sábado, 25 de septiembre de 2021

ENCONTRAR A "LA PERSONA"



Enciendes la radio y, al compas de la música, el anhelo del buscador te grita a todo volumen por los altavoces: "Tú me completas. Te llevo siempre conmigo. No puedo vivir sin ti. Sin ti no soy nada. Es a ti a quien siempre he esperado....". Hablamos de encontrar a "la persona" entre millones de personas del mundo, y es lo mismo que, en realidad, anhela encontrar siempre el buscador: la vida, que está más allá de las decenas de miles de apariencias.

Pero ¿podemos realmente encontrar ese algo único en otro ser humano?

El buscador vive en el mundo del "falta algo", el mundo de la carencia, y mira a su alrededor y ve que otros tienen aquello de lo que él carece; por eso la envidia y los sentimientos de inferioridad suelen aparecer cuando empezamos a compararnos con otros.

El buscador   de relaciones, obsesionado con encontrar a "la persona" --aquella que le completará y pondrá fin a su búsqueda de amor-- y que va de relación en relación buscándola, es como el buscador espiritual que se obsesiona con la iluminación y sigue a un gurú tras otro para alcanzarla. Pero un gurú tras otro le decepcionan, hasta que un día se detiene y se da cuenta de que, en realidad, su búsqueda interminable le está alejando cada vez más de la iluminación que anhela.

Tal vez la propia búsqueda de la iluminación le esté impidiendo descubrir la iluminación que ya está presente.

Quizá nuestro anhelo de completarnos por medio de nuestras relaciones acabe finalmente por distraernos del encuentro  íntimo en esas relaciones. imagina a alguien que recorra todas las galerías de arte del mundo, todas las exposiciones, todos los museos, para encontrar una obra de arte que le complete. No sabe qué aspecto puede tener, ni cuándo ni cómo la encontrará, ni cómo sabrá que es "la obra" cuando se tope con ella; solo sabe que la tiene que encontrar.

De modo que pasa por delante de cuadro tras cuadro, de escultura tras escultura, sin ver en realidad lo que tiene delante de los ojos. Está demasiado ocupado buscando "la obra". Todos los cuadros ante los que pasa son en cierto modo menos que "la obra": menos bellos, menos mágicos, menos maravillosos. Todos ellos se convierten en un medio para lograr un fin; todos están, por una u otra razón incompletos en comparación con esa obra única.

Y por supuesto, nunca la encuentra, porque eso único que busca, en forma manifiesta, no existe.

¿Dónde estaba eso único? Estaba en todos y cada uno de los cuadros ante los que pasó, que ignoró, que despreció en su búsqueda de ello. Ese algo único no estaba en un cuadro determinado...¡estaba en todos los cuadros!. El Uno estaba oculto en los muchos. El océano estaba en todas las olas, sin excepción.

El amor que buscamos no está contenido en ninguna parte, como la iluminación espiritual no está contenida en ningún maestro, en ningún gurú. El amor que buscamos está en todas partes, pero nuestros ojos están cerrados a él, porque lo están buscando. En el Evangelio de Tomás, cuando a Jesús le preguntan: "¿Cuándo va a llegar el Reino?", él contesta: "No vendrá con expectación. No dirán: "¡Está aquí!" o "¡Está allá!", sino que el reino del Padre está extendido sobre la Tierra, y los hombres y mujeres no lo ven.

Nuestro amor está ya extendido sobre la Tierra, y sencillamente no lo vemos.

Fuente: Jeff Foster

viernes, 17 de septiembre de 2021

NOS TRAJERON



A todos nos trajeron al mundo sin consultarnos. A un mundo que ya existía, que ya estaba ahí antes de que llegásemos. Un mundo con unos valores, unos ritos, unas alegrías, un lenguaje, unas contradicciones y unas reglas que todos debemos aprender.

 Por eso, no hay nadie que consiga llegar a adulto sin la intervención en su vida de otros adultos. 

Al nacer nos crean, no sabemos nada. Hemos de aprenderlo todo. Cada uno de nosotros llegamos desnudos y por ello tenemos que ser educados por nuestros creadores.

Ellos deberían tener la inteligencia de dejarnos ser  y de poner todo a nuestros alcance para que podamos elegir y convertirnos en lo que nosotros queramos. 

El problema surge cuando nuestros creadores tratan de imponernos su visión del mundo e intentan convertirnos en lo que ellos anhelan que seamos. 

