"NUNCA SE DA TANTO COMO
CUANDO DAMOS A LOS DEMÁS SEGURIDAD Y CONFIANZA".
LA MENTE HUMANA SUELE
TENDER A ANTICIPAR DESGRACIAS. Y SUCEDE QUE CUANDO SUFRIMOS ANTES DE LO
NECESARIO, SUFRIMOS MÁS DE LO NECESARIO, COMO DECÍA SENECA: “SUFRIR ANTES DE
TIEMPO ES SUFRIR DOS VECES”.
Las estadísticas
afirman que el noventa por ciento de nuestros sufrimientos los causan cosas que
no han sucedido y probablemente no sucederán. Si uno observa su mente,
comprobará que funciona de manera fugaz e inquieta. Se mueve yendo y viniendo
entre el pasado y el futuro y discurre rápida entre los polos de la antelación
y la memoria. Pero esta función no tiene por qué crear anticipaciones penosas
que, a menudo torturan a la persona.
La mente cuida de
nuestro cuerpo, revisando velozmente registros pasados, a la vez que proyecta
sucesos por venir. Una función que,
aunque nos protege de peligro y previene riesgos, puede generar pensamientos
infundados acerca de desgracias venideras.
No tenemos más que el
presente. El estado de pre-ocupación es estéril, ya que lo apropiado es
ocuparse, no pre-ocuparse, que es lo mismo que ocuparse antes de tiempo.
Recordemos que somos más felices y eficaces creando soluciones que dando
vueltas en torno a los problemas. Entretanto, ¿Qué mejor solución que abrir el
corazón a la esperanza?
Una mente que procesa
el problema, que se acerca una y otra vez a éste y no crea soluciones, es una
mente incompleta. Una mente sana observa el problema y, rápidamente, lo suelta
para reorientarse de inmediato hacia las posibles soluciones que correspondan a
cada problema que nos surjan en la vida.
El miedo y la
tensión, tan sólo cumplen su verdadera misión cuando movilizan la inteligencia
hacia la acción que convenga. Mantengamos la atención para no “engancharnos” al
problema, ya que una vez “visto” éste,
donde realmente tenemos que poner nuestra visión es en las soluciones certeras.
No miremos tanto al veneno como al antídoto. Y, si al principio éste no se ve,
tal ausencia no quiere decir nada. Por el mero hecho de “observar” el problema,
los remedios y soluciones aparecerán progresivamente en la consciencia.
Aquello en lo que uno enfoca su atención tiende a crecer, se trate de
solución o se trate de problema.
Cuando se quiere
ayudar a una persona cuya mente se siente amenazada por problemas venideros, lo
mejor que puede hacerse es ayudar a dicha mente a que se torne clara y
confiada. De esta forma, estará más capacitada para enfrentar las pruebas que
se avecinen con ecuanimidad y eficacia.
Entonces, ¿Qué mejor
apuesta que fomentar los recursos del ahora? Sin duda, el sentimiento de
confianza es la mejor opción de nuestra mente y es el gran rasgo de la
inteligencia del alma. La confianza es complicidad y comunión con una sintonía
más amplia. La confianza es sintonía con ese Poder tan grande que mueve los
átomos y las galaxias. Vivir en la confianza es sentir que, llegado el momento
de las encrucijadas, uno sabrá hallar las claves y decidirá lo que entonces
haga más falta.
La confianza es saber
que el tiempo va a favor y que, cada día, nuestra mente es más competente y
sabia. Y de la misma forma que el Universo se expande a velocidades infinitas,
nosotros también nos abrimos a lo que, en realidad, somos: Observadores del
gran regalo de la consciencia.
RECORDEMOS QUE AL FINAL, TODO SE
ARREGLA, Y QUE, EN REALIDAD, NUNCA PASA NADA. ADEMÁS, SI UNO REFLEXIONA,
TERMINA POR RECONOCER QUE EL DOLOR Y LAS PÉRDIDAS PASADAS ABRIERON NUEVOS
CAMINOS INTERNOS POR LAS QUE SE EXPANDIÓ LA CONSCIENCIA.
EL DOLOR QUE TUVIMOS QUE
SOPORTAR, ACOMPAÑADO DE PÉRDIDAS, VACIÓ NUESTRO EGOISMO Y “ELIMINO” ILUSIONES
QUE NOS ESCLAVIZABAN. MÁS TARDE, CUANDO LAS BURBUJAS SE DESVANECEN, SENTIMOS
MAYOR LIGEREZA Y VIBRAMOS EN LA SINTONÍA DEL ALMA.
Esteban Perez
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