Los amigos falsos son como el reverso oscuro de la Luna.
Al principio nos deslumbran con sus hechizos y amables atenciones, pero poco a
poco vamos intuyendo ese otro lado donde habitan las oquedades de un carácter
interesado. Esa afectividad yerma y desolada que casi sin darnos cuenta, nos
minan el ánimo. Son perfiles que sin duda debemos saber identificar lo antes
posible, sobre todo por nuestra salud emocional.
Suele decirse aquello de que la amistad es el mejor
ingrediente de la vida. También lo es el amor, no hay duda, pero lo que
confiere un buen amigo trasciende, en ocasiones, los vínculos de las relaciones
afectivas y familiares. Así, ese tejido construido a base de complicidades,
experiencias comunes y de una confianza intensa, es lo que nos aporta una
fuente de energía eterna y ante todo, calidad de vida.
No obstante, es inevitable dar, de vez en cuando,
con uno de esos especímenes tan comunes en nuestros contextos sociales, donde
el interés y el egoísmo se camuflan bajo el revestimiento de la más luminosa
amistad. Y caemos, por supuesto que caemos. Porque en nuestra inocencia
natural no dudamos ni un momento que el propósito cardinal de toda buena
amistad es aportar felicidad, apoyo y bienestar.
Hasta que finalmente ocurre, aparecen las decepciones,
las pequeñas mentiras, los desprecios constantes y las más sibilinas
manipulaciones. Lo queramos o no, estamos ante uno más de esos amigos falsos al
que no vimos llegar, pero al que debemos dejar ir lo antes posible por
salud y por nuestra propia dignidad…
1.
Tipos de amigos falsos: el alpinista social
Uno de los primeros amigos falsos que solemos encontrar
de forma temprana en nuestra vida es el “alpinista social”. Los vemos en
las clases de primaria, de secundaria, en la universidad y por supuesto, en
nuestros entornos laborales.
Son aquellos que construyen lazos de amistad solo por un
fin: escalar posiciones en el contexto social. Así, es común que en su
época escolar busquen la cercanía de los alumnos más populares o los que mejor
nota obtienen. Más tarde, y en un contexto laboral, no dudarán en humillar y manipular a diestro y siniestro para ir escalando
posiciones.
2. El amigo que está en los buenos momentos y se vuelve
invisible en los malos
A la mayoría nos sonará sin duda esta tipología de falsa
amistad. Hablamos de esas personas que siempre están cerca en los días de calma
y bienestar, lo que se apuntan a cualquier plan, a cualquier fiesta, escapada o
propuesta de última hora. Sin embargo, cuando surge algún problema o situación donde más agradeceríamos su apoyo e
interés, desaparecen como el viento al cerrar una ventana…
3.
El buscador de errores, el que te juzga
Si hay algo que caracteriza a la amistad más saludable es
aquella que nos procura bienestar en cada momento. Ello hace que nos
sintamos bien con su cercanía, que tengamos la seguridad de que no seremos
juzgados ni criticados y que al pasar unas horas con esa persona, nos iremos
mejor de lo que hemos llegado.
Sin embargo, esto no ocurre con los amigos falsos;
con ellos es común que nos volvamos a casa mucho peor que antes. De hecho, una
tipología que suele abundar es esa que tiene como afición buscarnos fallos,
llamarnos la atención en cada error que cometemos (o no) y juzgarnos un día sí
y otro también. Este tipo de dinámica genera un considerable desgaste
emocional.
4.
El que te envidia callada o descaradamente
“Es que tú todo lo haces bien”, “a ti esas cosas no te
pasan como a mí”, “siempre tienes mucha suerte”… Este y otro tipo de
frases son las que nos suelen repetir esos amigos falsos que en lo más
interno de su ser, nos envidian.
No obstante, lo que hay en ellos es una baja autoestima, la cual les aboca a este tipo de interacciones muy
poco saludables para ambas partes.
5.
El que quiere que las cosas te vayan bien pero no mejor que a él
Este rasgo de la falsa amistad es tan curioso cómo común
a la vez. Se manifiesta del siguiente modo: tenemos a personas que nos
animan a que nos superemos, a que consigamos cosas, sin embargo, cuando esto
ocurre lejos de sentirse felices por nosotros se distancian o muestran
incomodidad.
Tras ese tipo de situaciones lo que hay, una vez más, es
una marcada baja autoestima. Siempre se sentirán más cómodos con nosotros
mientras estemos a su altura y en sus mismas condiciones. Sin embargo,
cualquier atisbo de éxito o de superación les pone en evidencia, les sume en la
contradicción y en la incomodidad.
6. El rival
disfrazado de “mejor amigo”
Si te compras un móvil, no lo dudes, uno de tus amigos
buscará adquirir uno mucho mejor. Si te apuntas al gimnasio, cuidado, él o ella
también lo hará para superar tus marcas. Su objetivo: ser mejor que tú en
cualquier cosa que hagas, en cualquier propósito que te marques o en cualquier
logro que consigas.
Estos amigos falsos actúan como nuestra némesis, esa
sombra perseguidora y vengativa que intentará ser mejor que nosotros en
cualquier ámbito de nuestra vida.
7.
El que te manipula
El amigo manipulador es ese espécimen discreto pero
implacable que casi sin que nos demos cuenta, nos ancla los hilos de una
marioneta para manejarnos a su antojo durante un tiempo. Se valdrá del
victimismo a veces, otras del chantaje emocional y otras del engaño y de infinitas estrategias maquiavélicas para
tenernos en la palma de su mano y conseguir así, lo que desea en cada momento.
Así, el tiempo que le permitamos esta serie de acciones al
manipulador dependerá del afecto que le tengamos, de si es ese amigo de
siempre, esa amiga de la infancia con quien tantas cosas hemos vivido… ¿Cómo
dar fin a ese vínculo emocional que nos ha acompañado durante tantos años?
Puede costar, pero pocas cosas son tan destructivas como arrastrar el influjo
de alguien que en realidad, no nos quiere o nos quiere mal.
Para concluir, como ya podemos intuir hay muchos más
tipos de amigos falsos: el que critica, el que traiciona, el que escampa
chismes… Podríamos describir múltiples tipologías, sin embargo, lo más
importante de todo ello es que además de identificarlos, sepamos manejarlos.
A veces, no hay que recurrir obligatoriamente a
romper ese lazo. En ocasiones basta con dejar las cosas claras, poner límites e
incluso por qué no, favorecer el crecimiento personal y la autoestima de
ese amigo para que sea capaz de crear relaciones más saludables.
Valeria Sabater
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