado es no reaccionar,
mantenernos fríos ante sus actos para que pierdan el interés en nosotros. Tarde
o temprano buscarán otra víctima de la que valerse.
La importancia de retirar la atención
La
técnica de la roca gris tiene como objetivo desviar el comportamiento narcisista
hacia otro lugar al retirarle nuestra atención. Es demostrarle que no somos un
objetivo interesante para él, que no podrá obtener de nosotros los refuerzos
que necesita.
La personalidad narcisista es
imprevisible, caótica y demandante. Son perfiles en ocasiones
muy patológicos ante los cuales resulta difícil tener a mano las mejores
corazas para nuestra protección. La propuesta aquí descrita puede actuar como
un punto de partida, como un salvavidas cotidiano.
Sin embargo, si esa presencia sortea líneas poco éticas y morales, no lo
dudemos, optemos por respuestas más drásticas como una distancia obligada. A veces, nuestra salud mental es más importante que
mantener un trabajo o el vínculo con un familiar…
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