Cuando esto sucede, nos transforman irremediablemente y entonces surge el resentimiento hacia aquel a quien, en teoría, deberíamos amar.

Fuente: El amor te hará inmortal.

Ramón Gener.

sábado, 11 de septiembre de 2021

NUEVE FORMAS DE ALCANZAR LA PAZ INTERNA


 


Todas las formas de alcanzar la paz interna terminan en el mismo sendero: el del bienestar y la felicidad. Este estado de armonía cognitiva y emocional es en la actualidad, es la piedra de Rosetta que todos ansiamos alcanzar. Con ella todo adquiere más sentido y logramos ese equilibrio psicológico desde el que tomar mejores decisiones.

 

Si bien es cierto que el término “paz interna” tiene a menudo connotaciones espirituales y filosóficas, la psicología lleva años profundizando en este aspecto. Algo que debemos considerar en primer lugar es que alcanzar este estado no depende de nuestras circunstancias externas. El bienestar interno debe lograrse desde una perspectiva interna, y más allá de lo que nos sucede en un momento dado.

 

Esa es la magia y también la dificultad. Dada la vorágine en la que vivimos, resulta complicado orquestar una armonía mental, cuando pesan tanto las preocupaciones, cuando los cambios son muchos y las incertidumbres infinitas. Por tanto, veamos qué mecanismos nos pueden permitir abrazar esa visión interna.

 

 ALCANZAR LA PAZ INTERNA

 

Podríamos definir la paz interna como un estado deliberado de calma psicológica que se puede lograr aun estando expuesto a factores estresantes. Es importante que nos detengamos en ese detalle.

 

Esa calma mental requiere “estar bien” con las circunstancias que nos rodeen. Implica localizar toda la energía en nosotros mismos para apaciguar miedos, inquietudes y así, poder ver lo que nos envuelve con mayor enfoque y perspectiva a la vez.

 

Trabajos de investigación como los realizados en la Universidad de Marburg, en Alemania, destacan las aportaciones de la psicología positiva en este fin. Factores como las emociones, los significados vitales y las buenas relaciones median en ese objetivo. Asimismo, todos tenemos a nuestro alcance el poder de desarrollar esta capacidad. Sin embargo, para lograrlo es necesario poner en práctica algunas dimensiones y habilidades.

Analicemos por tanto, una serie de formas para alcanzar la paz interna.

 

1-Clarifica tus prioridades.

No todo a lo que le prestas atención, tiempo y preocupaciones es realmente importante. Si te paras a pensarlo, hay muchos elementos en tu vida que podrían quedarse atrás. Ocupaciones y hasta personas. Aprender a economizar sabiendo qué es realmente valioso, útil y significativo es clave para la salud mental.

 

2- Atiende tus necesidades básicas

Nadie puede alcanzar el bienestar, todavía menos la felicidad, si no satisface primero sus necesidades básicas. Recordemos la clásica pirámide de Abraham Maslow y sus primeros escalones. Ningún ser humano puede alcanzar la plenitud ni esa ansiada paz interna si primero, no atiende de manera correcta su alimentación, su descanso, la calidad de sus relaciones sociales y afectivas…

 

3- Formas de alcanzar la paz interna: compromiso contigo mismo. ¡Eres importante!

Una de las formas de alcanzar la paz interna es recordar que somos las personas más importantes de nuestras vidas. En ocasiones, pasamos tanto tiempo priorizando a los demás y las necesidades ajenas, que nos vemos ya como actores de reparto en nuestro propio relato. Sin embargo, eres protagonista de tu realidad en es decisivo que te comprometas en tu bienestar.

 

4- Una mente que sabe controlar su ansiedad

La mente ansiosa está llena de ruido, de preocupaciones, presiones, pensamientos catastróficos y miedos irracionales. Para hallar la calma interna y el sosiego es imprescindible aprender a manejar la ansiedad. Algo así implica desde regular las emociones a favorecer una adecuada reestructuración cognitiva en la que cambiar esas formas de pensar más distorsionadas.

 

5- Formas para alcanzar la paz interna: la naturaleza

La interacción regular con la naturaleza es una de las formas más idóneas para alcanzar la paz interna. Estudios como los publicados en la revista Frontieres in Psychology  nos hablan de esa conexión entre la naturaleza y la felicidad que todos deberíamos promover mucho más ¿De qué manera? Básicamente de dos. La primera es paseando cada día por algún escenario natural: campo, montaña, parques, playa etc. Por otro lado, pasar varios días en algún retiro en la naturaleza, como una casa rural, por ejemplo, es tan catártico como beneficioso.

