Te veo a través de la ventana del avión mientras descendemos. Has explotado en color.
Nos conocimos mientras los campamentos eran liberados, ¿no? entre los escombros y las cenizas y el fuego nos conocimos, habíamos perdido todo pero nos habíamos encontrado, vi tu corazón de leona y me arrastro. Estampaste mi entrada en un show de vodevil. Un momento incomodo de charla trivial, apenas pudimos mantener contacto visual a través de la incomodidad. Creación y destrucción en tus ojos. Después te busque pero te habías ido.
Seguimos a Moisés hasta la tierra prometida. Teníamos fe entonces. Grandes mares se separaron, milagros indescriptibles. Construimos una familia en la nueva tierra, criamos a nuestros hijos.
Ojos brillantes, diecisiete años, esperanza en llamas, marchamos juntos a la guerra y nunca volvimos a casa. Habíamos querido salvar el mundo. Imagino a nuestros padres esperando allí en la estación, sin aliento, con los ojos rojos, escaneando todas las caras jóvenes. Tal vez todavía nos esperan.
Una noche humedecí tus labios en la habitación de un hospital. Estabas muriendo, el cáncer te estaba comiendo lentamente los pulmones. Recité versículos de la Biblia y me apretaste la mano.
"Átame como un sello sobre tu corazón, el amor es tan fuerte como la muerte".
Dos mil años después, una colonia en Marte. Te veo aquí en la tierra, la roca y el amanecer.
Te he visto en un millón de lugares.
Te he conocido en un millón de formas.
Estabas allí en la formación de nuestro sistema solar, me susurraste algo sobre el amor eterno y luego te caíste de mi alcance y todo se convirtió en fuego. Todos los mitos siempre apuntaban a ti. Todas las historias que les conté a mis hijos mientras crecían. "Cuéntanos eso otra vez, papa. El de los dulces amigos que seguían reuniéndose". "Está bien", digo yo. "Está bien".
Hemos sido macho y hembra, vegetal y piedra, sin forma y con forma, la golondrina y el águila, la serpiente y la gacela, criaturas fantásticas de las profundidades. Hemos sido crucificados, azotados, atados a postes y quemados, cubiertos en joyas de oro y plata y alabados por el mundo y burlados a su vez, de carne a carne mientras nos convertimos en naves espíritu.
Has sido mi hermano, mi hermana, mi hijo. He sido madre en tu infancia y tu te has dado a mi a cambio. Hemos sido amantes y amigos, nos hemos reconocido con incontables disfraces, aquí en el mismo lado y allá en diferentes lados. Y al final no había lados en absoluto solo este magnifico bucle, este -One Circle -majestuoso, resplandeciente, regio, intacto a través del tiempo, completamente misterioso, y elevado sobre todas las cosas.
Estas paginas están mojadas de lagrimas ahora, pensando en ti, recordando tus muchas caras, la tinta corre, las palabras se desvanecen, perderé este poema si no dejo de escribir.
No importa. Tú estas en mí, y yo en ti.
Nos volveremos a ver.
Jeff Foster
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