CUATRO SEÑALES DE QUE TE HAS PERDIDO A TI MISMO
Mantener una relación sana con nosotros
mismos es esencial para nuestro bienestar. Por ello, te mostramos algunas
señales de alerta que pueden indicar que estás descuidando este vínculo
importante.
¿Cómo está tu relación contigo?
Seguramente esta sea una pregunta que
pocas veces te has planteado. Y es que, pese a que nos preocupamos por cuidar
nuestros vínculos con otros, muchas veces descuidamos el que mantenemos con
nosotros mismos. Por ello, vamos a enumerar las principales señales que pueden
ayudarte a identificar que te has perdido a ti mismo.
Hay que tener en cuenta que el
auto-respeto, el cuidado y la compasión hacia uno mismo son esenciales para
nuestro bienestar y nuestra salud mental. No obstante, todo amor que se descuida puede caer en la infidelidad, incluso el
propio. Por tanto, es necesario revisar esta importante relación y
asegurarnos de que se mantenga sana.
Nunca te priorizas
Una de las señales más claras es el
hecho de no elegirte nunca primero cuando hay que escoger. Por ejemplo, pospones tus propias obligaciones y tareas
por ayudar a otros a cumplir con las suyas e incluso renuncias a tu tiempo
de descanso para satisfacer los deseos, necesidades y favores que otros te
piden.
Así, todo lo relacionado contigo queda
en último lugar. No dudas en ceder ante
los gustos y preferencias de los demás, olvidando tu propia opinión. Y, en
definitiva, de algún modo te parece más relevante ser servicial con los demás
que leal a ti mismo y a tus necesidades.
Deseas agradar
Es evidente que, como seres sociales,
todos deseamos agradar a las personas que nos rodean. Sin embargo, cuando te
has perdido a ti mismo, lo haces incluso
si es necesario pasar por encima de ti.
De este modo, accedes a planes y
actividades que no te gustan ni apetecen solo para ganarte el favor de los
demás. Te resulta realmente complicado
decir “no”, pues temes, al hacerlo, perder el amor o la aprobación del otro. Así,
es posible incluso que caigas en comportamientos contrarios a tus propias convicciones y valores si otra persona te lo
pide.
Pides perdón sin ser culpable
Un comportamiento muy común en quien se
ha perdido a sí mismo es el de pedir perdón aun siendo consciente de que no ha
hecho nada mal. La persona sabe que no ha obrado de forma incorrecta; sin
embargo, el temor al conflicto, al
rechazo, el miedo al abandono le impide defender su postura.
De este modo prefiere disculparse y aceptar la responsabilidad de una discusión de
la que no es culpable, solo para reducir la ansiedad. A sus ojos, el enfado
del otro es una alerta de que este puede irse o retirarle su afecto, por lo que
es necesario acabar con ese enojo aun si esto supone humillarse a sí mismo.
Reclamas constantemente
Por último, podría parecer que reclamar
es una actitud de alguien cargado de autoestima y capaz de expresar lo que
desea. Sin embargo, los reclamos no son
sinónimo de comunicación asertiva. Exponer lo que se opina y se necesita de
forma calmada y respetuosa es adecuado. No obstante, cuando nuestras relaciones
se basan en pedir constantemente a los otros que cubran nuestras necesidades,
algo anda mal.
Si mantienes
vínculos en los que sientes que no se te corresponde de forma recíproca, pregúntate
¿por qué sigues en ellos? De igual manera, reflexiona acerca de si tus
expectativas respecto a las relaciones están ajustadas o son irreales.
En cualquiera de los casos, existe de fondo
una carencia de amor propio y autocuidado; cuando
reclamas, buscas que los demás te den aquello que te falta de ti mismo. Y
te falta porque hace tiempo que dejaste de estar para ti.
Si
te has perdido a ti mismo, recupérate
Así, si te ves reflejado en las anteriores señales es
probable que te hayas descuidado más de la cuenta. Por eso es momento de que te hagas consciente de que la relación contigo mismo
es la más importante de todas las que puedes mantener y de que empieces a
cuidarla con mimo y respeto.
No es sencillo abandonar el hábito de agradar y complacer
a otros. De manera especial cuando nuestra autoestima no está fortalecida. Sin
embargo, con perseverancia, cada pequeña acción nos llevará a recuperarnos.
Empieza a priorizarte, a escucharte y a defender tus derechos y opiniones. Actúa según tus valores y no temas ser abandonado,
pues no hay nada más doloroso que perderte a ti mismo.
Elena Sanz
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