 

6- Cerrar asuntos pendientes

Los asuntos pendientes tienen muchas formas y sobre todo, aristas que impiden respirar y descansar la mente. Los rencores, el no atrevernos a decir ciertas cosas, los pesos del ayer o ese problema que venimos aplazando ya mucho tiempo, son sin duda aspectos que deben atajarse y cerrarse. Dejar ir las frustraciones, los odios y pesares del pasado es esencial. Afrontar lo que nos preocupa aquí y a hora y ser valientes para decir lo que sentimos, son también formas de alcanzar la paz interna.

 

7- Agradece lo que tienes

A tu alrededor hay cosas, personas y dimensiones muy hermosas a la vez que significativas. En ocasiones, en el caos del día a día, en el vaivén de las ansiedades, presiones y preocupaciones, se difuminan esos pilares que dan sentido a nuestra existencia.

Agradecer lo que tienes es dar presencia y valor a lo que te importa. Da gracias de tener aquello que te da sentido y felicidad, agradece estar vivo y tener cada día una nueva oportunidad para hacer lo que deseas.

 

8- Renuncia a pelearte con lo que ya no tiene sentido: hay batallas que ya no merecen la pena

En ocasiones pasamos gran parte de nuestra existencia lidiando batallas que están perdidas de antemano. Por ejemplo, pretendemos que nuestros padres nos aprecien más. Sin embargo,  no siempre va a ser posible que ciertas personas cambien de un día para otro. Es complicado que quien nunca te tuvo demasiada en cuenta lo vaya a hacer ahora.

Otra batalla perdida es, por ejemplo, esperar que las situaciones mejoren en nuestro trabajo. A veces, asumir que las cosas no van bien es la semilla para que todo vaya mejor. Una vez tomamos plena conciencia del final de algo, empezamos a movernos para lograr lo que queremos y necesitamos. Dejar de poner la atención en lo que ya no tiene sentido también es una forma de alcanzar la paz interna.

 

9- Superar el miedo

La valentía frente al miedo escenifica la felicidad. Bienestar es apaciguar las angustias. Paz interna es saber que, venga lo que venga, tenemos recursos para afrontarlo. Esa sensación, la de sentirnos competentes para alcanzar lo que pueda traernos el futuro –sea bueno o malo—también es paz mental.

No dudemos en poner en práctica estas dimensiones.

Valeria Sabater

  

lunes, 6 de septiembre de 2021

SEÑALES: FLUIR CON LAS SINCRONÍAS



Lo que nos sucede es algo que se puede cambiar pero se tiene que vivir para poder realizar esa transformación. Aprende como hacerlo

Al activar nuestras capacidades innatas, la mente adormecida despierta y se orienta hacia el camino por el que en conciencia debemos transitar, un camino en el que, cuando las barreras caen y los obstáculos se reducen, somos capaces de situarnos a favor del flujo de las sincronías.

¿Qué son las sincronías?

Las sincronías son señales en el camino de la vida, mensajes velados que nos llevan a entender la ficción de una supuesta realidad mecanicista y estructurada bajo el dominio de la razón.

Es como si estuviésemos en un bosque rodeados de árboles que no nos permiten tener perspectiva para encontrar el camino de salida: si lográramos elevarnos por encima, enseguida veríamos por dónde transcurre ese camino e incluso adónde nos conduce.

Esta perspectiva que nos eleva por encima de nosotros mismos, de ese nosotros que está sujeto al yugo de la razón, permite que  con nuestras acciones facilitemos las sincronías que nos resultan favorables para crear nuevos caminos.

Empieza por asumir la realidad

Saber que podemos cambiar nuestro rumbo cuando queramos es algo realmente importante en la vida. Pero antes debemos admitir que lo que estamos viviendo, sea lo que sea, es justo lo que debemos estar viviendo. Si no fuese así, no asumiríamos la realidad y no podríamos variar el rumbo de las sincronías que nos han traído hasta aquí.

Aferrarse a la idea de lo terrible que puede ser los que nos ha sucedido, de que no nos lo merecemos o no es justo, es una trampa para la mente, que de esta forma queda aprisionada en el sufrimiento.

