domingo, 12 de enero de 2020

ACTIVA TUS HABILIDADES



Una buena forma de activar tu cerebro es realizar actividades que salgan de la rutina, Si tienes constancia, notaras los resultados.

1-PRACTICA JUEGOS DE MANOS

Los malabarismos son una actividad excelente para entrenar la percepción visual y estimular la memoria. *Una tarea tan simple como lanzar y recoger tres pelotas en el aire de manera secuencial y rítmica con ambas manos, permite que el cerebro gane velocidad de pensamiento y agilidad.

*Acostúmbrate a practicar un rato cada día este tipo de ejercicio y en unas semanas notaras cómo mejora tu capacidad y rendimiento mental.

2-DISFRUTA DE LA MÚSICA

Genera respuestas motoras, cognitivas y emocionales que favorecen la rapidez mental y el aprendizaje. *Se ha demostrado que aprender a tocar un instrumento aumenta la memoria.

*No es necesario llegar a ser un virtuoso. El simple ejercicio de audición, táctil y sensorial, junto con la actividad analítica que requiere seguir el ritmo, ejercita los dos hemisferios cerebrales (lógico e imaginativo) y mejora la resolución de problemas.

3-LA MAGIA CUIDA TU CEREBRO.

Los magos son artistas de la mente: conocen los momentos de distracción mental y los utilizan a su favor. *Juegan con los mecanismos neuronales que forjan las percepciones e ilusiones sobre las que el cerebro construye las experiencias cotidianas. Por eso, cuando hacen un truco saben lo que el cerebro del observador interpretara.

*Al practicar trucos de magia desarrollas habilidades memorísticas, agilidad y creatividad.

El entrenamiento perfecto. Si deseas potenciar al máximo tu cerebro a través de ejercicio físico, existe una formula. Experimentos efectuados por investigadores americanos, ingleses  y lituanos concluyeron que correr velozmente durante media hora a intervalos de 10 minutos a la máxima potencia durante siete semanas, mejora la actividad de las neuronas precisamente en las regiones del cerebro encargadas de procesar la información y la toma de decisiones.

Haz lo que puedas. Si no te gusta correr o tu condición física no es demasiado buena y no puedes realizar grandes esfuerzos, no te desanimes. Actividades sencillas como andar, practicar yoga, taichi o meditar aumentan significativamente la atención, mejora las habilidades cognitivas y potencian la capacidad de aprendizaje.

NI ESCATIMES LAS CARICIAS

Capacidad sensorial. Meses antes de nacer desarrollamos una alta sensibilidad a los estímulos afectivos. Llevamos la emoción inscrita en nuestras células desde la etapa fetal y, por eso, necesitamos interactuar con los demás durante toda la vida.

Reconocimiento. Según el psicoterapeuta Claude Steiner, las caricias pueden ser un acto positivo de reconocimiento (una palabra amable, la escucha atenta, una palmada en la espalda, una sonrisa) o negativo (un grito, un comentario despectivo, una mirada de desaprobación). En general, las negativas son el resultado de sentimientos como baja autoestima, miedo o tristeza.

Desequilibrio. La carencia de interacciones positivas y el exceso de negativas en los niños provoca retraso en el aprendizaje y en el desarrollo de las capacidades mentales.. En los adultos, es  uno delos principales desencadenantes de depresiones, ansiedad o disfunción sexual, entre otras alteraciones.

Relaciones con química. El cerebro está estructurado para conectar con los demás y con nosotros mismos. La interacción con otras personas desencadena una actividad frenética de las neuronas, estimula las conexiones entre estas, así como la producción de un cóctel neuroquimico de neurotransmisores y hormonas.

Interacción real. Por el contrario, la adicción a los dispositivos electrónicos aumentan el estrés, dificulta las habilidades comunicativas y la realización de tareas complejas.

Más afecto. Es importante reducir el uso de las redes sociales y favorecer las caricias afectivas y amorosas, que nos permitirán crear un armazón sólido sobre el que construiremos una actividad cerebral saludable.

CUIDA LO QUE PIENSAS

Experiencia previa. Según estudios neurocientificos, tenemos unos 70.000 pensamientos al día. El cerebro los forja a partir de lo que percibe y de las experiencias vividas. Es decir, la conciencia que tenemos de nosotros y del mundo depende de gran variedad de estímulos que la mente procesa.

Toma conciencia. La percepción de nuestro cuerpo también la marca la experiencia. Por eso, si estamos convencidos de que no somos capaces de realizar una actividad, es probable que anulemos nuestra capacidad potencial para realizarla. Sin embargo, podemos cambiar nuestra percepción: si creamos otras formas de pensamiento, las neuronas activarán nuevos circuitos y reaccionaremos de forma diferente.

Trabajo interior.  Pensar en modo positivo no basta para superar los sentimientos negativos anclados en nuestro pasado. Hace falta trabajo interior, meditación y transformación de hábitos para crear nuevos alicientes. Podemos  empezar por ganar batallas diarias contra la mente cuando se empeñe en bajarnos el ánimo y la motivación.

Y también exterior. el lenguaje corporal también nos puede ayudar: si nuestro cuerpo actúa con alegría el cerebro se contagia e interpreta que todo va bien.


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