LUNA EN EL SIGNO DE VIRGO
En Virgo se combina el elemento tierra con la cruz mutable. La tierra
ofrece una cierta resistencia al cambio, esto para la Luna significa ocuparse
de lo material y del mantenimiento de la existencia física y trabajar hasta que
todo, incluso el mínimo detalle, esté en orden.
Las personas con la Luna en Virgo se sienten a gusto en el trabajo, son
excelentes trabajadores del detalle y tienen sentimientos de culpabilidad si no
han podido acabar algo. Son personas prácticas y eficientes pensando siempre en
terminar de la mejor manera posible tanto su trabajo como sus quehaceres
domésticos.
Es una Luna “servicial” que enseguida se da cuenta de cuando
algo está fuera de orden. Normalmente las personas con la Luna en Virgo son
agradables con sus semejantes, siempre se comportan de forma útil y
gustosamente “ofrecen el brazo” a los demás.
Las Lunas Virgo saben perfectamente lo que les hace bien a los demás, y lo
que les perjudica. Tienen aptitudes para las profesiones de terapeutas y de
curación. Hacen todo lo necesario para que la salud se mantenga en equilibrio o
se restablezca. Se sienten completas cuando pueden ayudar a los demás, pero
también pueden desarrollar el denominado “síndrome de ayuda” cuando no saben
poner límites.
En el amor, estas personas están orientadas a lo práctico y a la realidad
de la existencia. Se sienten felices y afortunadas cuando lo tienen todo
ordenado para la persona amada y cuando pueden cuidar de la casa y
llevar a cabo su trabajo diario y su existencia. Para estas personas, esto es
una expresión de amor.
Virgo es un signo de trabajo servicial que tiene la tarea de mantener el
mundo en orden. La voluntad de ayuda llevada al extremo puede estar relacionada
con una motivación egoísta. En ese caso, mediante el propio rendimiento se
pretende demostrar al entorno el propio valor y la propia bondad. Si el entorno
no valora su trabajo, entonces sufren una crisis emocional y acusan al entorno
de ingratitud.
En el plano material, Mercurio rige sobre el yo emocional. Debe recordarse
que Mercurio rige a Géminis y le proporciona al yo emocional una especial
capacidad analítica, en Virgo, esta capacidad es más práctica que mental. Esta
es la diferencia entre aire y tierra. Así pues, la Luna Virgo puede analizar
los propios sentimientos y también los de los demás. En los asuntos emocionales
se irritan con facilidad, la más mínima transgresión o muestra de imperfección
perturba el flujo armónico de sus sentimientos.
Una persona con la Luna en Virgo puede llegar a analizar y criticar tanto el
mundo emocional que al final, prácticamente, no quede nada de sentimiento.
Se toman muy en serio las reglas, la limpieza, las prescripciones, y en
cambio no el sentimiento de amor. Lo que no se adapta a su pequeño mundo es
criticado y apartado. También tienen miedo de que su orden pueda descomponerse.
Con la Luna Virgo se alternan los sentimientos de superioridad (presunción)
y de inferioridad, con su obsesivo sentido crítico, se elevan por encima de los
demás y, en el servicio, se vuelven sumisas. Por eso, a veces, atraen a
personas más fuertes que abusan de su entrega. Entonces se defienden con medios
erróneos, reaccionan con gritos, críticas, reproches e insultos, esto no les
trae ni el amor ni el reconocimiento que desean, sino más rechazo.
En esta situación, somatizan y tienen molestias físicas, con lo cual esperan
recibir amor y dedicación por parte del entorno. A menudo se trata de enfermos
hipocondríacos que todo lo critican y para los que nada se hace bien.
Otras personas se preocupan interminablemente por asuntos o cosas con las
que no tienen nada que ver. Esto ocurre porque les cuesta trabajo delimitarse
ante el sufrimiento de los demás y, debido a su sensibilidad comparten el
sufrimiento. Algunos incluso asumen las enfermedades de los demás. La empatía y
la comprensión son virtudes muy deseables pero una Luna Virgo debe tener
cuidado de no perderse a sí misma en ello.
La capacidad de servir en lo material, de evitar todo lo peligroso y de
mantener el justo orden y salud degenera hasta la negación de lo vivo. Entonces
tiene lugar la crisis de transformación, la cual catapulta a Virgo hasta el
signo opuesto Piscis, hacia el desorden, el caos, la falta de
sentido en donde finalmente nace la Luna como regente esotérico.
Superación.
Si la crisis emocional no se produce, solo se ve lo negativo de
la vida, lo que puede llevar al borde de la capacidad de supervivencia. La
envergadura de la crisis se extiende por el eje de existencia (Virgo/Piscis),
desde la existencia física hasta el espacio infinito de amor eterno. Todo
lo pasado pierde sentido, se disuelve. Todos los mecanismos de
defensa, las medidas de seguridad y previsión ya no sirven, desaparecen en la
nada. Es un proceso de muerte y renacimiento parecido al que experimenta la Luna Escorpio,
pero en este caso de Virgo, va hasta las raíces del ser.
Aquí, en lo más profundo, se trata de ser o no ser. La tendencia a la
disolución del signo de Piscis traspasa la frontera en donde las cosas
materiales a las que el yo lunar se ha agarrado, son eliminadas. No
queda más que el amor.
La Luna Virgo trasformada entra en contacto con el mundo trascendental, una
nueva experiencia irrumpe en su conciencia. Desde espacios cósmicos
desconocidos, desde otras dimensiones fluyen sobre ella energías que la
reaniman y la capacitan para sanar.
Así como antes la Luna Virgo tenía miedo cuando se sentía rodeada de
energías extrañas, ahora crece en ella la confianza en su propio guía interno y
en sus fuerzas de sanación. Estas fuerzas curativas despiertan y al mismo
tiempo refuerzan a la Luna como regente esotérico de este signo.
Ahora es la Luna Virgo la que verdaderamente nutre y guarda la vida, el
principio del amor que mora en el interior, permitiendo llevar amor y felicidad
allí donde reside el sufrimiento. Las capacidades analíticas de Mercurio se
emplean en realizar el adecuado diagnóstico y sanación de enfermedades. El amor
y la conservación de la vida se convierten en el principal motivo de
existencia. Es un camino de la materia al espíritu, en donde lo más elevado se
une con lo más bajo.
Es entonces cuando la persona con la Luna Virgo, puede estar ahí cuando se
trate de salvar vidas y de traer amor entre las personas. Entonces puede vivir
completamente la ley del servicio y de la sanación, ha traspasado la frontera,
ha mirado en la apertura de una conciencia universal y vuelve purificada como
auténtico servidor.
El pensamiento semilla esotérico de Virgo expresa este proceso:
“Soy la Madre y el Hijo,
soy Dios y soy materia”
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