Al asumir la realidad, lo que sucede se transforma y podemos continuar adelante, dejando atrás el sufrimiento y toso aquello que lo provocó, sumándonos a las sincronías de forma consciente.

En realidad, no hay que combatir el sufrimiento, el temor o la duda; no se trata de sobreponerse a ellos. Suele ser una pérdida de tiempo y de esfuerzo, además de que a menudo termina creando el efecto contrario. Simplemente hay que comprender por qué están ahí, que significado tienen en nuestra vida y qué podemos aprender de esas situaciones.

EXISTE UNA REALIDAD DETRÁS DE LA FICCIÓN DE LA MENTE

Nos sobreponemos a nosotros, o mejor dicho, a lo que creemos que somos, lo que, por lo general, es una ficción de la mente y del entorno en el que vivimos. Entonces, cuando vamos más allá de esa ficción, empezamos a ver la realidad; las cosas se sitúan en su lugar y nosotros en el nuestro, y juntos navegamos por el inmenso flujo de las sincronías.

Es así como entendemos que no importa lo que sucede, lo verdaderamente relevante es que hagamos todo lo que esté de nuestra parte para comprender lo que ocurre y actuar en consecuencia.

Pero que sea algo favorable o no lo sea, en buena medida no depende de nosotros, sino también de las múltiples sincronías.

Lo que realmente depende de cada uno de nosotros es cómo nos situamos ante lo que sucede, y esto es lo que define nuestra vida y cómo la vivimos, conscientes y abiertos a experimentar todos los acontecimientos, o inconscientes y cerrados a los cambios y experiencias vitales. Hemos de entender que no podemos ir contra el movimiento sincrónico de la vida y del universo.

ELIGE FLUIR CON SERENIDAD Y CONSCIENCIA

Desafortunadamente, muchas veces actuamos de modo inconsciente y desconocemos que nos hallamos ante múltiples posibilidades y que está en nuestras manos elegir aquellas que nos permiten fluir con la existencia y situamos en el lugar correcto.

No es fácil comprender el alcance y la magnitud de las sincronías, pero no hay que apelar solo a la razón; es la intuición la que tiene la respuesta para dejar de luchar contra los acontecimientos y sumamos al flujo de las sincronías. Con nuestra práctica, percibimos todo lo que hacemos de forma sincrónica.

Todo movimiento, respiración, sensación o pensamiento se transforma en un fluir continuo, en una mente serena y consciente que engloba toso lo que sucede y todo lo que existe en nosotros.

Estamos cerca de nuestro despertar interior cuando sincronizamos nuestra mente con las sincronías de nuestra vida. Las sincronías se hallan cómodas con nuestra mente intuitiva y libre, libre de dogmas y de fe, y se ocultan de las mentes que son solo racionalistas y creyentes.

ABRE LA PUERTA DE LAS SINCRONÍAS

¡Ábrela! Si observas con atención serena el mundo que te rodea, abrirás la puerta de las sincronías. Pueden darse en grandes y pequeños eventos de la vida. A medida que somos conscientes de nosotros y de lo que nos rodea, mayor facilidad tendremos para advertir estos sucesos sincrónicos y sumamos a ellos.

Veamos una sencilla práctica que nos ayude a situarnos conscientemente en nuestra realidad y nos abra la puerta de las sincronías.

“De pie, con las piernas ligeramente abiertas y las plantas de los pies bien afianzadas en el suelo, la espalda erguida y la cabeza recta, cierra los ojos. Coge aire profundamente mientras echas los brazos hacia atrás; una vez llenos los pulmones, exhala el aire con fuerza al tiempo que llevas los brazos extendidos frente al cuerpo, como si siguiesen el impulso de la brusca exhalación. Puedes repetir un par de veces. Quédate quieto, con los brazos sueltos a ambos lados del cuerpo y tan solo espera a ver qué sucede.

Tu cuerpo probablemente comenzará a moverse inconsciente y ligeramente; a veces con movimientos rotatorios a la altura de la cadera o del cuello, o con cualquier otro que libere bloqueos de percepción inconscientes que se patentizan   en el cuerpo. Simplemente observa lo que sucede.

El mero acto de observar afecta a lo que se observa. El observador no está separado ni es diferente del objeto observado en la mente. Nos hacemos uno con lo observado y nos convertimos en participantes de nuestra vida, de nuestros pensamientos y decisiones. Y liberados de cuerpo y mente, las sincronías empiezan a mostrarse en los sucesos del día a día.

Raúl de la Rosa