TRANSTORNOS
PSICOLOGICOS Y PSICO-EMOCIONALES.
La causa de los trastornos psicológicos y
psico-emocionales están en su mayoría de veces relacionados con la falta de
amor propio, autoestima o falta de confianza en uno mismo.
Los últimos estudios realizados por profesionales, tanto
de la psicología como de la psiquiatría, en sus conclusiones finales apuntan en
esa dirección, afirmando que tener amor
propio es fundamental para tener una vida equilibrada emocionalmente.
El concepto de amor propio puede parecer a priori simple,
pero es en realidad más importante de lo que imaginamos en lo que a felicidad
se refiere.
Es imposible ser
feliz si uno no se quiere así mismo.
Amarse, aceptarse,
aprobarse y estimarse pase lo que pase, digan lo que digan, fallemos lo que
fallemos, es el cimiento para construir una vida llena de satisfacciones.
La autoestima es esa parte de nuestro auto concepto que
nos hace más o menos resistentes en el manejo de nuestras emociones. Querernos
sin condiciones es indudablemente la piedra angular del bienestar psicológico.
Ejercer la aprobación incondicional de uno mismo es una labor tan difícil, como
difícil es encontrar personas que amen de verdad y sin mascaras.
No sabemos por qué el ser humano, por norma general, se
quiere tampoco así mismo. Según las últimas investigaciones, tiene que ver con
el ego y con las ansias de sobresalir del resto de mortales. Cuando uno quiere
ser especial o mejor que otros, acaba amargándose, pues finalmente descubre que
tiene también carencias y limitaciones, y que no es tan singular como pretendía.
Esto hace que el pensamiento polarizado –o blanco o
negro- trabaje en nuestra mente creando un dialogo interior del tipo: “Si no
destaco, entonces no valgo para nada”.
La clave, por lo tanto, para tener una autoestima alta es
no pretender nunca darnos demasiado valor, sino un valor único, ni mejor ni
peor que los demás, simplemente el nuestro.
Si observamos algunos trastornos de comportamiento que
afectan a parte de la población, nos daremos cuenta de que su origen está en
gran medida influenciada por la falta de amor hacia uno mismo. Esa falta de
estima se proyectara posteriormente en creencias disfuncionales, emociones
negativas y conductas contraproducentes que sumergen a la persona en un círculo
cerrado.
Veamos algunos
casos:
El trastorno de
ansiedad se caracteriza por su intenso miedo al futuro.
Las personas con ansiedad siempre son catastrofistas, ya
que piensan que si llevan a cabo alguna acción, pueden fallar o puede ocurrir
algo malo. Es evidente que debajo de este miedo existe una inmensa inseguridad.
No confían en sus propias capacidades no se creen habilidosos para enfrentarse
a las adversidades en solitario. Para casi todo, necesitan que alguien les ayude,
le resuelva los problemas o les acompañen y de esta forma reducen su miedo. Se
dicen así mismos: “Tu no vales, tú solo no puedes ni sabes y por lo tanto,
necesitas a alguien mejor que lo haga por ti”
El transtorno
obsesivo compulsivo (TOC)
Es una consecuencia “natural” del perfeccionista llevado
al extremo. Cuando alguien es perfeccionista es porque piensa que debe hacerlo
todo sin errores. Esto no es más que el resultado de querer ser distinguido.
Duda una y otra vez, le cuesta decidir ya que es esencial que esa decisión le
lleve al camino correcto; finalmente se desmorona cuando se percata de que esa
perfección anhelada es inalcanzable.
La anorexia y la
bulimia.
En estas patologías, la falta de autoestima es
especialmente evidente. Estas personas creen que valdrían mucho más si su físico
cumpliera con unos cánones establecidos por la sociedad imperante. Por lo
tanto, sitúan su valor personal en un físico que no les gusta. No se querrán mientras
su físico no sea el adecuado para ellas. La obsesión es tan grande, que al
igual que ocurre en el TOC, buscan una perfección física inventada e imposible
que acaba deteriorando su imagen corporal de una forma asombrosa: todo lo
contrario de lo que en el fondo pretendían.
La dependencia
emocional.
Se produce cuando pienso que otros valen más que yo, o que
yo no soy digno de estima, es muy probable que acabe siendo dependiente
emocional y llegue a soportar conductas de otro que de otra forma no consentiría.
El pensamiento del dependiente reza de la siguiente manera: “Como yo no valgo
nada y no merezco amor, me conformo con tus migajas, y estoy a merced de lo que
quieras hacer conmigo”.
En la depresión.
La falta de amor propio es evidente. Las personas depresivas se ven a
sí mismas “muy pequeñitas”, sin ningún tipo de valía, actuando como un freno
para la puesta en marcha de sus objetivos. Piensan que no les va a salir bien
nada de lo que emprendan e incluso llegan a un punto que ellos mismos se dicen:
“¿Para qué?”. Se sienten culpables, víctimas y se convencen a sí mismos cada día,
de que no valen nada y de que, por lo tanto, nadie las valorara.
Podemos ver como el denominador común en todas estas
patologías es la falta de amor, y el camino para que cualquier ser humano
recupere su amor propio….es el camino de la aceptación.
Tener como objetivo
final la aceptación de uno mismo nos hace libres: Los fracasos pierden
importancia, al igual que las críticas o los rechazos ajenos. La perfección
deja de ser buscada y nos permitimos a nosotros mismos actuar conforme a
nuestro criterio personal, con independencia de todo lo demás.
Tener en cuenta que….
“SOLO PODEMOS SER NOSOTROS MISMOS, LOS
DEMÁS LUGARES, ESTÁN OCUPADOS”
Esteban Perez