Uno de los problemas del ser humano es, que nuestra
educación crea una división en la mente. Tenemos que mostrarle una cara a la
sociedad, aunque esta no sea la verdadera. Tenemos que enseñarle la cara que
les gusta a los demás, la que aprecian, la que ellos pueden aceptar y nos guardamos nuestro rostro original.
Al estar la mayor parte del tiempo rodeados de gente,
nuestra mascara empieza a formar mas parte de nosotros que nuestra propia
naturaleza. La sociedad nos inculca el miedo al rechazo, el miedo a que se rían
de nosotros, el miedo a perder nuestra reputación, el miedo al qué dirán……el
miedo.
Tenemos que adaptarnos a todo tipo de gente, ciega e
inconsciente. Cuando estamos solos, podemos leer un libro, escuchar música,
llorar, cantar, bailar. Pero cuando estamos con gente nos cuesta expresar
nuestros sentimientos, aunque nos gustaría hacerlo.
Lo que hacemos todos es, en vez de vivir, representar un
papel, el inconsciente nos atrapa y no nos permite salirnos del guion de la
mascar que oculta nuestro verdadero ser. Todo el mundo se esconde detrás de
algo falso, y al no ser sinceros con nosotros mismos, sufrimos unos graves
perjuicios psicológicos.
A veces queremos compartir nuestra alegría con los demás,
pero tenemos miedo de que el resto de la gente no acepte nuestro estado de
felicidad. Es curioso, si somos infelices encajamos perfectamente dentro de una
sociedad infeliz. Pero cuando queremos bailar, cantar, reír, en un sitio donde
todo el mundo es infeliz, dejamos de estar en sintonía con el resto.
Es posible que piensen que estamos locos, pero… ¿Qué tiene
de malo que nos llamen locos? En el mundo ha habido locos maravillosos… de
hecho las personas más notables siempre han estado un poco locas, locas a los
ojos de la gente. Su locura se manifestaba en que no estaban tristes, no sentían
miedo, no les preocupaban las insignificancias.
Así que, cuando digan que estás loco, disfruta y diles: “Tenéis
razón; en este mundo solo los locos son alegres y felices. He elegido la locura
con felicidad, con dicha, con alegría; tú has elegido la cordura con desdicha,
con miedo, con sufrimiento; tenemos gustos distintos. Tu sigue cuerdo e
infeliz, y a mi déjame feliz con mi locura”.
Si eres autentico en lo que concierne a tu felicidad, tus
lágrimas, tus risas, tus bailes…llegara un momento en el que la gente empezara
a entenderte, y hasta es posible que se unan a tu caravana.
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