Alejandro Jodorowsky nos
habla de que no tenemos un solo ego, sino cuatro que son como cuatro caballos
qua hacen avanzar el carro de nuestro YO corporal.
1-INTELECTO: Produce ideas, lo mental.
2-EMOCIONAL: Produce sentimientos, la vida emocional.
2-SEXUAL-CREATIVO: Produce deseos, es la fuerza libidinal.
4-MATERIAL: Es nuestro cuerpo con sus necesidades básicas y la
vida material.
Estos serían algunos ejemplos:
Ego intelectual o energía intelectual.
El filósofo que vive en
su cabeza, que puede acabar sus días recluido en su mente. Quedando
desconectado de su cuerpo, de sus emociones y de su creatividad. Es una persona
que considera que todo el universo es algo racional y teme aquello que no puede
explicar intelectualmente.
Ego emocional.
Aquí tendríamos a los
seguidores “fanáticos” de cualquier partido político, de futbol o de cualquier
“gurú” al que puedan seguir. Realizan cantos colectivos, unen sus emociones
conectadas con una determinada manera de entender la vida, impregnados de un
sentimiento de afinidad.
El ego emocional también
nos habla de sentimientos y nos conecta con el corazón. Está relacionado con la
familia, con nuestros abuelos, hermanos,
tíos padres etc. Al igual que evaluamos las ideas, para conservarlas o deshacernos
de ellas según su grado de utilidad y belleza, también debemos examinar
nuestros sentimientos para ver si son auténticos o no. Todo sentimiento
que nos lleve a la guerra o la
confrontación es algo de lo que deberíamos prescindir. Los sentimientos auténticos
son aquellos que nos conducen a la paz.
Ego libidinal o energía sexual y creativa.
Queda representado por
aquel que sólo vive para seducir o ser seducido. La persona que dice que
en la vida sólo hay sexo y olvida
incluso sus capacidades creativas.
Ego material o energía material.
El ejemplo más visible
es el cuerpo musculados del personaje que vive en un gimnasio, obsesionado por
la dieta y la comida con pocas calorías. Otra de las caras de este ego es la
necesidad de mantener una edad corporal determinada, entre 25 y 35 años. Luchando
contra el paso del tiempo a golpe de bisturí. Este es un ego que no desea
desaparecer.
Nuestro problema es que mezclamos los cuatro centros (egos) creyendo
que son uno solo y que este es solo de naturaleza intelectual.
Cuando en realidad
deberían de estar equilibrados, porque cuando uno se desarrolla en exceso, los
otros tres se desarrollan en defecto, quedan inmaduros, reprimidos,
insatisfechos.
Jodorowsky discrepa con
algunas corrientes espirituales defensoras de la idea de que tenemos que matar
al ego para llegar a tener un nivel de consciencia elevado. Dice
que el ego no hay que matarlo, sino domarlo.
A veces compara nuestro
ego con un perro, cuyas cuatro patas, esas cuatro energías, deben ir
encaminadas en la misma dirección. Si cada pata lleva un camino distinto, el
perro se cae. No llega a ningún sitio.
Es lo que pasa cuando pensamos una cosa, queremos otra, deseamos algo
diferente y hacemos lo contrario.
También nuestra mano
tiene una disposición que nos permite comprender los cuatro egos y la quinta esencia.
El dedo índice es el que representa el ego intelectual, a su lado
tenemos el dedo corazón que representa
al ego emocional, a continuación el anular se conecta con el ego libidinal y el meñique
representa el material o corporal.
Podemos ver como el
pulgar es otra cosa, se separa de los otros cuatro, representa nuestra quinta esencia.
Estos cuatro centros no
se comunican entre sí (tienen lenguajes diferentes) y llevan su propia vida
independiente los unos de los otros. Y por eso resulta necesaria una cierta
sabiduría interior, que Alejandro Jodorowsky
llama la quinta esencia y que debe
traducirnos el lenguaje de los mismos.
Su papel consiste en
hacer que todos estos lenguajes se vuelvan compatibles entre sí a fin de que el intelecto comprenda al corazón, al sexo
y al cuerpo.
Si no es así, somos
nosotros los que seguimos al ego, y vamos encaminados a metas que no son las
esenciales.
1-El intelecto quiere ser, debes enseñarle a no ser. (Mente vacía)
2-El corazón quiere ser amado y amar, debes proporcionarle paz. (Corazón
lleno)
3-El sexo quiere crear debes enseñarle a morir (mutación del ego en
esencia impersonal)
4-El cuerpo quiere actuar, debes enseñarle a meditar (Lo inmovilizamos
durante unos minutos al día)
Alinearnos con nuestros
deseos no es más que poner de acuerdo las cuatro energías para que persigan juntas
la misma meta en el camino. Como cada una habla un lenguaje diferente, son como
instrumentos musicales que nada tienen que ver el uno con el otro.
Es nuestro Ser Esencial,
el conductor del carro del que hablamos al principio, el que hace de traductor,
de mediador y el que debe hacer de director de orquesta para que los cuatro instrumentos toquen la misma
melodía.
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