Ya
has aprendido a ser fuerte….ahora te toca ser feliz.
De alguna manera, las épocas de adversidad son escenarios
en los que aprendemos a ser fuertes. Ahora bien, esa fortaleza no debe alzar
muros ni alambradas, no hacernos olvidar que ahora también es un buen momento
para ser felices.
Al final, llega un momento en que lo logras: aprendes a ser fuerte. La vida es
maestra en este sentido y te enseña de varias formas a edificar una actitud
incombustible. Entonces, te dices a ti mismo que vas a poder con todo, que
tienes recursos para afrontar cualquier tipo de adversidad…..Pero quizá, te
estás olvidando de lo más importante: de
que el tiempo no es solo un medio para lograr metas futuras, que ahora también te
toca ser feliz.
La felicidad no está
en otro lugar; está en este, aquí mismo. La persona feliz no posterga su
felicidad, la vida acontece ahora, siendo incertidumbre lo que vendrá después. Estas
palabras del poeta Walt Whitman no pueden ser más acertadas e inspiradoras.
Sin embargo, para quien acaba de pasar por una época
complicada, no es nada fácil aplicar este consejo. No lo es, en primer lugar, porque
cuando pasamos momentos difíciles nos cuesta mucho situar la mirada en el
presente.
Además, caminamos por el mundo a la defensiva, cuidando de
que nada de lo sucedido con anterioridad vuelva a ocurrir. Ponemos la mirada en
el retrovisor de nuestra memoria, repasando el ayer, intentando obtener cuantos
más aprendizajes mejor para estar preparados, por lo que pueda pasar.
Si has pasado por un episodio negativo, complejo o traumático,
no te obsesiones con ser fuerte: piensa
en ser flexible. La tentación de ponerte a la defensiva puede ser muy
grande, la de protegerte para que nada levante la postilla donde hubo herida.
Has aprendido a ser
fuerte, pero ahora te toca ser feliz.
El equilibrio cotidiano enseña, como enseñan nuestras
vivencias, relaciones, cada cosa que leemos y lo que descubrimos a cada
instante. Sin embargo, hay un hecho en el que conviene profundizar: las personas que han pasado por un hecho
traumático no siempre saben darse nuevas oportunidades para alcanzar la
felicidad. Es como si salieran todos los días con un paraguas enorme aunque
nada anuncie que vaya a llover.
Decía Antístenes, filósofo griego fundador de la escuela
cínica, que uno de nuestros propósitos debe ser hacer de nuestra alma una
fortaleza. Inexpugnable. Ahora bien, ¿de qué nos sirve convertirnos en un muro
regio e infranqueable? La luz rara vez pasa por una pared de piedra, nada se ve
a través de ella y, lo que es peor, su entrada es infranqueable para aquellos
que deseen conocernos.
Por tanto, quien se obsesiona con desarrollar una personalidad
fuerte a menudo lo que consigue es vivir siempre a la defensiva, por el miedo a
ser nuevamente herido. No es la mejor estrategia. Porque la felicidad no
armoniza con el miedo ni con quien acumula un exceso de mecanismos de defensa.
Puedes ser feliz:
ahora sabes cuáles son tus prioridades vitales
Dese que Martin Seligman asentara las bases de la psicología
positiva en los años 90. Las cosas no han cambiado demasiado. Seguimos siendo
testigos de ese florecimiento de las publicaciones en materia de autoayuda para
enseñarnos a ser felices. Abundan las caras sonrientes y esos gurús que prometen darnos las claves para realizarnos
como seres humanos.
Quien ha pasado por hechos complicados y hasta traumáticos
no siempre obtiene ayuda de estos libros o manuales. Expertos en el tema, como
los psicólogos Jerome Wakefield de la Universidad de Nueva York y Allan Horwitz
de la Universidad Rutgers, escribieron un libro titulado La pérdida de la
tristeza. Aquí nos hablan precisamente de aspectos muy interesantes
relacionados con este tema.
Un ejemplo: Hoy
en día, se prioriza en exceso la obligación de “ser feliz”. Tanto es así que
estos expertos señalan que estamos desvirtuando y dejando al lado de nuestro
repertorio emocional, realidades como la angustia, el miedo o la tristeza. Así,
quien ha pasado por la adversidad, acumula en mayor grado esos estados
internos. ¿Cómo ser feliz entonces? ¿Qué pueden hacer estas personas para
alcanzar el bienestar?
Lo crean o no estas personas tienen una ventaja muy
particular. Quien no ha pasado dificultades vitales, a menudo, fantasea con la
felicidad en términos algo idealistas (tener una pareja perfecta, lograr un gran
trabajo, hacer un viaje increíble…) Sin embargo, quienes han aprendido a ser fuertes, valoran aspectos
mucho más básicos: la calma, el
equilibrio, el cariño delas personas amadas, estar bien con uno mismo……
Todas esas
dimensiones edifican en realidad, los pilares de la autentica felicidad.
La clave del
bienestar en realidad es la combinación inteligente de muchas claves.
La vida te ha hecho fuerte y, ahora, te toca ser feliz.
Has pasado por diferentes tormentas, por cambios de sentido a veces bruscos en
tu recorrido vital. Y en efecto, mírate, te has convertido en alguien que sabe
ser fuerte como el grafito.
Sin embargo, a ese material del que ahora te revistes,
debes añadirle otras aleaciones y propiedades. Una de ellas es la flexibilidad,
otra la de ser receptivo, aceptar el cambio, y trabajar tu apertura hacia lo
que te rodea para seguir encontrándote y encontrando aquello que va contigo.
Ahora bien, en medio de ese sendero existe una clave que
te permitirá trabajar en tu felicidad. Ese componente es quizá el más
importante y, de él, ya nos habló en su día E. Franki en su célebre libro El hombre en busca de sentido. Nos referimos,
como no, a hallar un propósito a nuestra vida.
Es darle un significado, una fuerza motivadora e
intrínseca que encienda nuestras ilusiones. Ese motor interno debe impulsarnos
cada mañana a seguir superándonos, a marcar metas en el horizonte tomado como
base lo que nos es significativo.
Trabajemos en ello.
Valeria Sabater
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