El dependiente emocional necesita estar con su pareja, y para estar siempre con él hace lo que sea, someterse, rebajarse, sufrir humillaciones, lo que sea con tal de gozar de su presencia. Su intención es compensar las carencias afectivas que sufre por su parte creyendo que así solucionara el problema.
Pero su actitud es más de aferramiento e idealización que de cariño; es decir, lo que quiere es demostrar ante los demás que es dueña de ese cariño, una forma de alimentar su autoestima. Lo que ocurre es que esa intención se malogra, ya que la persona pierde debido a la idealización y sobrevaloración que ha hecho de la relación.
Los dependientes emocionales son personas con una afectividad extrema que al final resulta patológica. Obviamente, el principal foco de su dependencia es su pareja, como se manifiesta por la necesidad tremenda que tiene de ella, vinculándose en grados menores con otras personas.
Depender de la persona que se ama es una manera de enterrarse en vida, es un acto de automutilación psicológica donde el amor propio, el autorespeto y la esencia de uno mismo son ofrendados y regalados irracionalmente. Cuando el apego está presente, entregarse, más que un acto de cariño, es una forma de capitulación, una rendición guiada por el miedo con el fin de preservar lo “bueno” que ofrece la relación.
Bajo el disfraz del amor romántico, la persona apegada comienza a sufrir una despersonalización lenta e implacable hasta convertirse en un anexo de la persona “amada”, un simple apéndice.
Características de cómo se relaciona una persona dependiente:
La relación con la otra persona se basa en necesidad excesiva de aprobación: Vive preocupada por caer bien, incluso a personas que ve por primera vez o desconocidos.
Expresa de distinta manera sus demandas de atención y afecto: haciendo regalos o favores que no le piden, preocupándose y estando pendientes de los demás, etc.
Anhela relaciones exclusivas y parasitarias: Siente necesidad continua de disponer de su pareja, amigos, hijos, etc. Vive pendientes de ellas, llamándolas constantemente, queriendo conocer lo que hacen. Agobia a su pareja con excesivas demandas de atención, de consideración.
Ocupa una posición subordinada en la relación: Por la pobre autoestima, elige parejas narcisistas o explotadoras. La relación conduce a una continua y progresiva degradación; soporta desprecios, maltrato físico o emocional y humillaciones. No recibe verdadero afecto. Sus propios gustos e intereses son relegados a un segundo plano.
Son relaciones que no llenan el propio vacío emocional, solo lo atenúan y lo agravan, porque el problema no está resuelto y para hacerlo se debe entrar en contacto y conocimiento con los propios sentimientos más ocultos, buscado la raíz del conflicto que hace a la persona una marioneta en manos del ser que considera su “salvador”. En realidad todo es una ilusión ya que no se conoce lo que se demandad, porque nunca se ha tenido.
La persona dependiente posee una autoestima muy pobre y un auto-concepto negativo: no se ama a sí misma porque no se ha sentido adecuadamente amada por personas significativas, sin dejar por esto de estar vinculada a ellas, lo que la ha llevado a un desamparo emocional que necesita compensar.
Si los trastornos emocionales no se tratan se hacen mayores y pueden producir depresión y ansiedad, más aguda cuando cualquier relación entra en crisis.
"NO DEPENDAS DE NADIE EN ESTE MUNDO,
PORQUE HASTA TU SOMBRA TE ABANDONA,
CUANDO ESTAS EN LA OSCURIDAD"
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