¿Hay
personas sin sentimientos? Muchos nos hemos hecho esta pregunta en
más de una ocasión. Lo hacemos, sobre
todo, cuando conocemos a alguien que nos resulta frío, carente de empatía y
conexión emocional. Solemos llamarlos corazones de hielo, hombres y mujeres
fríos que no solo nos llaman la atención por cómo actúan, sino que en ocasiones
hasta nos producen cierta inquietud.
Por otro lado, también es habitual relacionar a este tipo
de perfiles con las personalidades psicopáticas. Es muy fácil caer en esa idea,
en pensar que quien no es capaz de entender las realidades emocionales ajenas
tiene un problema o que las personas capaces de dañar a otras de algún modo, ya
sea física o psicológicamente, están vacías de emociones.
Ahora bien, asumir de verdad que pueda existir alguien
hueco en cuanto a sentimientos e incapaz
de experimentar amor, miedo, tristeza, ilusión, vergüenza o felicidad es
cuanto menos aterrador. Porque si de verdad hubiera un ser con estos rasgos, no
sería humano. Estaríamos posiblemente ante un prototipo de sofisticado robot
provisto de inteligencia artificial.
Por tanto, a pesar de que sea muy popular la clásica
frase “¡Es que no tienes sentimientos!” debemos asumir que, en realidad, todos
tenemos sentimientos, todos tenemos emociones. Ahora bien, que seamos capaces
de entenderlas, de expresarlas o de usarlas de manera correcta es otro tema muy
diferente.
Profundicemos
un poco más en este tema.
Personas
sin sentimientos.
Si hay algo con lo que está familiarizado cualquier
psicólogo es con leer las emociones ajenas. Dimensiones como la ira, la rabia,
la decepción o la frustración se contienen en muchas rostros que en apariencia
dicen estar bien. Toda persona tiene deseos y cualquier anhelo, ya sea con
buena o mala intención, esconde una emoción detrás.
Con ello queremos
decir algo evidente: no hay personas sin sentimientos.
Todos los tenemos porque son esos estados
psicofisiológicos los que orquestan lo que somos, los que facilitan el
aprendizaje, nuestro desarrollo, nuestra interacción cotidiana y en esencia,
todo lo que somos. No existe un cerebro en el cual, no estén presentes dichos
procesos. No obstante, eso sí, que estén
presentes, que dispongamos de esos mecanismos para experimentarlos no significa
que “funcionen” de la manera correcta.
Lo analizamos.
Personalidades
antisociales: el vacío afectivo y las emociones instrumentales.
Cuando nos preguntamos si hay personas sin sentimientos es
común pensar casi al instante en los psicópatas. A día de hoy no hablamos de
“psicópatas” como tal, sino de personas con un trastorno antisocial de la
personalidad, una condición que afectaría al 1% de la población.
En estos casos, lo
que apreciamos en materia emocional es lo siguiente:
No son capaces de crear vínculos afectivos sólidos.
Están motivados solo por fines instrumentales: buscan
experimentar sensaciones y obtener aquello que desean.
Más allá de lo que se cree popularmente, los psicópatas sí
tienen empatía. Pero hay matices.
Estudios como los llevados a cabo en la Universidad de
Rotterdam (Países Bajos) nos señalan que disponen de empatía cognitiva
(entienden lo que está sintiendo la otra persona). No obstante, carecen de
empatía afectiva (no conectan emocionalmente con los demás). Ello les facilita
el poder manipular y engañar.
No hay personas sin
sentimientos, pero puedes encontrarte con un alexitímico.
Te dirán que te quieren pero no te lo mostrarán como tú
quieres o necesitas. Son distantes, fríos, sin sentido del humor, aburridos a instantes, taciturnos
la mayor parte del tiempo y sin esa chispa que facilita y enciende la conexión
emocional. Los alextímicos son para muchos el claro ejemplo de que hay personas
sin sentimientos. Sin embargo, asumir sería nuevamente un error.
La alexitima tiene como origen un trastorno del
aprendizaje emocional o bien una alteración neurológica. Sea como sea, el
resultado es el mismo: son personas incapaces de comprender sus propios estados
emocionales, de entender los ajenos y de poner nombre a lo que sienten.
A pesar de ello, sí aman, si experimentan felicidad,
miedo, ilusión, anhelo, angustia, esperanza….Tienen emociones pero las experimentan
de manera distorsionada y son incapaces de expresarlas.
¿Existen o no?
No hay personas sin sentimientos. No existen seres humanos
sin la capacidad de experimentar emociones, como no hay tampoco un cerebro
carente de sistema límbico. Esta región es la que orquesta (en buena parte)
cada proceso, cada sensación, cada impulso que nos hace reír, llorar,
emocionarnos, recordar un momento o desear olvidarlo.
Las personas no somos seres racionales, somos seres
emocionales que razonan. Las emociones (entendidas como esas respuestas
neuroquímicas y hormonales que originan sensaciones en nosotros) y los
sentimientos (definidos como las representaciones mentales de las emociones)
son procesos constantes en cada uno de nosotros. No hay día ni instante en que
no estemos experimentando algo, aunque sea calma, aunque sea sosiego.
Todo ser humano siente pero no todos lo hacemos de igual
modo. Es más, no todo el mundo hace de las emociones el instrumento para
favorecer la convivencia, para generar conexiones enriquecedoras.
Y ese es
posiblemente, nuestro mayor problema y desafío actual.