La Inteligencia del Sistema Inmune
En el cuerpo humano
existen receptores inteligentes, no sólo en las células cerebrales, sino en las
células de todas las partes del cuerpo.
La Dra Bert hizo el
descubrimiento que luego confirmaron otros científicos. Al observar las células
del sistema inmunológico, por ejemplo las que nos protegen contra las
infecciones, el cáncer etc., encontraron receptores de los mismos tipos que en
el cerebro.
Llegando a la
conclusión de que, las células inmunológicas que nos protegen de las
enfermedades, están literalmente vigilando:
Cada pensamiento
que tenemos.
Cada emoción.
Cada concepto que
emitimos.
Cada deseo que
tenemos.
Esto hace que
podamos decir que las células inmunológicas son “pensantes”, que piensan, que
sienten, se emocionan, desean, se alegran, se entristecen, etc.,
Cuando la persona
se deprime, las células inmunológicas se declaran en “huelga” dejando pasar los
virus que se instalan en nuestro cuerpo.
INTELIGENCIA DEL SISTEMA DIGESTIVO.
Hace años parecía
absurdo hablar de “inteligencia en los intestinos”.
Se sabía que el
revestimiento del tracto digestivo posee miles de terminaciones nerviosas, pero
se les consideraba simples extensiones del sistema nervioso, un medio para
extraer sustancias nutritivas del alimento.
Hoy sabemos que,
estas células nerviosas que se extienden por el tracto digestivo forman un fino
sistema que reacciona a sucesos externos:
Un comentario
perturbador en el trabajo.
Un peligro
inminente.
La muerte de un
familiar.
Las reacciones del
estómago son tan fiables como los pensamientos del cerebro, e igualmente
complicadas.
LA INTELIGENCIA DEL HIGADO.
Las células del
colon, del hígado y del estómago también piensan, sólo que NO con el lenguaje
verbal del cerebro.
Lo que llamamos
“reacción visceral” es apenas un indicio de la compleja inteligencia de estos
miles de millones de células.
Es una revolución
médica radical, los científicos han accedido a una dimensión oculta que nadie
sospechaba:
Las células nos han
superado en inteligencia durante millones de años.
LA INTELIGENCIA DEL CORAZÓN.
La conciencia
emerge del cerebro y del cuerpo actuando juntos, el corazón juega un papel muy
importante en este proceso. Es mucho más que una simple bomba, y es reconocido
actualmente como un sistema altamente complejo, con su propio y funcional
“cerebro”.
Es decir, el corazón tiene un “cerebro” con
inteligencia propia.
El sistema nervioso
dentro del corazón (cerebro del corazón) lo habilita para aprender, recordar y
realizar funciones independientemente de la corteza cerebral. Aparte de la
extensa red de comunicaciones nerviosas que conectan al corazón con el cerebro
y con el resto del cuerpo, el corazón transmite información al cerebro y al
cuerpo interactuando a través de un campo eléctrico. Comparado con el producido
por el cerebro, el componente eléctrico del corazón es como 60 veces más grande
en amplitud, y penetra a cada célula del cuerpo. El componente magnético es
aproximadamente 5000 veces más fuerte que el campo magnético del cerebro y
puede ser detectado a varios pies de distancia del cuerpo con magnetómetros
sensibles.
Las investigaciones
del Instituto HeartMath sugieren que “Respirar con Actitud” es una herramienta
que ayuda a sincronizar el corazón, la mente y el cuerpo para darle una
coherencia psicofisiológica más poderosa.
Al usar esta
técnica regularmente –unas 5 veces al día- se desarrolla la habilidad de
realizar un cambio de actitud, uno se enfoca en su corazón y en el plexo solar
mientras respira con actitud positiva. Automáticamente, el corazón armonizará la energía entre el corazón, mente
y cuerpo, incrementando la conciencia y la claridad.
La técnica de Respirar con Actitud
1.
Primer paso
Inhalar - enfocando la atención en el corazón.
Exhalar - enfocando la atención en el plexo solar. (Unos 10 cm hacia abajo del corazón, justo debajo del esternón, donde se unen los lados derecho e izquierdo de la caja torácica).
Practica inhalar a través del corazón y exhalar a través de la caja torácica durante 30 segundos o más para ayudar a anclar tu atención y tu energía en ese lugar.
2.
Segundo paso
Una vez que tu atención está centrada en la caja torácica, después de por lo menos 30 segundos, escoge alguna actitud o pensamiento positivo para inhalar o exhalar durante los siguientes 30 segundos o más.
Por ejemplo, puedes inhalar una actitud de aprecio y exhalar una de atención
3.
Tercer paso
Selecciona actitudes para respirar que te ayuden a compensar las emociones negativas y de desequilibrio de las situaciones por las que estás atravesando.
Respira profundamente con la intención de dirigirte hacia el sentimiento verdadero de esa actitud positiva.
Por ejemplo, puedes inhalar una actitud de misericordia y exhalar una actitud de equilibrio, o puedes inhalar una actitud de amor y exhalar una actitud de compasión.
Practica diferentes combinaciones de actitudes que tú quieras desarrollar. Puedes decir en voz alta Respiro Sinceridad, Respiro Fortaleza, Respiro Tranquilidad, Respiro Gratitud o cualquier otra actitud o sentimiento que tú desees o necesites.
Aún si al principio no sientes un cambio en tu actitud, ten paciencia.
Haciendo
un esfuerzo genuino para cambiar, te ayudará a alcanzar al menos a un
estado neutral, en el cual tendrás más objetividad y ahorrarás mucha energía.
Y RECUERDA……
RESPIRA,
AMA Y SE FELIZ.
(Lo
demás es secundario)
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