Luces y sombras habitan en nuestro interior. Forman parte
de lo que somos, de lo que no queremos ser y de lo que puede que seamos. Son la
lucha entre lo que reconoceremos, lo que evitamos, lo que admitimos y lo que
ignoramos o no queremos ver. Y en este pequeño, pero costoso equilibrio,
tratamos de pasar nuestros días sin que ninguna de las partes domine nuestra
vida.
Cuando la verdad nos dice que el equilibrio entre lo que
conocemos y lo que no admitimos es difícil de lograr. Para poder vivir con
nosotros mismos tenemos que tomar una buena dosis de aceptación de la realidad:
estamos hechos de luces y sombras y por eso mismo habrá partes de nosotros que
no querremos aceptar.
La aceptación de nuestras sombras puede implicar dolor
pero también implica evolución, cambio y aceptación de nuestro yo. Implica, por
lo tanto, conocerse a uno mismo y desarrollar una sana autoestima ante la vida.
No todo son luces, no las luces siempre iluminan nuestra vida, las luces en
ocasiones nos ciegan el camino y las sombras puede que nos den las respuestas.
“No es posible despertar la conciencia sin dolor. La gente
es capaz de hacer cualquier cosa, por absurda que parezca, para evitar
enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino
haciendo consciente su oscuridad”
Carl Jung
¿Eres consciente de
tus propias sombras?
Carl Jung definía a nuestras sombras como el conjunto de
las frustraciones, experiencias vergonzosas, dolorosas, temores o inseguridades
que se alojan en lo inconsciente. La sombra contiene todo lo negativo de la
personalidad que el yo no está siempre en condiciones de asumir y que, por lo
mismo, puede llegar a frenar la manifestación de nuestra autentica forma de ser
y de sentir.
La maldad, el egoísmo, la envidia, la cobardía, los celos,
la avaricia y muchas de nuestras emociones y nuestros miedos son nuestras
sombras. Muchas veces nos damos cuenta de ellas cuando nos llevan a conflictos
con los demás. En otras ocasiones se expresan en sentimientos de culpa o
hasta en expresiones inexplicables, reflejando una imagen en la que no nos
reconocemos.
Incluso, somos capaces de proyectar estas sombras en los
otros con tal de no asumir que estos sentimientos, juicios o ideas nos
pertenecen. Estamos programados desde pequeños para esconder los fracasos, la
desesperación y lo negativo de nuestras vidas. Así, solo por el hecho de ser
humanos, guardamos sombras en nuestro interior, al igual que luz.
“Un hombre que no ha pasado el infierno de sus pasiones
nunca las ha superado. Hasta donde podemos discernir, el único propósito de la
existencia humana es encender una luz en la oscuridad del mero ser”
Carl Jung
¿Alguna vez te has
cegado siguiendo tu propia luz?
Las luces que nos componen, que nos rodean y que nos
iluminan desde el interior son todas aquellas cualidades, virtudes, emociones,
comportamientos o deseos que nos gusta mostrar. Son las máscaras con las que nos disfrazamos en cada ocasión
como si fueran nuestra única y verdadera identidad.
Podemos elegir ser bromistas, inteligentes, comprensión,
sociables, tímidos o valientes, podemos elegir qué queremos mostrar ante el
gran escenario social.
Actualmente, las luces de nuestra personalidad las
hacemos brillar más con el uso de las apariencias en las redes sociales.
Vivimos una segunda vida en las que las sombras no solo se esconden, sino que
hacemos como si no existieran. Esto que en un principio puede parecer una
ventaja, una manera de protección ante las miserias de nuestra vida, en
realidad se convierte en el epicentro de la expresión del narcisismo moderno.
Nos dejamos cegar por nuestras luces, nos obsesionamos
tanto porque sean nuestro verdadero foco de expresión hacia el exterior, que
dejamos de ser humanos para ser máquinas de sonrisas en las fotos que guardan
grandes vacíos en el interior.
Por eso resulta tan importante conocer nuestras sombras,
porque nos ayudan a mantener el equilibrio interior. Somos falibles, sentimos
celos, envidia o culpa, pero también nos recomponemos. Somos humanos y
aceptarlo viviendo la realidad y no una historia de cuento, nos ayudará a
desarrollar una autoestima sana y a vivir una vida mejor y más plena.
No niegues tus
sombras, acéptalas; no te ciegues con las luces, busca tu equilibrio interior.
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