La duda, el miedo o la ansiedad suelen aparecer a la hora de tomar decisiones, justo cuando deberíamos estar más lúcidos. Cada decisión difícil que tomamos es una oportunidad para definirnos como personas y declarar al mundo nuestra singularidad. Hay técnicas que nos pueden ayudar a tomar decisiones con más calma, equilibrio y coherencia.
1º) Pasar de la parálisis al análisis. Al tomar decisiones tememos equivocarnos, dando por sentado que hay un camino correcto y otro que no lo es. Para superar el miedo a decidir debemos aceptar que hay cosas que no podemos prever. pero para decidir con claridad también hay que tomarse el tiempo de analizar toda la información interna ( ver cuales son nuestras prioridades, que emociones nos despierta cada opción, etc) y la externa, recopilando datos que estén a nuestro alrededor.
2º) Observar todas las partes. Si hacer el ejercicio de "Los sombreros de Edward de Bono" podrás dar voz a todas tus partes. Primero ponte un hipotético sombrero blanco para pensar en los hechos concretos sin interpretaciones. Ponte una de color negro para intentar ver las dificultades que puedan surgir. Verde para tratar de salir de tu zona de confort y buscar alternativas. Ponte un sombrero rojo para evaluar la situación desde la parte emocional, la intuición y el corazón. Con el amarillo mira las partes positivas. El sombrero azul, que es el moderador del debate tendrá la última palabra.
3º) No tener prisa por responder. Algunas personas tienden a veces a decir "si" casi siempre y otras tienden al "no" en cualquier caso. Es importante ser consciente de ello, sostener la incertidumbre y tomarse tiempo para valorar sin reaccionar automáticamente. Solemos funcionar desde el ego, en base a patrones de conducta estereotipados. Esto nos puede llevar a tomar decisiones que no nos convienen.
4º) Ir un poco más allá. Si después de analizar la situación seguimos encallados, también podemos preguntarle a nuestro cuerpo y conseguir que este hable por nosotros. Coloca un papel o un cojín en el suelo que represente cada una de las opciones y pon los pies sobre cada uno de ellos. Cierra los ojos un momento y conecta con tu interior, ¿Qué sensaciones te embargan? ¿hacia dónde se inclina tu cuerpo? ¿dónde se siente más arraigado?, en que posición te sientes más cómodo?.
5º) Aceptar que hay renuncia. Optar por un camino implica casi siempre perder otro, es decir, hay que saber renunciar. Sin embargo, querer abarcarlo todo también tiene su precio, al igual que lo tiene no decidir nada, ya que también es decidir. Responsabilizarnos de nuestra vida significa tomar las riendas de la misma mediante decisiones que llevamos a cabo.
6º) Otra técnica para decidir bien es elaborar una lista con las ventajas y otra con las desventajas de cada opción. Para mediar entre ellas hasta llegar a la máxima integración posible, te puede ayudar la intervención de una amiga que te conozca bien.Pero en el proceso no olvides que no puedes controlarlo todo y que o puedes saber si las cosas son beneficiosas para ti.
7º) Visualizar el camino completo. Para atreverte a pasar a la acción y reafirmar tu decisión, te ayudará visualizar hacia donde te va a llevar el camino que vas a recorrer. Cierra los ojos e imagínate en la situación que te ves al tomar una decisión. ¿Cómo te sientes? ¿Te gusta lo que ves? Tal vez también te ira bien visualizar como sera tu vida sin decidirte a tomar ninguna opción No podemos dirigirnos a ningún lugar sin antes imaginarlo.
8º) Aclarar el conflicto interno.Establece un dialogo entre la razón y e la emoción. Coloca un cojín delante de otro, uno sera tu mente y el otro tu corazón. Y uno entre ambos que sera la parte más sabia. Siéntate en el cojín del corazón y haz que tus emociones hablen mientras tu mente escucha. Después colócate sobre el cojín que representa tu mente y haz que esta hable a tu corazón. A continuación colócate sobre el cojín de tu parte sabia con el objetivo de que la razón y el corazón puedan llegar a un acuerdo y decidir cogidos de la mano.
9º) La vida también decide. A veces al decidir nos ponemos tanta presión; como si en ello nos fuera la vida. No solemos pensar que la vida puede tener otros planes para nosotros y las cosas pueden cambiar de un momento a otro. Una conocida decidió pedir un coche prestado a una amiga para ir a una fiesta. Pero se lo robaron. Se sentía culpable y pensaba que había tomado una mala decisión, Cuál fue su sorpresa cuando la dueña del coche le agradeció lo sucedido, ya que el seguro acabo pagandole un coche nuevo.
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